lunes, 28 de octubre de 2013

Sarmiento: el Motorman y el Estado

por Eduardo Soler

El anuncio dado esta semana por el Ministro de Transporte Florencio Randazzo de la estatización del Tren Sarmiento se da en un contexto donde el discurso oficial se inclinaba por la responsabilidad absoluta del motorman, junto con algunas voces que hablaban de conspiración política. Sin embargo, aunque en forma elíptica, el gobierno nacional reconoció su responsabilidad sobre el mal funcionamiento del sistema ferroviario. Al menos, se dio marcha atrás con el gerenciamiento otorgado hace un año a otras empresas privadas, para asumir el control público de la línea con cabecera en la estación Once. En la interpretación de las causas de la tragedia, pueden observarse visiones contrapuestas sobre el lugar de los trabajadores en los sistemas de transporte masivo.

11 + 11 = Estatización. Fue la llamada "Tragedia de Once", ocurrida el 22 febrero de 2012, el punto que marca el inicio de un cambio en la política ferroviaria de Argentina, que continúa con los aspectos centrales de la década menemista. En particular, el Grupo Cirigliano, dueño de TBA, había realizado negocios con el gobierno nacional, y mantenía la concesión a pesar de numerosos informes de deficiencias en el servicio.

Tres meses después, en mayo de 2012, se decidió el fin de la concesión de TBA, y su reemplazo por una nueva gerencia, la Unidad de Gestión Operativa Mitre Sarmiento (UGO-MS), conformada por Emepa-Ferrovías y Roggio-Metrovías. Luego del nuevo accidente en Once, se dio marcha atrás con esta medida. Este viernes el Boletín Oficial publicó la Resolución 1244, que oficializa la primera re-estatización de un servicio metropolitano de pasajeros.

“En el Sarmiento hay un problema político. Desde ahora el responsable es el Ministerio del Interior y Transporte. Si me va mal, me tendré que ir”. Con la Presidente Cristina Fernández con licencia médica, fue el propio Randanzzo quien asumió esta decisión que puede considerarse histórica. Se trata de una apuesta de importancia, en tanto que ahora la responsabilidad del Estado nacional es directa, aunque siempre existe un grado de responsabilidad por tratarse de un servicio público.

No por nada el funcionario expresó que el Sarmiento “es la línea que nos trajo más problemas y los más trágicos”. Con ello, por un lado reconoce que esta línea tiene las principales falencias, para el cual la principal estrategia es la estatización, pero que en la práctica no involucra impulsar una industria nacional, sino el "compre chino". Por otra parte, la situación problemática de los trenes nos indican que no se trató de una década ganada para la recuperación del sistema ferroviario.

La responsabilidad humana del motorman. El hilo se corta siempre por lo más delgado. Hace unos meses, Randazzo irrumpió en la agenda mediática a través de una fuerte campaña de comunicación donde se explicitaba el mal comportamiento de los motorman en servicio. A través de una selección oportuna de fragmentos de las grabaciones fílmicas, se exhibieron conductas sin dudas irresponsables de los trabajadores, como dormirse en horario de trabajo o manejar.

Sin dudas, este hecho ejerció un condicionamiento en los trabajadores, que tienen la responsabilidad directa por la seguridad del servicio. Los delegados de la línea Sarmiento hicieron públicas numerosas denuncias de que ocasionalmente la empresa concesionaria obligaba a manejar trenes con desperfectos técnicos. Pero no necesariamente ello, ya que los trenes que sobrepasaron su "vida útil" estimada, son sobre-exigidos generando una mayor proporción de riesgo en su utilización.

El último accidente en Once tomó un camino muy particular luego de que se diera a conocer el blog del motorman que protagonizó el choque. Difundido por los medios masivos de manera -más o menos- sensacionalista, en particular una interpretación tendenciosa explicó que se trataba de un "sueño" o un "deseo" a nivel consciente, que involucraba asesinar a pasajeros. Sin embargo, si leemos podemos encontrar otras pistas que hablan de problemas psicológicos:
"Mi sueño mas recurrente es que me hago recontrabolsa en un tren que lamentablemente voy manejando yo, y mas lamentable es que no esta muy lejos de ser realidad, ya que mi trabajo es precisamente manejar trenes!!... contra estaciones cabecera, como ocurrio hace un año en once; contra pesados camiones cargados de ladrillos, de inflamable combustible (...)
Otra caracteristica de estos sueños es que cuando acontecen cuando estoy a punto de despertar  en ese sopor intermedio los puedo re-orientar concientemente y seguir soñando, lo que no los hace menos horribles!!! (...) Bien... todavia siguen sin conocerme, pero por lo menos ya se deben estar preguntando como ando suelto...jaja!!! hasta la  proxima entrada, aunque prefiero que sea salida..".
La mención de "sueños recurrentes" que incluyen accidentarse al manejar el tren "como ocurrió hace un año en Once", sumado a su caracterización como algo "horrible" para lo cual busca una "salida", inclusive poniendo en duda -con el recurso del humor- su propia capacidad para estar "suelto". Todo ello señala un problema causado por el propio estrés laboral, como también se observó en otros videos exhibidos donde el conductor le habla en forma provocativa a la empresa que debe controlar su trabajo.

Psicología laboral. Una mirada similar dio también el vocero del gremio ferroviario La Fraternidad, Horacio Caminos, a Página/12:“Las conductas irregulares de los compañeros nuestros muchas veces tienen que ver con el mismo trabajo que hacemos. Nosotros hicimos un estudio para analizar qué le sucede a la gente que tiene estos eventos tan vinculados con la muerte en ocasión de trabajo, porque nuestros compañeros, cuando se jubilan, tienen 35- 40 suicidios en promedio a sus espaldas”.

En el mismo sentido, señaló que los videos dados a conocer y las pesadillas recurrentes  demuestran esa perturbación. Más aún, resulta importante el dato de que el propio motorman, Julio Benítez, relató esta situación al psicólogo de la ART (Aseguradora de Riesgos del Trabajo). “Pero cuando el compañero fue a la ART y lo contó le dieron tres días de descanso y después de vuelta a trabajar. Ahí hay una responsabilidad muy grande de la empresa, de la ART y del Estado”.

Todo ello no significa que el conductor no sea responsable de sus acciones, pero si ponen en contexto la actividad profesional, y el propio estrés que supone ser responsable de la vida de cientos de personas, con la conciencia de que no existen las condiciones laborales óptimas. Estructuralmente, esto se explica por años de desinversión, ocasionadas por el choque entre el interés privado de lucro y el interés público de garantizar un transporte seguro. Desde este punto de vista, el Estado es responsable.

Para ver el resto de la nota dirigirse a ComAmbiental

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