por Evelina Ramírez
La gestión de los recursos naturales implica grandes
complejidades a la hora de ser abordada de manera interjurisdiccional. Es
sabido que los problemas ambientales no reconocen límites políticos, y muchas
veces su resolución requiere de la interacción de autoridades y vecinos de
distintas localidades. Desde fines de 2010, un grupo de investigadores viene
desarrollando un proyecto sobre Gobernanza Hídrica (co-financiado por el
Consejo de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) y la Universidad Católica
de Córdoba), que tiene como objetivo general estudiar cómo se gestionan los
recursos naturales en la parte alta de la cuenca del Río Primero, comúnmente
conocida como “cuenca del lago San Roque”.
La investigación viene analizando la evolución de las variables
que pueden afectar el potencial cooperativo en la región (confianza, desempeño
de la clase política, red de obtención de información medioambiental, foros de
interacción y liderazgos regionales). La intención es ver si en la zona sur de
Punilla están dadas las condiciones políticas, sociales y culturales para que
emerja una posible autoridad de cuenca que permita resolver de manera colectiva
los problemas ambientales que se suscitan en la región.
A fines de 2010 se concretó la primera etapa de la investigación
con la recolección de datos a través de una encuesta. Los resultados obtenidos
no fueron muy alentadores, ya que alertaron sobre la falta de espacios formales
de interacción, la fragmentación de las organizaciones ambientales y un marcado
descrédito de la clase política. Todos indicadores que van a contramano de un
potencial desarrollo cooperativo de la gestión de recursos naturales.
Ahora, la investigación se encuentra en una segunda etapa y
ya se pudieron conocer algunas conclusiones. La recolección de datos se hizo
también mediante una encuesta que comenzó en octubre de 2011 y finalizó en
enero de 2012. El número de individuos
contactados fue de 200, de los cuales contestaron 86. Esto arrojó una tasa de
respuesta del 43 %. Un dato no menor: sólo un 10,47 % de los
respondentes corresponden al sector gubernamental; mientras que la mayoría de
los que contestaron provienen del sector no-gubernamental. Esto permite inferir
que la sociedad civil muestra un mayor interés por solucionar los problemas
ambientales.
Respecto de la percepción del estado ambiental de la cuenca,
menos del 5 % la evaluaron como positiva, lo cual expresa la visión
crítica que los encuestados tienen sobre cómo se gestionan los recursos
naturales de la cuenca. Pero no sólo ello, aproximadamente dos de cada tres
consultados opinaron que la situación medioambiental en la cuenca se
deteriorará en el futuro.
Sobre las variables de cooperación. Como dijimos
anteriormente, la investigación viene analizando la evolución de las variables
que pueden afectar el potencial cooperativo en la región. La confianza es una.
Con respecto a ella, si se comparan los resultados de la encuesta de 2010 y la
de 2011, se observa una muy leve diferencia. Mientras que en 2010 la media de
respuestas se ubicó en 3.96, en 2011 la media subió a 4.59. “A pesar de que el
incremento es menor a un punto en la escala, vemos este pequeño incremento como
positivo y especulamos que puede estar relacionado simplemente con el mayor
nivel de interacción entre los actores no gubernamentales en la red de
intercambio de información”, señalan los investigadores en su informe.
Precisamente, el incremento de la densidad en la red de
obtención de información medioambiental es otra de las cuestiones positivas que
arrojan los datos. En concreto, en 2011 se ha registrado un mayor nivel de
actividad; pero la contrapartida de esto es que de esa actividad participan
mayormente el sector no gubernamental, es decir, aquel que no interviene
directamente en la toma de decisiones.
En diálogo con La
Jornada , Ramiro Berardo, doctor en Ciencia Política y
co-director del proyecto de Gobernanza Hídrica, explicó que si bien es positivo
el incremento del intercambio de información, sigue siendo “preocupante” la
fisura existente entre los sectores gubernamentales y no gubernamentales.
“Parece existir una brecha muy importante entre el
compromiso de ciertos actores no-gubernamentales y los gubernamentales, para
los que en general la temática medioambiental sigue siendo periférica en sus
agendas”, expresó.
Asimismo, sostuvo que otro de los aspectos negativos es la
mala percepción que se tiene respecto del rol de la clase política. En efecto,
el informe señala que “la opinión acerca del rol de la clase política en la
solución de problemas medioambientales se ha deteriorado entre 2010 y 2011, a pesar que las
opiniones en 2010 ya mostraban una paupérrima evaluación”.
Al respecto, Berardo explicó: “En el largo plazo esto lleva
a lo que denominamos un ‘hurting stalemate’, o una especie de ‘estancamiento
nocivo’. Las opiniones negativas (en este caso acerca del rol de la clase
política, y del estado general de la cuenca en materia ambiental) son
generalmente inocuas cuando se las puede evacuar rápidamente en el corto plazo,
pero en el mediano y largo plazo (cuando se extienden en el tiempo, digamos)
pueden desembocar en conflictos sociales de mayor magnitud”.
El profesional sostuvo que si bien la falta de compromiso
por parte del sector gubernamental es un obstáculo en el surgimiento de un
sistema de gobernanza de cuenca regional, no está seguro de que sea el problema
principal. En este sentido señaló que otro inconveniente que persiste es “la
fragmentación del sector no-gubernamental, a pesar que existen mayores niveles
de comunicación”.
