miércoles, 20 de agosto de 2014

Desde el Ártico ruso, un activista de Greenpeace te cuenta por qué hay un rayo de esperanza para salvarlo de la destrucción petrolera

La devastación por los derrames de petróleo en el Ártico ruso ya es un hecho. Cada 18 meses, llega al océano Ártico la misma cantidad de petróleo que British Petroleum derramó en 2010 en el Golfo de Mexico. Pero si bien bajo el gobierno de Putin las compañías petroleras tienen un poder sin precedentes, las autoridades locales y las organizaciones civiles están cambiando de a poco la historia. Desde Komi, al norte de Rusia, Jon Burgwald de la oficina nórdica de Greenpeace, te explica por qué hay un rayo de esperanza:

Pasaron dos años desde la última vez que visitamos Komi, una región en el norte de Rusia. A lo largo de mis años en Greenpeace, muy pocos lugares han dejado una impresión tan duradera en mí. Tengo claro que hay otros lugares en nuestro frágil planeta sufriendo tanto como Komi. Incluso dentro de Rusia hay sitios que están luchando del mismo modo.

Pero eso no cambia el hecho de que confrontar toda esta imprudencia en esta hermosa región y los esfuerzos de las personas que viven aquí, me hizo sentir, no sólo enojado y desesperado, sino también culpable. La cantidad de derrames es tan omnipresente que casi parece que las petroleras están más interesadas en la destrucción de la zona que en obtener una ganancia.

Como ni las compañías petroleras ni el gobierno logran localizar, informar y actuar sobre los derrames que ocurren casi a diario, Greenpeace junto con grupos locales como el Comité Salvemos a Pechora son los únicos que tratan de documentar este desastre en curso. A pesar de que es imposible obtener una visión precisa de la magnitud, las mejores estimaciones son preocupantes.

Cada 18 meses, a través de los ríos rusos, entra en el océano Ártico la misma cantidad de petróleo que British Petroleum derramó en el Golfo de México en 2010. En su camino causa estragos en los ríos y el suelo con consecuencias nefastas para los peces, los animales y los seres humanos. Y esto es sólo lo que llega al océano Ártico.

Intenté prepararme internamente antes de enfrentarme a los derrames. A pesar de que había estado en otros, y aunque todos hemos sido testigos de desastres como la explosión de Deepwater Horizon en la televisión, no creo que nunca pueda estar realmente listo para la cruel realidad de un derrame . Uno recuerda las sensaciones, y cómo se veía todo, pero sentir el hedor insoportable y todos los pequeños detalles -árboles en ruinas, petróleo sobre ramas y hojas, animales empetrolados muertos…- cobran vida de nuevo y erosionan lentamente la pared que uno intentó construir para protegerse.

Mis colegas rusos y los pueblos indígenas locales llevan dos tercios de su vida luchando por sus tierras. Pero la devastación y destrucción no han hecho más que seguir extendiéndose por grandes partes del norte de Rusia.

Y sin embargo algo está cambiando.

En el último par de años, a pesar de que las compañías petroleras consiguieron una libertad sin precedentes bajo el poder de Putin, la administración local comenzó a tomar medidas. Después de que Greenpeace y el Comité Pechora documentáramos cientos de derrames y dos compañías petroleras rusas fueron sancionadas con multas de más de 20 millones de dólares cada una (aunque una fue revocada más tarde). Tras las protestas locales repartidas por toda la región, el gobierno organizó un comité local para inspeccionar los derrames aceptó participar en una discusión de mesa redonda con Greenpeace y otras organizaciones la próxima semana.

Esto es, por supuesto, sólo una curita en una herida abierta que en ningún punto es suficiente para resolver la catástrofe en curso. La patrulla antiderrame de petróleo, que es parte de un proyecto más grande de Greenpeace confirmó más de 50 derrames, que no se habían registrado aún.

Necesitamos algo más que un manejo poco sistemático de la situación. Tenemos que garantizar la debida protección de la naturaleza y detener a las compañías petroleras. Esto es en gran parte por el bien de la gente que vive en esta distopía. Es también porque, si con esto no nos ponemos de pie y decimos “basta”, entonces, ¿con qué lo haremos? Firmá ahora la petición para declarar el Ártico Santuario de la Humanidad. Hacé click aquí.

Tenemos que seguir adelante. No debemos sentamos de brazos cruzados mientras este crimen contra la naturaleza y la humanidad lleva a cabo. No es una batalla fácil, pero eso no debe ser una excusa. Siempre que haya un rayo de esperanza debemos continuar. Y si estamos juntos estoy seguro de que vamos a prevalecer.


Los 30 activistas de Greenpeace que fueron presos en Rusia llevarán el caso ante la Corte Europea
Camila y Hernán llegaron a Argentina
Fuente:
Desde el Ártico ruso, un activista de Greenpeace te cuenta por qué hay un rayo de esperanza para salvarlo de la destrucción petrolera, 20/08/14, Greenpeace Blog.

No hay comentarios:

Publicar un comentario