lunes, 4 de enero de 2016

Otra vez un temporal causó miedo y destrozos en Sierras Chicas


Hubo evacuados y un desaparecido. El agua produjo serios daños en Villa Allende, Mendiolaza, Unquillo y Río Ceballos.

por Guillermo Lehmann

Una vez más, los vecinos de Sierras Chicas sufrieron las consecuencias de un temporal que amenazó con arrasar todo a su paso. Se prevé mal tiempo para hoy y mañana.

Cayeron 150 milímetros desde la medianoche del domingo y hasta media mañana, en todo el corredor que comienza en Saldán y termina en La Granja. El resultado fue numerosos daños materiales, decenas de evacuados y un joven de­saparecido en Unquillo.

La lluvia puso a prueba algunas de las obras que se realizaron para remediar y atenuar los efectos del aluvión del 15 de febrero de 2015, que causó daños por más de 500 millones de pesos en la zona y costó la vida de nueve personas.

Los vecinos que resultaron damnificados entonces fueron los más afectados. Apenas comenzaron a notar que la lluvia se intensificaba, huyeron de sus hogares por miedo a sufrir las mismas o peores consecuencias que el año pasado.

“Estuvimos preocupados todo el año porque los trabajos 
en el río no dieron resultado, es toda arena amontonada al costado del arroyo que se escurre y el agua corre más rápido. Esa noche me agarró una desesperación, agarre mis perras y ayudé a salir a una vecina que tiene problemas de columna, no es justo vivir así”, comentó Marta Estanciero, vecina de barrio San José, en Río Ceballos.

Como todos los residentes del sector, la mujer cuenta que ya no tiene muebles de madera y abusa del uso de estantes para que sus pertenencias no queden a merced de la suba del agua en esos días de tormentas.


Postal repetida
Aunque algunos intendentes consideraron que el programa de limpieza, ensanche y profundización de los arroyos alcanzó a funcionar, 150 mi­límetros de lluvia pro­vocaron la desaparición de vados y pasarelas.

Se erosionaron y rom­­pieron calzadas de las rutas, hubo desbordes en avenidas de Villa Allende, Saldán y Un­qui­llo, inundaciones en viviendas, y destrozos en vías de comunicación estratégicas de cada localidad. También incomunicó pueblos vecinos por rotura de puentes.

Los habitantes denunciaron que los sistemas de alarmas y alertas tampoco funcionaron correctamente. Dicen que no llegaron a escucharlos y algunos barrios quedaron desguarnecidos sin de asistencia.

Arreglos precarios
En un recorrido que efectuó este diario se pudo advertir la escasa preparación en las viviendas afectadas en febrero, y la precariedad de muchos arreglos de la infraestructura urbana que no resistieron el embate de la tormenta.

Vados improvisados que ­permitían el acceso a viviendas aledañas a los arroyos, barandas de pasos peatonales, rellenos de calles y obras de consolidación de las costaneras no aguantaron la correntada.

En una casa de barrio El Perchel, en Mendiolaza, un grupo de hombres cargaba en una camioneta puertas de chapa, ventanas con celosía, bolsas de cal, cemento y membranas plásticas para acopiarlos en otro lugar lejano a esa vivienda.

La explicación pasaba porque en la mayoría de las viviendas damnificadas el 15 de febrero, la ayuda para la reconstrucción parcial con ayudas dinerarias del Gobierno provincial terminó de materializarse hace pocos días. Con esa ayuda, muchas familias compraron y acopiaron elementos de construcción para poder reparar o reconstruir esas viviendas. Pero ayer, muchos de esos materiales quedaron inutilizados.

Isla Verde
En esa localidad del sudeste cordobés cayeron 200 milímetros y anoche había 18 viviendas afectadas por los anegamientos.

Desaparecido

Unquillo. Ayer por la tarde, una mujer denunció la desa­parición de su hijo desde la madrugada del domingo. Según los testimonios, habría sido arrastrado por la crecida del arroyo que pasa por esa localidad.