“Se intercambia información -manifestó Berrado-, pero no
existen estrategias elaboradas conjuntamente, por ejemplo. Creo que el cuadro
de actores que se activan para defender la protección de los recursos naturales
en la cuenca carece de una agenda común para atacar problemas que son
‘trans-locales’, y por consiguiente no han desarrollado un peso importante que
les permita actuar a escala regional. Hay mucha denuncia (que es una variable
absolutamente necesaria, pero no suficiente para producir cambios en la forma
en que se gestionan los recursos), pero falta la capacidad de ‘presionar en
bloque’. Ahora, si vamos al rol de la
clase política, sí es cierto que no se hace nada en muchos casos”.
“Varias localidades de la cuenca tienen una política
ambiental inexistente. Y lo que sí me preocupa es que estas políticas
inexistentes no obedecen a ignorancia de los funcionarios. He estado presente
en charlas pre-electorales donde se hacen todo tipo de promesas, pero después
ya sabemos cómo termina todo. No se hace nada y lo peor es que no hay ninguna
consecuencia por desatender esas promesas”.
Otra de las variables que no incide de manera positiva en el
surgimiento de una actitud cooperativa es la negativa percepción que se tiene
de los foros de participación. En la mayoría de los casos son señalados
(incluso por sus participantes) como que tienen poca capacidad de solucionar
problemas, menor representación de posturas diversas, y menor justicia
procedural en las discusiones (no todas las visiones son justamente
representadas).
De los foros en los que participaron los respondentes de la
encuesta, sólo uno incrementó el número de menciones como ámbito de participación
(Junta de la
Participación Ciudadana de San Antonio), mientras que todos
los demás vieron caer su nivel de participación. La caída más pronunciada es en
la Comunidad
Regional Punilla, el ámbito que en teoría debería servir como
una arena de negociación regional para solucionar problemas inter-locales.
Asimismo, el informe señala que han surgido nuevos foros de interacción
(Asambleas Unidas del Sur, Vecinos Autoconvocados de Punilla, Unión de
Asambleas Ciudadanas, entre otras), pero los que albergan mayor participación
están claramente desprovistos de capacidades regulatorias.
“Esta autopercepción negativa de los foros dificulta la
participación e incide de manera extremadamente negativa porque no hay lugares
formales donde discutir posiciones y dar forma a la agenda política de una
forma realmente democrática y participativa. Cuando esto pasa, el actor que se
quiere expresar termina haciéndolo en ámbitos que no son los ideales (en el
sentido que no están dotados de una determinada formalidad y carecen de
legitimidad). Si no hay ámbitos especiales para la discusión de problemáticas
ambientales estamos casi condenados a no poder tratar los problemas con la
seriedad que se merecen”, remarcó Berardo.
Otra de las cuestiones que menciona el reporte técnico es la
inexistencia de un liderazgo regional capaz de conducir un proceso que derive
en una resolución colectiva de los problemas ambientales de la cuenca. “Esta
limitación se hizo más evidente en 2011, cuando el porcentaje de respondentes
que observaron la existencia de liderazgos cayó al 30,56 %”, se lee en
el documento.
Limitaciones. Por todos los elementos mencionados
anteriormente, los investigadores concluyen que “el sistema de gobernanza
regional en la cuenca del lago San Roque (porción superior de la cuenca del Rio
Primero) no se encuentra suficientemente desarrollado para contribuir a una
real solución de los complejos problemas medioambientales de carácter
inter-jurisdiccional que existen en la región”.
Sobre esta conclusión, Berardo planteó su propia
perspectiva: “Mi humilde opinión es que una autoridad de cuenca es
absolutamente necesaria, pero para mí hoy por hoy es bastante difícil (aunque
por supuesto no imposible). Hay algunas personas que demandan la existencia de
una autoridad de cuenca, pero esta demanda no es parte de una agenda
consensuada que les permita actuar monolíticamente. Hay que mejorar los
procesos colaborativos en el sector no-gubernamental, que como dije antes es
muy activo pero está bastante fragmentado”.
La investigación continúa. Ahora, los especialistas se
encuentran en proceso de análisis de datos y escribiendo artículos que serán
remitidos a revistas especializadas con referato. “Para el futuro esperamos
continuar con el proceso de recolección de datos para ver como van
evolucionando las opiniones y las actividades de colaboración en la cuenca,
pero eso dependerá de que podamos asegurar recursos financieros para sostener
la investigación en el tiempo”, aseguró Berardo y especificó que al hablar de
recursos financieros se refiere, ni más ni menos, que a la financiación de
organizaciones dedicadas a apoyar actividades de investigación, como CONICET en
Argentina o la
Fundación Nacional de Ciencias de los EE.UU.
El trabajo que viene desarrollando este grupo de
investigadores realmente permite esbozar un diagnóstico sobre el accionar
político (gubernamental y no gubernamental) en torno a los problemas
ambientales. Hace unos días, en nuestra ciudad se produjo un encuentro entre
ediles de distintas localidades para resolver el problema de la crisis
energética y allanar un camino en torno a la planta de EPEC ubicada en el ejido
de San Antonio, pero que afecta más a los vecinos de barrio Sol y Río de
nuestra ciudad. Algunos concejales hablaron de la necesidad de continuar con
este trabajo para abordar problemas como los residuos sólidos urbanos, el agua
y cloacas.
Son problemas que son comunes que requieren de soluciones
comunes.
Quizás sea hora de levantar la cabeza y mirar hacia los
costados. Las evaluaciones sobre las dificultades y las potenciales respuestas
están al alcance. También es cuestión de lograr que la clase política preste
atención a los problemas ambientales, no ya como bandera de campaña sino como
política de acción concreta.
Fuente:
- Cuenca del lago San Roque: La difícil tarea de coordinar acciones, La Jornada Web.
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