En su Resolución Nº 2994 (XXVII) del 15 de diciembre de 1972, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas designó al 5 de junio como Día Mundial del Ambiente, con miras a hacer más profunda la conciencia universal de la necesidad de proteger y mejorar el medio ambiente.
Se eligió esa fecha porque fue el día de apertura de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano celebrada en Estocolmo, Suecia en 1972, la misma que llevó el establecimiento del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
Este año el tema del Día Mundial del Ambiente es Bosques: la naturaleza a su servicio, en el cual se destaca la relación esencial entre la calidad de vida, la salud de los bosques y los ecosistemas forestales. En este momento el mundo tiene aproximadamente 3,454 millones de hectáreas de bosque.
Este 2011, las Naciones Unidas lo han denominado Año Internacional de los Bosques. Se calcula que todos los años se pierden entre 18.000 y 55.000 especies en el planeta, en un fenómeno equiparable al ocurrido en la época en que desaparecieron los dinosaurios y que los científicos han bautizado como la Sexta Extinción. En efecto la tasa de extinción de especies es entre 100 y 1.000 veces superior a lo que se puede considerar natural, y ello está provocado por el impacto de las actividades humanas. La agricultura industrial, la pesca insostenible, la degradación y contaminación de nuestros cursos de agua, la tala de bosques tropicales y los incendios forestales son los problemas más importantes, sin olvidar otros impactos derivados del transporte, la construcción de infraestructuras y la urbanización del territorio. Por eso, el mundo entero reclama: En materia de agua y mares, la falta de depuración y el consumo excesivo de recursos hídricos, especialmente en la agricultura industrial y las urbanizaciones. También la sobrexplotación de las pesquerías y la contaminación marina que pueden hacer desaparecer especies. Promover una agricultura a pequeña escala libre de tóxicos y transgénicos, que respete los hábitats del planeta. También hay que promover una gestión más sostenible de los bosques y mayores inversiones en la lucha contra los incendios forestales, y una ampliación de la superficie protegida, en tierra y en mar. Exigir una economía más respetuosa con la biodiversidad, y para ello exigir la aprobación urgente de una Estrategia Estatal de Conservación de la Biodiversidad que limite el impacto sobre ella de los sectores productivos y potencie la gestión y recuperación de las áreas protegidas y de las especies en peligro de extinción. La correcta gestión del agua, los mares, los bosques, la agricultura y la lucha contra la extinción de especies.
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