Ayer salieron a protestar 10.000 personas en contra de la
violencia y del acuerdo con Chevron.
por Francisco Jueguen
Neuquén. El ruido de los bombos, petardos y cánticos contra Chevron se fusionaban con los tambores mapuches escondidos tras las multicolores banderas de las variadas organizaciones de izquierda. Indignada, Sabrina sacó de su mochila siete balas de goma, unas azules y otras grises. Tres de ellas -relata la estudiante de profesorado de música, de 24 años- impactaron directamente en su cuerpo durante la represión de la policía provincial en la marcha de anteayer contra el acuerdo entre YPF y el gobierno neuquino.
Como ella, alrededor de 10.000 personas marcharon ayer en forma pacífica a la Casa de Gobierno provincial para reclamar contra el accionar de la infantería, que dejó 19 manifestantes y 9 policías heridos. Incluso, desde sectores de la izquierda se animaron a concluir que se trató de la "represión más brutal" desde el asesinato del docente Carlos Fuentealba, en abril de 2007.
Un día después del escándalo, el gobernador Jorge Sapag ensayó una férrea defensa de su fuerza policial. "Fue una marcha pacífica, pero se desprendieron unas cien personas y fueron directamente a atacar a la policía. Ellos actuaron con seriedad y profesionalismo. Se defendió la democracia", afirmó el gobernador, firme aliado del kirchnerismo.
"Acá hay un embate ambiental", denunció Sapag, y criticó la "violenta actitud" de los manifestantes. "Hubo bombas molotov, elementos de revoleo. Incluso un diputado provincial de la minoría tirando piedras a la Legislatura. Esto fue armado por dos partidos minoritarios: el MAS y el Partido Socialista de los Trabajadores", sentenció el gobernador.
Llamó la atención en la provincia el absoluto silencio que mantuvo el sindicalista del petróleo y flamante ganador de las internas de las PASO en el oficialismo, Guillermo Pereyra. A pesar de que el único diputado que le responde en la Legislatura votó contra el acuerdo, no hubo manifestaciones públicas del gremialista sobre los hechos de violencia.
"Yo no tiré ninguna piedra e igual nos cagaron a tiros", se escudó Sabrina. "Pero, además, vengo acá porque se van a llevar toda nuestra agua y en mi familia ya tengo enfermos de cáncer", completó sobre el temor que comparten muchos ciudadanos por el eventual impacto ambiental del fracking, el controvertido método para recuperar el shale oil y gas del yacimiento Vaca Muerta.
Al respecto, el bloque de diputados del Movimiento Popular Neuquino (MPN) anunció ayer que presentará un proyecto de ley para que los fondos coparticipables de las regalías de los hidrocarburos no se distribuyan entre los municipios que se declaren contra el fracking. La noticia fue leída como un intento de disciplinamiento político a través de la caja.
"Cuando el gobierno provincial no puede entablar un diálogo manda a la policía", describió Carlos, empleado judicial, de 63 años, e integrante de una comunidad mapuche al pie del volcán Lanín, que apenas podía sostenerse con un bastón. "Estamos por el agua", explicó Susana, una "NyC" o, como definió ella misma, "nacida y criada" en Neuquén.
La marcha organizada por la CTA -a la que se sumó un paro por 24 horas- comenzó a las 10:30. Los manifestantes, muchos jóvenes y niños, se encontraron en el monumento de San Martín y caminaron sin cortar las calles hasta Roca y La Rioja, donde se ubica la Casa de Gobierno. Allí se levantó un pequeño escenario en la caja de un viejo camión, desde el que varios líderes gremiales y políticos hablaron a sus bases.
"Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta es de Sapag", entonaron. "Borombombom, borombombom, el que no salta es de Chevron", surgió, después, entre los manifestantes.
"Quedó demostrado que el gobierno nacional y el provincial pueden dar incluso la vida de un compañero para aprobar el acuerdo entre YPF y Chevron", advirtió a La Nación Carlos Quintriqueo, secretario general de CTA Neuquén. El gremialista se refería al profesor de historia Rodrigo Barreiro, quien anteayer fue herido con una bala de plomo en el pecho.
"No sólo venimos a pelear por los recursos naturales y por el futuro, sino también por la soberanía", gritó el neuquino Julio Fuentes, secretario general de ATE Nacional. "La vida y la tierra valen más que los recursos, el agua vale más que el petróleo", entonó. "Fue un acto de provocación de los gobiernos provincial y nacional", afirmó el legislador Raúl Godoy, del Frente de Izquierda, a quien el oficialismo provincial acusó veladamente de lanzar piedras en la manifestación. "Ésta fue la misma infantería que mató a Fuentealba", definió.
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Francisco Jueguen, Cruce de acusaciones por la represión en la marcha de Neuquén, 30/08/13, La Nación. Consultado 30/08/13.
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