Científicos cordobeses creen que la tormenta se podría
repetir. En 2008 se presentó un informe en la Muni advirtiendo sobre estos fenómenos.
por Juan Pablo Martínez
Después de que una tremenda tormenta azotara a la ciudad y
dejara 2 muertos, 600 evacuados y serios daños en la infraestructura urbana,
Córdoba quedó tambaleando. El temporal fue inédito y científicos locales,
basados en proyecciones que se hacen en todo el mundo por estudios sobre
calentamiento global, sugieren que esta clase de meteoros podrían volver a
desarrollarse y que es importante estar preparados.
Los especialistas locales no dudan en afirmar que el
temporal del lunes pasado fue fuera de serie, sobre todo por su fuerza.
Endilgarle el fenómeno a los efectos del calentamiento es complicado, sobre
todo por la imposibilidad que representa demostrarlo científicamente, pero
cierto es que esta clase de eventos están en las cuentas que los estudiosos
vienen realizando respecto del cambio climático.
En 2008, Sandra Díaz, integrante del Panel
Intergubernamental por el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), que
en 2007 ganó el Premio Nobel de la
Paz , e investigadora de la Universidad Nacional
de Córdoba, le hizo llegar al ex intendente Daniel Giacomino y al actual, Ramón
Mestre, por aquel entonces concejal de la ciudad, un informe con los posibles
escenarios que acarrea el cambio climático y una serie de sugerencias para
implementar medidas de adaptación en la ciudad.
En el informe se advierte que la frecuencia de eventos
meteorológicos extremos (como tormentas intensas, sequías o heladas) se acentuarán
con el paso del tiempo a causa del aumento de la temperatura que se produce en
el mundo y Córdoba no está exenta de ese escenario.
En ese entonces, se le solicitó a la Municipalidad que
tuviera en cuenta una serie de recomendaciones para evitar impactos negativos
de estos “eventos extremos”. A cuatro años de ese pedido y ante un escenario
donde se prevé que los meteoros de estas características se puedan repetir, se
vuelve a recomendar que para mitigar los impactos lo mejor es lograr tener una
ciudad adaptada a estos fenómenos, que sea resiliente, es decir, que tenga la
elasticidad para amortiguar cualquier evento similar que se pudiera desarrollar
y no sufrir tantos daños.
“Es muy difícil negar o afirmar si este evento puntual se
debe al cambio climático. Lo que se puede decir es que esto es consistente con
las proyecciones esperadas para este fenómeno”, asegura Sandra Díaz.
La especialista sostiene: “En estos casos uno no se pone
contento por haber tenido razón. Como ecóloga, me parece que hay que poner
énfasis en que como cordobeses no podemos parar el cambio climático pero que
podemos poner nuestro granito de arena para no exacerbarlo. Nos parece
importante aumentar la resiliencia de la ciudad, dado que puede haber más
eventos como este, de mayor o menor envergadura, que sin dudas se van a
repetir”.
Respecto a la importancia de poner los ojos en cielo el y
revisar los estudios y proyecciones que se hacen en el mundo, Javier Marín,
físico especializado en tormentas y cambio climático y docente de la Universidad Nacional
de Córdoba, opina: “Son cosas muy delicadas de hablar, el fenómeno del cambio
climático afecta a todas las cosas y probablemente tenga que ver con que haya
cada vez más tormentas y más intensas, pero es muy difícil de probar que esta tormenta
esté relacionada. Desde siempre, entre diciembre y marzo, se dan estos
fenómenos y puede ocurrir que pase mucho tiempo hasta que se vuelva a repetir
una tormenta de similares características en la capital. Esta vez el impacto
fue grave porque la tormenta cayó sobre Córdoba, pero estos fenómenos se dan en
nuestra provincia”.
“Es muy importante estar preparados porque estas cosas
ocurren y van a seguir ocurriendo, tal vez no con esta intensidad, que fue
bastante extraordinaria, pero vivimos en una zona en la que estas tormentas no
son infrecuentes”, asegura Martín.
En tal sentido, el físico amplía: “Con estar preparados me
refiero a tener los desagües limpios, a trabajar bajo un plan de contingencia
donde estén asentados los mecanismos para poder asistir a la gente, estas
tormentas se dan al menos una vez por año”.
