por Miguel Bonasso
El gobernador sanjuanino José Luis Gioja se convirtió ayer
(30 de enero) en una de las grandes figuras del surrealismo mundial cuando
“reveló” ante la prensa el resultado de una auditoría ambiental,
“interdisciplinaria e independiente”, según la cual Barrick Gold no afecta
glaciares ni áreas periglaciales en sus minas de Veladero y Pascua Lama.
El gobernador hizo el anuncio sin ruborizarse, flanqueado
por el ingeniero Eduardo Jorge Millón, Director de Hidráulica de la provincia y
ex empleado de la
Barrick Gold. Lo que se dice un hombre congruente. Sobre él
escribí en mi libro “El Mal. El Modelo K y la Barrick Gold. Amos y
servidores en el saqueo de la
Argentina ”: “En el año 2004, cuando José Luis Gioja se
estrenaba como gobernador, designó al ingeniero de apellido premonitorio como
Director del Departamento de Hidráulica. Entonces el Millón funcionario aprobó
el plan hidráulico diseñado por el Millón empleado de la Barrick en cuatro actas,
donde se fija el canon que debía pagar la Barrick en cinco años de explotación (de la mina
Veladero).
“Parece
increíble pero es cierto: 170.250 pesos por cinco años. Es decir 93 pesos por
día. Lo que paga una familia sanjuanina por mes. Sólo que la familia gasta 15
mil litros por mes y Veladero 288 millones. Ese es el tipo de alianza que el
‘modelo’ vigente establece como vínculo entre lo privado y lo público. El
Millón empleado de la Barrick
le certifica el plan hidráulico al Millón funcionario y el Millón funcionario
le regala el agua a la Barrick ,
que acaba pagando el 0,16 por ciento de lo que le cuesta el agua a los usuarios
domiciliarios”.
Ahora Millón
regresa triunfal con esta “auditoría multidisciplinaria e imparcial” con la que
se pretende reemplazar el inventario nacional de glaciares y áreas periglaciales
que establece la ley 26.639, impulsada por el autor de estas líneas. El
inventario sigue sin llevarse a cabo por la manifiesta desobediencia de la Presidenta de la Nación , Cristina Fernández
de Kirchner, que vetó la primera versión de la ley en 2008 y tuvo que aceptar a
regañadientes que el Congreso se la impusiera en 2010.
Tanto Gioja
como sus mandantes de la minera canadiense, apelaron a la justicia para frenar -con una medida cautelar- la aplicación en San Juan de la Ley de Protección a los
Glaciares y las Áreas Periglaciales. La Barrick se autoincriminó al alegar que la norma afectaba sus
intereses; una manera de reconocer que pensaba actuar sobre glaciares y áreas
periglaciares.
En julio del
año pasado la Corte
Suprema de Justicia derogó las medidas cautelares dictadas
por el juez federal de San Juan, Miguel Gálvez, y declaró la plena vigencia de la Ley de Glaciares. Con la
“auditoría”, Gioja hizo lo que es costumbre o vicio en él: simular que cumple
la ley para violarla.
El
gobernador, rico en medios, es tan indigente en palabras (o se siente tan
impune) que no vaciló en proclamarlo ante la prensa: “Estamos cumpliendo con
esta ley, que para nosotros es inconstitucional, pero que igual la estamos
cumpliendo. Vamos a seguir defendiendo nuestros derechos porque estamos
convencidos que el crecimiento de la provincia viene de la mano de estas
actividades”. Los “derechos” a los que alude no son los de los ciudadanos argentinos
sino los de la megaminería del cianuro, que también “viene por todo”: en
Vancouver, ante los empresarios megamineros del Canadá, el Secretario de
Minería Jorge Mayoral, aseguró que las inversiones en el sector rondarían los
20 mil millones de dólares. Sólo Barrick
tiene anunciado invertir 9.300 millones de pesos este año y asegura que ya
lleva desembolsados 3.700 millones de dólares en Pascua Lama, cuya primera
producción de mineral podría estar lista para la segunda mitad del año que
viene.
Tanto Barrick Gold, el mayor productor
de oro del mundo, como sus servidores en los gobiernos nacional y provincial,
temen que la ley de glaciares se interponga con las fabulosas ganancias que
proyectan. La empresa reveló que el oro puede volver a trepar a 2.000 dólares la
onza este año, lo que supone una renta extraordinaria considerando que el costo
de producción -según el informe oficial de un alto ejecutivo- no supera los 50
dólares por onza.
Antes de
“revelar” la auditoría surrealista, el gobernador Gioja estuvo de visita en
Veladero y Pascua Lama, acompañado -entre otros- por el capo de Techint Paolo Rocca. También recibió la visita y
el espaldarazo del ministro de Planificación Julio De Vido.
Pero el
informe del Millón, que varios medios del establishment (como el Dow Jones
Business News) se tomaron en serio, provocó el repudio generalizado de las
principales organizaciones defensoras del medio ambiente. Greenpeace lo
calificó de “vergonzoso”. La Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN)
recordó que un inventario serio y transparente constituía el corazón de la Ley de Glaciares. Enrique
Viale, de Abogados Ambientalistas, se nos anticipó y calificó la auditoría como
“surrealista”. El “Diario Libre” de San Juan, uno de los pocos medios que no
controla directamente el gobernador, recordó que Millón había trabajado para
Barrick, que la Corte
Suprema todavía tenía en trámite dos demandas contra la
minera canadiense y que el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias
Ambientales (IANIGLA), aún no había realizado el inventario nacional que ordena
la ley.
Diario Libre
afirma sin ambages: “Este resultado es alarmante, puesto que ya quedó
demostrado, con los propios Informes de Impacto Ambiental presentados por la
empresa propietaria de las minas Veladero y Pascua Lama que la afectación de
glaciares y del ambiente periglacial es un hecho. El informe admite,
autoincriminando a la empresa, que el proyecto Pascua Lama afectará alrededor
de 300 hectáreas
de permafrost (suelo congelado que está protegido por la ley de glaciares y que forma parte del ambiente periglacial).”
El 12 de
octubre de 2011 -fecha que no elegí por la supuesta “raza” ni por el codicioso
navegante genovés que llegó a este continente buscando el oro- presenté mi
libro “El Mal”. Allí acusé a la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner; al
Secretario de Minería, Jorge Mayoral; al Secretario de Hacienda Juan Carlos
Pezoa y al gobernador Gioja, por tráfico de influencias en beneficio de la Barrick Gold. Un
delito que el Código Penal castiga con
penas de uno a seis años de prisión e inhabilitación especial perpetua para
ejercer la función pública.
Como
investigo seriamente lo que escribo, llevé esa acusación ante el juzgado federal
número dos, a cargo del doctor Marcelo Martínez de Giorgi. Que yo sepa no pasó
nada en la justicia federal y tampoco me contestó ninguno de los funcionarios
denunciados.
Estoy pensando seriamente
en iniciar una (tardía) carrera como actor de cine para ver si obtengo una
respuesta.
Fuente:
Miguel Bonasso, El Millón de Gioja, 31/01/13, El Mal.
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