Desde hace veinte años Noemí Cruz trabaja junto a Greenpeace para proteger los bosques del Noroeste Argentino. Luego de que el gobernador Juan Manuel Urtubey anulara los decretos que le permitían violar la Ley de Bosques en Salta, Noemí escribió estas líneas que resumen la importancia de este logro, y el impacto real que tiene sobre quienes viven en y del monte.
por Noemí Cruz
Con la derogación de los decretos que permitían quitar el status de conservación a los bosques en Salta, muchas hectáreas y sus habitantes, les han sido quitadas a la muerte. Y asi, dejadas del lado de la vida.
Imaginen por un momento lo que sería si toda su vida dependiera de una decisión política lejana, de la firma de las autoridades en unos papeles… Según el papel que se firme, se salvan o se quedan sin nada. Pero, quedarse sin nada es NADA. Lo mismo que morir, pero con extremo sufrimiento. Sin monte, y por la codicia del hombre, se muere de hambre, de sed… Pero también se muere ante lo injusto y se muere al ser invisible para los demás.
Imaginen si les hubiera tocado ser considerados humanos de segunda categoría, sin derechos, por el simple y determinado accidente geográfico donde les tocó nacer. Inaceptable, pero así estábamos: o continuaban las autorizaciones a desmontar y desalojar o se ponía un límite a la destrucción.
Entonces, lo que quiero decir es que, sabiendo todo lo malo que es un desmonte, debemos valorar enormemente el haber contribuido a salvar una parte condenada a pasar por lo mismo impunemente.
Es un paso grande. Es un puñado de gente del campo, que hoy va a tomar su mate en paz, que va a dormir sin sobresaltos, que no pasará por la locura de tener que ir a interponerse ante una topadora.
Lamentablemnete en algunos de esos casos hubo hermanos que sucumbieron, cuando la tensión era irresistible, como la señora campesina en Santiago del Estero, como la señora wichi que se dejó morir en Tartagal… A esos espíritus sencillos debemos ofrendar nuestra perseverancia y nuestros logros.
La tierra del desmonte está tapizada de héroes anónimos, como el cacique wichi Chaile, cuyos huesos están perdidos bajo la soja y el glifosato de Cuchuy, pero cuyo espíritu está en la luz eterna de los que luchan por lo justo.
Ya los terratenientes se irán a patear a otra parte. No tendrán a un pobre campesino indefenso, al wichi que se para dignamente en frente de su casa-monte, ni un grupo de voluntarios acampando. Ahora la Ley de Bosques está más completa.
Los últimos tatús y osos hormigueros del Chaco que andan con crías, caminarán hoy en el sotobosque, sin saber que están salvados. O tal vez sí lo sepan, porque la vida es una y porque de chica me enseñaron que los árboles viejos transmiten todo lo que sucede a los demás seres. Por eso, sin árboles, el mundo, está condenado a desaparecer.
Los actos de cada persona, tienen consecuencias que se prolongan durante mucho tiempo. ¿Cómo afectará esto a las generaciones descendientes? Sin duda, esto es muy bueno para todos, aún para los desmontadores, que también respiran.
Si bien sé que debemos permanecer en vigilancia continua, quisiera en este momento estar en medio del chaco seco, bajarme alli, aspirar el calor lleno de abejas, oir el sonido de pájaros conocidos, mirarme en los ojos puros de un precioso najuaj (niño en wichi), compartir el agua con quien se me acerque y contarle que estamos a salvo, al menos hoy.
Gracias a todo lo que muchísima gente ayudó, gracias a la repetición continua de nuestro deseo, muchas hectáreas de bosques y sus habitantes les han sido quitadas a la muerte. Y asi, dejadas del lado de la Vida. También, al fin salió la ley de la Reserva Nacional Pizarro.
Gracias, y que el monte siga en pie.
Noemí Cruz, Campaña de Bosques de Greenpeace Argentina
Fuente:
Noemí Cruz, Del lado de la vida: Una reflexión sobre la importancia de que se vuelva a cumplir la Ley de Bosques en Salta, 22/12/14, Greenpeace Blog.
No hay comentarios:
Publicar un comentario