miércoles, 18 de diciembre de 2013

Crónica de una marcha bajo la lluvia


por Mae Londoño Rubio

Buenos Aires se alza contra Monsanto
El pasado lunes dos de diciembre el Palacio del Congreso de la Nación Argentina, ubicado en el centro de la capital porteña, lucía más agitado que nunca. La imponente arquitectura recibía uno a uno a las mujeres, hombres y niños que, a pie o en bicicleta, se acercaban para cumplir a la convocatoria hecha por un grupo de personas que Acampan allí desde el pasado 21 de octubre, en defensa de la salud y el cuidado los recursos naturales.

Desde entonces ellos pasan los días y las noches en la calle decididos a alertar sobre la posible aprobación de la nueva ley de semillas que aspira a impedir su libre circulación e imponer la siembra de material vegetal transgénico patentado. Su protesta también es en solidaridad con la Asamblea Malvinas Lucha por la Vida y las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo, que desde hace más de tres meses acampan frente al predio donde Monsanto pretende construir la planta de tratamiento de semillas transgénicas más grande de Latinoamérica.

La segunda represión que la semana pasada sufrió el Acampe de Malvinas Argentinas, sus 20 heridos y la inyección de amor y alegría que la visita del cantante Manu Chao les dio a estos defensores de la vida, fueron algunos de los asuntos que encendieron el ambiente de protesta en la imponente arquitectura italiana de la Plaza del Congreso, que en esa ocasión se vestía de música y resistencia socioambiental y cultural.

Conforme iban asomándose las pesadas nubes negras, las cerca de 300 personas provenientes de diferentes puntos de Argentina y Latinoamérica emprendieron la marcha hacia las sedes de dos de los organismos gubernamentales que avalan y promueven el modelo extractivo agroindustrial transgénico: el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria –SENASA- y el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

Por la calle Callao la marcha ya era una fiesta: tambores, aplausos y arengas avivaban el camino mientras el agua comenzaba a caer y los fuertes vientos sacudían a los caminantes que atónitos observaban como la  Madre Tierra, sus truenos y su torrencial lluvia reafirmaban el inconformismo de los que exigían su legítimo derecho a un ambiente sano y la implementación de políticas que garanticen la soberanía alimentaria, no sólo de Malvinas Argentinas sino de toda América Latina.

“Vecino, vecina, no sea indiferente. Monsanto contamina y envenena a nuestra gente” se escuchaba en el Obelisco mientras la lluvia refrescaba las pieles de los manifestante e hidrataba el corazón de la resistencia social emprendida contra la tiranía agroalimentaria transgénica.

Tras recorrer las empedradas calles del barrio San Telmo, en la Avenida Alejandro N. Alem, el Arco Iris y sus 7 colores recibía a los defensores de la autodeterminación agroalimentaria latinoamericana; su alegría y majestuosidad energizaba las voces de quienes frente al edificio del SENASA repudiaron el modelo agroindustrial, promovido por el gobierno y ejecutado por una minoría oligarca, que durante el 2012 sembró 23,9 millones de hectáreas de cultivos transgénicos y arrojó 300 millones de litros de agrotóxicos sobre pueblos, campos y escuelas rurales argentinas.

“Fuera Monsanto. Fuera Chevron. Fuera el Modelo de Saqueo y Represión” resonaba mientras la manifestación avanzaba hacia el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación; lugar donde autoridades ministeriales escucharon las advertencias y reclamos de los marchantes en voz de una comisión de delegados. Afuera, ciudadanos comunes, representantes de ONGs, Asambleas y Colectivos Sociales, Ambientales y Políticos reafirmaron su compromiso con la defensa y la visibilización del empobrecimiento y el envenenamiento que sufre la población rural latinoamericana, así como los dañinos efectos que tienen para la salud los alimentos transgénicos que se consumen en las grandes urbes.

Pasó el tiempo, los cantos y los aplausos
Entrada la noche, los delegados informaron que el resultado de la reunión estuvo acorde al desconocimiento gubernamental de las dimensiones del problema socioambiental que acarrea la agricultura transgénica. Se fijó el miércoles 15 de enero del 2014 como la fecha para la próxima reunión en la que un grupo de referentes y de funcionarios seguirán discutiendo acerca de la nocividad del modelo agroindustrial. Sin embargo fue otro el resultado de la marcha:

Iniciamos caminando un grupo de personas motivadas y finalizamos siendo un colectivo comprometido con la resistencia por la soberanía alimentaria latinoamericana, resistencia que desde nuestros corazones alimenta nuestras conciencias, como las semillas libres y autóctonas crecen desde el corazón de nuestra tierra para alimentar a nuestros hermanos.

Se visualiza parte de la movilización en el video de la banda musical Perro Verde: FUERA MONSANTO

Fuente:
Mae Londoño Rubio, Crónica de una marcha bajo la lluvia, 17/12/13, ECOS Córdoba. Consultado 18/12/13.

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