Cadáver. Al mismo tiempo, se encontró en la zona del vado del Estadio Mario Kempes un cadáver flotando en las aguas del río Suquía. Se trata del cuerpo de un joven de entre 15 y 20 años. Anoche se investigaba si la identidad de la ­persona desaparecida en Unquillo corresponde con la del cuerpo encontrado en el Suquía.

Opiniones
Olga Gómez, vecina de barrio El Perchel, Mendiolaza. “Después del 15 de febrero nos quisieron hacer creer que con los trabajos en el río íbamos a ­estar más seguros, pero ahora el agua viene con más fuerza y parece que se va a llevar todo. Si un día se arma una tormenta mientras estamos durmiendo nos van a enterrar vivos, no va a quedar ninguno, ¿eso quieren los gobernantes?”, sostuvo la mujer. Ayer, debió trasladar muchas de sus pertenencias para que no sean afectadas por el agua que entró a su vivienda.

Flavio Castaldi, vecino de Villa Allende. “Es una verdadera vergüenza que ­después de tantas inundaciones, promesas, anuncios y puestas en escena, los vecinos de esta zona tengamos que, ante cada lluvia, salir a sacar el agua y el barro de nuestras casas y vivir angustiados por lo que nos pueda pasar. No se puede creer”, sintetizó Castaldi, en diálogo con este diario. Ayer, su casa volvió a ser afectada por el barro debido a que nunca se terminó de derribar el anfiteatro y construir una laguna de retardo para evitar las inundaciones en el área central.

Yolanda Avendaño, vecina de El Perchel, Mendiolaza. “Nos inundamos el 15 de febrero, y nos volvió a entrar agua, queremos que nos den otro lugar adonde poder vivir tranquilos. Hace 25 años que vivo acá y todos los años es lo mismo, en esta última inundación no tuvimos ninguna ayuda, corrimos hacia la ruta para refugiarnos, pero la situación era igual o peor. Ya no podemos más, queremos que nos saquen de este lugar, nadie nos vino a rescatar. Vienen con una heladera, una cocina, algunos muebles, un cheque, y parece que todo está bien, pero llueve y tenemos que huir”.

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La debilidad del territorio

La lluvia mojó ayer casi todo el territorio provincial, pero fue en Sierras Chicas donde se descargó con mayor fuerza. Justo en la zona más sensibilizada por el trágico temporal del verano anterior.

por Fernando Colautti

La lluvia mojó ayer casi todo el territorio provincial, pero fue en Sierras Chicas donde se descargó con mayor fuerza. Justo en la zona más sensibilizada por el trágico temporal del verano anterior.

No fueron 270 milímetros a baldazos en apenas ocho horas, como hace casi un año. Ayer cayeron entre 50 y 160, que provocaron muchos menos daños, pero suficientes para alarmar a una población preocupada desde entonces ante cada lluvia. Suficientes, además, para demostrar la vulnerabilidad del territorio ante tormentas no ya severas sino incluso de mediana intensidad.

Queda claro que no hay ciudad o pueblo que no sufra consecuencias ante lluvias de más de 100 milímetros. Los cordobeses de Capital no quieren ni imaginar esa escena en sus calles, que ya sufren cuando los pluviómetros acusan 30 milímetros.

Sin embargo, nadie puede argumentar que no hubo avisos para prepararse más y mejor. Hace años que se advierte que el cambio climático que supimos conseguir había empezado a generar eventos más extremos. Y lleva un año el pronóstico de que este verano sumaría el fenómeno de El Niño, con lluvias más intensas en esta parte del continente.
Fuentes:
Guillermo Lehmann, Otra vez un temporal causó miedo y destrozos en Sierras Chicas, 04/01/16, La Voz del Interior. Consultado 04/01/16.
Fernando Colautti, La debilidad del territorio, 04/01/16, La Voz del Interior. Consultado 04/01/16.

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