lunes, 25 de junio de 2012

Cuenca del lago San Roque: La difícil tarea de coordinar acciones



por Evelina Ramírez

La gestión de los recursos naturales implica grandes complejidades a la hora de ser abordada de manera interjurisdiccional. Es sabido que los problemas ambientales no reconocen límites políticos, y muchas veces su resolución requiere de la interacción de autoridades y vecinos de distintas localidades. Desde fines de 2010, un grupo de investigadores viene desarrollando un proyecto sobre Gobernanza Hídrica (co-financiado por el Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Católica de Córdoba), que tiene como objetivo general estudiar cómo se gestionan los recursos naturales en la parte alta de la cuenca del Río Primero, comúnmente conocida como “cuenca del lago San Roque”.

La investigación viene analizando la evolución de las variables que pueden afectar el potencial cooperativo en la región (confianza, desempeño de la clase política, red de obtención de información medioambiental, foros de interacción y liderazgos regionales). La intención es ver si en la zona sur de Punilla están dadas las condiciones políticas, sociales y culturales para que emerja una posible autoridad de cuenca que permita resolver de manera colectiva los problemas ambientales que se suscitan en la región.

A fines de 2010 se concretó la primera etapa de la investigación con la recolección de datos a través de una encuesta. Los resultados obtenidos no fueron muy alentadores, ya que alertaron sobre la falta de espacios formales de interacción, la fragmentación de las organizaciones ambientales y un marcado descrédito de la clase política. Todos indicadores que van a contramano de un potencial desarrollo cooperativo de la gestión de recursos naturales.

Ahora, la investigación se encuentra en una segunda etapa y ya se pudieron conocer algunas conclusiones. La recolección de datos se hizo también mediante una encuesta que comenzó en octubre de 2011 y finalizó en enero de 2012. El número de individuos contactados fue de 200, de los cuales contestaron 86. Esto arrojó una tasa de respuesta del 43 %. Un dato no menor: sólo un 10,47 % de los respondentes corresponden al sector gubernamental; mientras que la mayoría de los que contestaron provienen del sector no-gubernamental. Esto permite inferir que la sociedad civil muestra un mayor interés por solucionar los problemas ambientales.

Respecto de la percepción del estado ambiental de la cuenca, menos del 5 % la evaluaron como positiva, lo cual expresa la visión crítica que los encuestados tienen sobre cómo se gestionan los recursos naturales de la cuenca. Pero no sólo ello, aproximadamente dos de cada tres consultados opinaron que la situación medioambiental en la cuenca se deteriorará en el futuro.

Sobre las variables de cooperación. Como dijimos anteriormente, la investigación viene analizando la evolución de las variables que pueden afectar el potencial cooperativo en la región. La confianza es una. Con respecto a ella, si se comparan los resultados de la encuesta de 2010 y la de 2011, se observa una muy leve diferencia. Mientras que en 2010 la media de respuestas se ubicó en 3.96, en 2011 la media subió a 4.59. “A pesar de que el incremento es menor a un punto en la escala, vemos este pequeño incremento como positivo y especulamos que puede estar relacionado simplemente con el mayor nivel de interacción entre los actores no gubernamentales en la red de intercambio de información”, señalan los investigadores en su informe.

Precisamente, el incremento de la densidad en la red de obtención de información medioambiental es otra de las cuestiones positivas que arrojan los datos. En concreto, en 2011 se ha registrado un mayor nivel de actividad; pero la contrapartida de esto es que de esa actividad participan mayormente el sector no gubernamental, es decir, aquel que no interviene directamente en la toma de decisiones.

En diálogo con La Jornada, Ramiro Berardo, doctor en Ciencia Política y co-director del proyecto de Gobernanza Hídrica, explicó que si bien es positivo el incremento del intercambio de información, sigue siendo “preocupante” la fisura existente entre los sectores gubernamentales y no gubernamentales.

“Parece existir una brecha muy importante entre el compromiso de ciertos actores no-gubernamentales y los gubernamentales, para los que en general la temática medioambiental sigue siendo periférica en sus agendas”, expresó.

Asimismo, sostuvo que otro de los aspectos negativos es la mala percepción que se tiene respecto del rol de la clase política. En efecto, el informe señala que “la opinión acerca del rol de la clase política en la solución de problemas medioambientales se ha deteriorado entre 2010 y 2011, a pesar que las opiniones en 2010 ya mostraban una paupérrima evaluación”.

Al respecto, Berardo explicó: “En el largo plazo esto lleva a lo que denominamos un ‘hurting stalemate’, o una especie de ‘estancamiento nocivo’. Las opiniones negativas (en este caso acerca del rol de la clase política, y del estado general de la cuenca en materia ambiental) son generalmente inocuas cuando se las puede evacuar rápidamente en el corto plazo, pero en el mediano y largo plazo (cuando se extienden en el tiempo, digamos) pueden desembocar en conflictos sociales de mayor magnitud”.

El profesional sostuvo que si bien la falta de compromiso por parte del sector gubernamental es un obstáculo en el surgimiento de un sistema de gobernanza de cuenca regional, no está seguro de que sea el problema principal. En este sentido señaló que otro inconveniente que persiste es “la fragmentación del sector no-gubernamental, a pesar que existen mayores niveles de comunicación”.

