domingo, 6 de abril de 2014

La inundación del ‘44 y el león Carlón


En la tercera hora del día jueves 13 de enero de 1944 comenzó una abundante lluvia que, al inicio de la tarde, sumaba 120 milímetros en Villa María. Si bien las lluvias en esa época del año beneficiaban los sembradíos también generaban muchos problemas, dado que impedían el transporte de los productos del agro ya que el estado de los caminos rurales era lamentable.

por Jesús Chirino

Cintra, Alto Alegre y San Antonio
Las lluvias habían afectado toda la región. En la prensa local se escribió: “Se nos ha informado que la lluvia ha sido igualmente copiosa en una vasta zona. Los caminos de acceso a Villa María han quedado en estado intransitable debido a las extensas lagunas que los han invadido en largos trechos”. Así lo demostraban las cifras que marcaron los pluviómetros; en Alto Alegre se llegó a los 230 milímetros. En tanto que las primeras marcas que llegaron de Cintra informaron 180 milímetros de lluvia. En el diario local “Heraldo”, la crónica dijo: “…La situación creada por la extraordinaria precipitación pluvial en varios pueblos de la zona es de extrema gravedad”.

Mosquera Ferrando, jefe político del Departamento Unión, informó que en Cintra, Alto Alegre, Chilibroste y San Antonio se vivían “…momentos de inquietud y de peligro a raíz de la enorme cantidad de agua caída…”. Dado que la lluvia continuó en Cintra, en el lapso de pocas horas, el pluviómetro marcó 300 milímetros. Las calles del pueblo se transformaron en torrentosos ríos, las aguas alcanzaron una altura de setenta centímetros. Existía el peligro concreto de que el terraplén, que contenía las aguas, llegara a ser vencido por el gran caudal de los canales de la zona. De pasar eso la inundación se agravaría de manera terrible.

Las autoridades tomaron todas las medidas posibles. Igual no fueron pocos los habitantes de Cintra que debieron abandonar sus casas para alojarse en los edificios públicos habilitados para recibir todos los evacuados.

Tren con ayuda
Al despacho del ministro de Gobierno de la provincia llegó el pedido de ayuda emitido por el mencionado jefe político. Como respuesta, desde Villa María, partió un tren de socorros para las castigadas poblaciones. Pero había parte del tendido ferroviario bajo las aguas, con los terraplenes socavados, por lo que fue imposible que el tren llegara a destino.

Pero las necesidades de los pobladores de las localidades inundadas continuaban demandando soluciones. Por ello se dispuso que otro tren partiera desde la localidad de Las Rosas e intentara llegar con la ayuda necesaria. Entre los elementos que llevó ese tren se destacaron los vagones vacíos que sirvieron como vivienda a quienes habían debido abandonar sus casas inundadas.

Si bien en Cintra algunas casas fueron derrumbadas por la acción del agua, no hubo que lamentar la pérdida de vidas humanas. En los campos inundados de esa zona, incluyendo Alto Alegre y San Antonio, se perdieron los cultivos.

Hay que recordar que cuando todo esto sucedía, el sábado 15 de enero, el país había sido sacudido por el terremoto de San Juan. En Villa María y zona se organizó un importante movimiento solidario. Siguiendo con las inundaciones en la zona: el martes 18 de enero la prensa señalaba que el río crecido había llegado hasta las instalaciones del zoológico y el piso de la jaula del león Carlón estaba inundado. Un artículo del día 19 decía: “…Desde el domingo por la noche las aguas del Río Tercero iniciaron un movimiento ascensional que ayer había adquirido proporciones alarmantes, invadiendo totalmente las instalaciones del Parque Infantil y amenazando con desbordar a las calles adyacentes. La novedad atrajo a millares de personas que desde hace años no habían asistido a espectáculo semejante y que ayer se congregaron en las riberas del río para contemplar el avance arrollador de las aguas rugientes… El primer problema que planteó a las autoridades municipales la extraordinaria crecida del río, fue el destino que debían correr los pensionistas del zoológico que, como se sabe, está situado en el mismo Parque Infantil inundado”.

Guardia policial para el león
Mientras una cuadrilla de empleados municipales colocaba bolsas de arenas para contener las aguas del río que amenazaban desbordar cerca del puente Andino. Un problema especial fue el traslado del león, dado que ya no podía seguir en su jaula inundada. La crónica señaló: “Costó no poco trabajo conducir al popular ‘Carlón’ hasta una improvisada jaula construida con chapas de cinc, hierros y alambres, la que se instaló en la calle, junto a la puerta de acceso al Parque Infantil”.

El encierro era poco seguro y provocó inquietud en el numeroso público que había acudido a presenciar el salvataje de los animales del zoológico. Si bien el león se portó mansamente en la improvisada jaula, de modo preventivo, las autoridades dispusieron que durante la noche fuera vigilado por una guardia policial armada.

En medio de la inquietud despertada por tener al rey de la selva en un encierro improvisado, el Heraldo informó que Carlón había sido donado al zoológico de la ciudad de Córdoba. Al día siguiente de publicar esa noticia el medio de prensa se vio obligado a desmentirla y aclarar que el león solo sería trasladado a dicha ciudad hasta que el zoológico local estuviera en condiciones. El 20 de enero las aguas iniciaron su baja y el miércoles 3 de febrero el rey de la selva regresaba a su morada villamariense.
Fuente:
Jesús Chirino, La inundación del ‘44 y el león Carlón, 27/07/08, El Diario del Centro del País.

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