Las inundaciones que hoy afectan a varios distritos del
noroeste y centro de la provincia de Buenos Aires, que se registran a pocos
meses de que una persistente sequía afectara a vastas zonas del territorio
bonaerense, corroboran, en primer término, la vigencia del ciclo de
alternancias entre sequías e inundaciones -tal como lo advirtió a fines del
siglo XIX el sabio Florentino Ameghino- y al mismo tiempo dejan en claro que el
problema exige soluciones estructurales y de fondo, mediante el impulso y ejecución
de una política hídrica integral.
Lo cierto es que se reunirán entidades del agro
y representantes del gobierno bonaerense para evaluar los pedidos de
declaración de emergencia motorizados por el campo en el marco de las
complicaciones derivadas de las fuertes lluvias caídas, con inundaciones que
según se estima afectaron a más de un millón de hectáreas.
De acuerdo a lo informado, los anegamientos se registran los
partidos bonaerenses de Bolívar, Carlos Casares, Pehuajó, Trenque Lauquen, Rivadavia,
Carlos Tejedor y Lincoln, entre otros que permanecen gravemente afectados por
las inundaciones, mientras que algunas pequeñas localidades de esos distritos
están virtualmente aisladas debido al agua que anega los caminos rurales.
Tras un verano en el que la sequía se convirtió en el
principal dolor de cabeza para los productores bonaerenses, la llegada del
otoño y las lluvias modificó esa situación. Pero en algunos distritos, las
precipitaciones causaron inundaciones que ya afectan la actividad productiva,
por lo que ahora se lanzaron reclamos para que la Provincia disponga
declaraciones de emergencia que difieran el pago de impuestos para estas
parcelas.
Está de más aludir a la necesidad coyuntural de que se
atienda a la emergencia existente, aplicándose medidas que apunten a atenuar el
impacto del exceso de lluvias que castiga a un vasto sector del campo
bonaerense, no sólo aliviándose a los productores de aquellas cargas que, en
estas condiciones, resultan extremadamente gravosas, sino acudiéndose en
defensa de poblaciones y habitantes que se encuentran aislados por la virtual
desaparición de los caminos.
Pero resulta imprescindible que la Provincia aborde
integralmente el problema de la alternancia marcado por Ameghino y la
postulación que el sabio formuló, en el sentido de que la Provincia debería habilitar
lugares -grandes reservorios- en donde pueda guardarse el agua que sobra en
algunas épocas para convertirla en riego, mediante canalizaciones secundarias,
cuando llegan los tiempos de sequía.
Mientras no se apliquen políticas y medidas de fondo, los
esforzados pobladores y productores agropecuarios -que actúan en el área más
productiva y rentable para la
Argentina- seguirán sometidos a los cambiantes caprichos de
los climas, en una situación que podría resultar explicable en épocas muy
pretéritas, pero no ahora, cuando el progreso científico y la adquisición de
tecnologías permiten de sobra apuntalar la aplicación de metodologías
superadoras de los ciclos climáticos.
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Fuente:
El Día, 24/05/12, La Provincia, cosada por la cíclica alternancia de las sequías e inundaciones.
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