Respecto de lo que sucede en el mundo, Martín asegura que
Córdoba no es una isla: “Todo el planeta sufre este tipo de consecuencias, acá
no escapamos de eso y todo el mundo se tiene que preocupar por esto. Es
necesario que se tome conciencia de que los fenómenos que tienen que ver con el
clima están muy vinculados con nuestro tipo de vida y somos nosotros los que
empeoramos las condiciones de la Tierra. Durante toda la historia, el hombre modificó
su ambiente, pero hoy lo estamos haciendo a un ritmo más rápido del que nos
podemos adaptar. Nosotros hemos producidos grandes cambios en el planeta”
Haciendo un balance, Marín asegura que no hay que asustarse
ante estos nuevos escenarios pero sí hay que tener noción del tema: “No hay que
ser alarmistas, hay que tomar conocimiento del problema y ver cuáles son las
causas y cómo podemos mitigar esto desde nuestro lugar para poder tener un
planeta más sustentable y amigable para todos”.
Cómo se formó tamaña tormenta
El calor, la humedad y la altura que alcanzan la nubes son
los ingredientes básicos que posibilitan la generación de estas tormentas.
El calor y la humedad fueron determinantes para que el lunes
30 de enero se desatara un tremendo tormentón en el cielo de la ciudad, con
ráfagas de viento que superaron los 120 km por hora, 60,5 milímetros de
lluvias y hasta caída de granizo en algunos sectores.
La característica de esta clase de meteoros es que son de
muy rápido desarrollo, se producen localmente y descargan con mucha violencia.
Su extensión en el tiempo es corta pero se destacan por su intensidad.
Javier Martín, físico, docente de la UNC y estudioso de estos
fenómenos, contó que el núcleo de la tormenta abarcó una gran región. La masa
de nubes que se formó tenía 150
km por 30.
El físico nos explica: “Para que se den esta clase de
fenómenos tiene que haber una masa de aire húmedo, mucha humedad, lo que se
registró durante todo el fin de semana pasado. Esto es la cantidad de agua que
contiene la atmósfera, que normalmente tiene una proporción baja y no hay
problemas. Ahora, cuando esta cantidad es elevada -como lo fue el lunes con un
porcentual del 45 por ciento- hay mucha probabilidad de que el aire se
desestabilice, eso en meteorología significa que el aire comienza a circular en
forma ascendente”.
“Cuanto más alta es la temperatura y más alta es la humedad
más altura alcanza en su recorrido esa masa de aire húmedo, por lo tanto más se
enfría y más complicada, violentas y de rápido desarrollo son las tormentas”,
aclara el especialista.
Según las explicaciones del investigador, hace falta mucha
energía para que toda esa masa de aire se mueva, y en eso influye mucho la
temperatura del ambiente, que va a determinar la velocidad del fenómeno.
“Por eso son muy difíciles de predecir, se sabe que van a
ocurrir, que se pueden dar en un área donde el aire está húmedo pero nunca con
exactitud en qué punto”, aclara.
Cuando esa masa de aire húmedo se enfría, el agua que
contiene el aire se condensa y forma gotas de agua y si es muy alta la nube
(pueden pasar los 15 mil metros de altura) se producen cristales de hielo o
granizo.
- Ya tenemos el agua y la piedra ¿y el viento, Javier?
- La velocidad del viento depende de que mientras se va formando la tormenta se forman grandes chimeneas y se producen corrientes de aires locales muy intensas que son las que alimentan esa masa de aire húmedo. En el núcleo de tormenta los vientos suelen ser variados, distinto es cuando entra un frente frío, porque los vientos suelen ser predominantes del sur. Esto es un fenómeno local donde se inestabilizó una masa de aire que estaba sobre Córdoba y cuando se produce la tormenta los vientos son variados y tienden a ir hacia donde está el núcleo del fenómeno.
Casualidad
La tormenta golpeó duro en el sur de la ciudad, pero para el especialista no hay un patrón meteorológico que haga que estos fenómenos se localicen en esa zona.
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