jueves, 24 de marzo de 2011

España: la central nuclear de Cofrentes se someterá a una revisión por el riesgo de inundación


Si el 11-S cambió para siempre las medidas de seguridad en los aeropuertos, el 11-M puede hacer lo propio con las centrales nucleares. La amenaza de Fukushima ha asustado al mundo entero, que revisa sus plantas a toda prisa. Lo que valía el 10 de marzo, que en el caso de Cofrentes fue una prórroga de su vida útil por diez años, puede quedar anulado a corto plazo si la revisión a que será sometida, prioritaria según el gobierno español, aconseja su cierre.

El ministro de industria español, Miguel Sebastián, aseguró ayer, tras la reunión con sus homólogos de la UE, que encuentra algunas coincidencias entre Cofrentes y Fukushima. "Vamos a pedir una revisión prioritaria de Cofrentes tanto por ser de un tipo parecido al de Fukushima como por el hecho de estar relativamente cerca del mar", explicó, aunque matizó que es mucho mayor la amenaza de una inundación que de un tsunami.

Sebastián aseguró que el gobierno español prescindirá de las centrales que no superen los controles del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), unas pruebas de estrés que se realizarán antes de octubre y cuyos resultados serán públicos. La primera planta que pasará por debajo de la lupa del CSN será la de Cofrentes, que se alza en una zona con un historial de inundaciones.

Sebastián considera que Cofrentes "está a una altura suficiente para que no le afecten" las inundaciones, pese a su proximidad al río Júcar, pero serán los técnicos del CSN quienes certifiquen que la central posee la ubicación y las medidas de seguridad suficientes para que no pueda poner en peligro a la población. Las catástrofes naturales, de todas formas, no serán el único parámetro que revisará el CSN. También se tendrá en cuenta su capacidad de respuesta ante un accidente o un ataque terrorista.

Enric Morera, portavoz de Compromis, criticó las decisiones "unilaterales y retroactivas" del gobierno español por la prórroga de la licencia de la central nuclear de Cofrentes e insistió en que el futuro de las energías "pasa por las renovables". Morera citó a Japón y Libia para aludir al riesgo de depender de la energía nuclear y del petróleo.

Aunque los problemas de Fukushima no parecen estar en las particularidades de su diseño, sino en los daños acumulados por el terremoto y posterior tsunami, el 'parecido' al que alude el ministro Sebastián se reduce a que ambas son modelos BWR (Boiling Water Reactor), un tipo de central desarrollado por General Electric en la década de los cincuenta y que ha ido evolucionando desde el BWR-1 (1957) hasta el BMW-6 de Cofrentes (1985), pasando por modelos intermedios como el BMW-3 de la unidad 1 de Fukushima. Actualmente hay 94 reactores del tipo BWR distribuidos por Estados Unidos, Japón, Finlandia, India, México, Suiza, Suecia, Taiwan y España. En Fukushima y junto a la unidad 1, se sitúan las unidades 2,3,4 y 5, también con problemas, que incorporan el diseño BWR-4.

El Mark-I bajo sospecha
Todos los grupos Fukushima tienen en común, si embargo, un sistema de contención denominado Mark-I que protege únicamente el reactor, mientras que los desarrollos posteriores de este modelo, el Mark-III, ampliaron esta protección al edificio auxiliar y al del combustible gastado, tal como ocurre en la central nuclear de Cofrentes.

Pese a que todavía es pronto para avanzar los resultados de la investigación que la propia industria nuclear, los organismos reguladores como el Consejo de Seguridad Nuclear o las instituciones de ámbito mundial como la AIEA iniciarán una vez se estabilicen los reactores de Fukushima, algunos expertos recuerdan la contestación que recibió el diseño Mark-I prácticamente desde el principio de su aplicación y que se intensificaron tras el accidente de la Isla de las Tres Millas (Harrisburg).

La prensa estadounidense recordaba ayer que hace 35 años que el ingeniero Dale G. Bridenbaugh y dos de sus colegas de General Electric, dimitieron tras advertir de supuestos defectos en la contención Mark-I que podrían contribuir a un accidente severo si a consecuencia de la pérdida de refrigerante aumentaba la presión, justo lo que ha ocurrido en Fukushima.

Tras lo sucedido en las centrales japonesas se cuestiona también que el diseño favoreciera la acumulación del hidrógeno, responsable de las explosiones, o que la piscina de combustible gastado, se encuentre justo sobre el reactor y no en un edificio anexo y a nivel de suelo como en Cofrentes. Al igual que el reactor, el combustible gastado requiere de una refrigeración continua en cuya ausencia se han generado, probablemente, algunos de los incendios y emisiones radioactivas de los últimos días.

General Electric opina justo lo contrario. En su página web indicaba ayer que la "contención Mark tiene un historial probado de seguridad y fiabilidad desde hace más de 40 años y hay 32 reactores BWR Mark-I funcionando en todo el mundo".

La organización de Xúquer Viu manifestó ayer en un comunicado emitido con motivo del Día Mundial del Agua su "preocupación" por la situación que vive Japón y especialmente con las noticias sobre contaminación radioactiva en el agua y productos agrícolas en "grandes extensiones" de las zonas próximas a la central. Recuerdan que la central de Cofrentes se refrigera con agua del Júcar, de la que utiliza "hasta 35 hm³ de los 20 hm³ se evaporan y el resto vuelve al rio a una temperatura superior a la natural. Nos preocupa que un vertido de agua contaminada con radiactividad tendría unas consecuencias terribles tanto para los habitantes de la Ribera como para el área metropolitana de Valencia".

Fuentes: 
lasprovincias.es
levante-emv.com

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