“Se intercambia información -manifestó Berrado-, pero no existen estrategias elaboradas conjuntamente, por ejemplo. Creo que el cuadro de actores que se activan para defender la protección de los recursos naturales en la cuenca carece de una agenda común para atacar problemas que son ‘trans-locales’, y por consiguiente no han desarrollado un peso importante que les permita actuar a escala regional. Hay mucha denuncia (que es una variable absolutamente necesaria, pero no suficiente para producir cambios en la forma en que se gestionan los recursos), pero falta la capacidad de ‘presionar en bloque’.  Ahora, si vamos al rol de la clase política, sí es cierto que no se hace nada en muchos casos”.

“Varias localidades de la cuenca tienen una política ambiental inexistente. Y lo que sí me preocupa es que estas políticas inexistentes no obedecen a ignorancia de los funcionarios. He estado presente en charlas pre-electorales donde se hacen todo tipo de promesas, pero después ya sabemos cómo termina todo. No se hace nada y lo peor es que no hay ninguna consecuencia por desatender esas promesas”.

Otra de las variables que no incide de manera positiva en el surgimiento de una actitud cooperativa es la negativa percepción que se tiene de los foros de participación. En la mayoría de los casos son señalados (incluso por sus participantes) como que tienen poca capacidad de solucionar problemas, menor representación de posturas diversas, y menor justicia procedural en las discusiones (no todas las visiones son justamente representadas).

De los foros en los que participaron los respondentes de la encuesta, sólo uno incrementó el número de menciones como ámbito de participación (Junta de la Participación Ciudadana de San Antonio), mientras que todos los demás vieron caer su nivel de participación. La caída más pronunciada es en la Comunidad Regional Punilla, el ámbito que en teoría debería servir como una arena de negociación regional para solucionar problemas inter-locales. Asimismo, el informe señala que han surgido nuevos foros de interacción (Asambleas Unidas del Sur, Vecinos Autoconvocados de Punilla, Unión de Asambleas Ciudadanas, entre otras), pero los que albergan mayor participación están claramente desprovistos de capacidades regulatorias.

“Esta autopercepción negativa de los foros dificulta la participación e incide de manera extremadamente negativa porque no hay lugares formales donde discutir posiciones y dar forma a la agenda política de una forma realmente democrática y participativa. Cuando esto pasa, el actor que se quiere expresar termina haciéndolo en ámbitos que no son los ideales (en el sentido que no están dotados de una determinada formalidad y carecen de legitimidad). Si no hay ámbitos especiales para la discusión de problemáticas ambientales estamos casi condenados a no poder tratar los problemas con la seriedad que se merecen”, remarcó Berardo.

Otra de las cuestiones que menciona el reporte técnico es la inexistencia de un liderazgo regional capaz de conducir un proceso que derive en una resolución colectiva de los problemas ambientales de la cuenca. “Esta limitación se hizo más evidente en 2011, cuando el porcentaje de respondentes que observaron la existencia de liderazgos cayó al 30,56 %”, se lee en el documento.

Limitaciones. Por todos los elementos mencionados anteriormente, los investigadores concluyen que “el sistema de gobernanza regional en la cuenca del lago San Roque (porción superior de la cuenca del Rio Primero) no se encuentra suficientemente desarrollado para contribuir a una real solución de los complejos problemas medioambientales de carácter inter-jurisdiccional que existen en la región”.

Sobre esta conclusión, Berardo planteó su propia perspectiva: “Mi humilde opinión es que una autoridad de cuenca es absolutamente necesaria, pero para mí hoy por hoy es bastante difícil (aunque por supuesto no imposible). Hay algunas personas que demandan la existencia de una autoridad de cuenca, pero esta demanda no es parte de una agenda consensuada que les permita actuar monolíticamente. Hay que mejorar los procesos colaborativos en el sector no-gubernamental, que como dije antes es muy activo pero está bastante fragmentado”.

La investigación continúa. Ahora, los especialistas se encuentran en proceso de análisis de datos y escribiendo artículos que serán remitidos a revistas especializadas con referato. “Para el futuro esperamos continuar con el proceso de recolección de datos para ver como van evolucionando las opiniones y las actividades de colaboración en la cuenca, pero eso dependerá de que podamos asegurar recursos financieros para sostener la investigación en el tiempo”, aseguró Berardo y especificó que al hablar de recursos financieros se refiere, ni más ni menos, que a la financiación de organizaciones dedicadas a apoyar actividades de investigación, como CONICET en Argentina o la Fundación Nacional de Ciencias de los EE.UU.

El trabajo que viene desarrollando este grupo de investigadores realmente permite esbozar un diagnóstico sobre el accionar político (gubernamental y no gubernamental) en torno a los problemas ambientales. Hace unos días, en nuestra ciudad se produjo un encuentro entre ediles de distintas localidades para resolver el problema de la crisis energética y allanar un camino en torno a la planta de EPEC ubicada en el ejido de San Antonio, pero que afecta más a los vecinos de barrio Sol y Río de nuestra ciudad. Algunos concejales hablaron de la necesidad de continuar con este trabajo para abordar problemas como los residuos sólidos urbanos, el agua y cloacas.

Son problemas que son comunes que requieren de soluciones comunes.

Quizás sea hora de levantar la cabeza y mirar hacia los costados. Las evaluaciones sobre las dificultades y las potenciales respuestas están al alcance. También es cuestión de lograr que la clase política preste atención a los problemas ambientales, no ya como bandera de campaña sino como política de acción concreta.

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