Un informe enviado a la ONU hace tres meses asegura que el gobierno
brasileño no estaba preparado para enfrentar una catástrofe natural como la que
sucedió en Río de Janeiro. El documento admite que la mayoría de los órganos
que componen la Defensa
Civil no estaba en condiciones de afrontar una tragedia
natural. Las inundaciones y aludes provocados por las intensas lluvias ya
dejaron al menos 615 muertos en las afueras de Río.
Un documento elevado por el gobierno brasileño a las
Naciones Unidas reveló que el país “no estaba preparado” para afrontar un
desastre natural como el que tuvo lugar en Río de Janeiro. Pero además, el
informe deja constancia que las autoridades de Brasil ya sabían que un desastre
de estas características podía suceder.
En noviembre de 2010, durante la presidencia de Lula da Silva,
se presentó ante el departamento de estrategia internacional de la ONU un informe en el cual se
afirmaba: “la mayoría de los órganos que
participan en la Defensa
Civil no están preparados para el desempeño eficiente de las
actividades de prevención y preparación” ante una posible catástrofe.
“La no implantación de un programa de reducción de riesgos
va a contribuir a aumentar los desastres naturales”, concluye el documento.
Así, se confirma que el gobierno brasileño estaba al tanto que una catástrofe como
la de Río podía suceder.
Ayuda militar en la zona de la tragedia
Las Fuerzas Armadas brasileñas llegaron a la sierra del
norte de Rio de Janeiro, devastada por los temporales que dejaron más de 600
muertos, para intensificar las operaciones de rescate de víctimas por aire y
tierra..
El ministerio de Defensa informó que envió a toda la zona
500 efectivos, 11 helicópteros, unos 50 vehículos y cuatro excavadoras, además
de dos hospitales de campaña y generadores de electricidad.
Las Fuerzas Armadas están intensificando el transporte de
víctimas en las zonas de montaña todavía aisladas, a donde llevan alimentos,
medicinas y servicios médicos. También trabajan en la apertura de vías por
tierra, mediante la remoción de escombros, en una zona que perdió numerosas
carreteras.
El comandante de la Defensa Civil , coronel Luiz Castro, declaró a la
prensa que la "prioridad" de los militares es retirar a las personas
que se encuentran en las zonas aisladas de montaña, donde numerosas carreteras
desaparecieron bajo los aludes de tierra y agua.
Tres días de luto nacional
La presidenta Dilma Rousseff decretó un luto oficial de tres
días en Brasil ante los más de 600 muertos por las lluvias torrenciales y
aludes que destruyeron varias ciudades de la zona montañosa al norte de Río de
Janeiro.
Rousseff decretó el luto oficial nacional en la misma
jornada que el nuncio apostólico, Lorenzo Baldisseri, transmitió a los
brasileños un mensaje de solidaridad del papa Benedicto XVI, quien afirmó
sentirse consternado con las informaciones sobre la magnitud del desastre en la
región próxima a Río.
La propia presidenta brasileña había visitado personalmente
las zonas afectadas por una de las peores catástrofes naturales de la historia
de Brasil, ocurrida menos de quince días después de haber asumido el poder. El
gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, dispuso por su parte un luto de
siete días en el Estado.
Según el último boletín oficial de la Secretaria de Salud y
Defensa Civil de Río de Janeiro, el número de muertos por las lluvias y
deslaves que se iniciaron el miércoles asciende a 615 personas.
Nova Friburgo, a unos 140 km al norte de Rio de Janeiro, es hasta el
momento la zona más afectada con un saldo parcial de 274 víctimas fatales.
Teresópolis contaba 263 muertos, Petrópolis otras 55 víctimas, al tiempo que en
Sumidouro se registraron 18 muertes.
Las autoridades advirtieron que el saldo de víctimas puede
aumentar ya que hay varias zonas agrícolas que están fuera del alcance de los
equipos de rescate. Al menos 14.000 personas han quedado sin hogar en esos
municipios, según la
Defensa Civil.
"Una película de terror"
Solange Sirico, la secretaria de Salud de Teresópolis,
indicó que los cuerpos que llegan a la morgue serán congelados e identificados
posteriormente mediante un análisis de ADN. "El estado de los cuerpos no
permite identificación visual", afirmó.
Debido a esa imposibilidad de establecer una identificación
visual, frente a la morgue de Teresópolis había gente aguardando en fila para
ofrecer detalles sobre familiares desaparecidos. Según la trabajadora
voluntaria Michelle Tosetti, el interior de la improvisada morgue parece
"una escena de una película de terror".
La lluvia que caía sin descanso desde el miércoles disminuyó
de intensidad, pero al inicio de la tarde un nuevo temporal se abatió sobre
Teresópolis, generando escenas de pánico.
Necesitamos "enfermeros y médicos voluntarios.
Necesitamos hilo para suturas, gasas y vendajes", afirmó Sirico, en uno de
los municipios más afectados. Frente a la morgue municipal de Teresópolis, los
técnicos sanitarios situaron cuatro enormes camiones frigoríficos, donde
almacenan los cuerpos que aún no fueron identificados por sus familiares.
Muchos barrios de las ciudades afectadas todavía no cuentan
con energía eléctrica ni agua potable. En Nova Friburgo, Teresópolis y Petrópolis
las autoridades admiten la falta de alimentos, combustible y medicamentos para
tratamientos de urgencia y la amenaza de epidemias, como la leptospirosis.
Muchos pobladores trataban de abandonar Nova Friburgo, pero
el combustible pasó a ser racionado, y ante los puestos de venta se formaban
enormes filas de vehículos.
"Hay gente desorientada deambulando por las calles.
Parece que ha habido una guerra. Hay vehículos que fueron sepultados por los
torrentes de lodo con personas adentro", contó Alan Amaral, habitante de
Nova Friburgo.
En tanto, la solidaridad se organiza y varias toneladas de
alimentos ya fueron recogidos por la Defensa Civil. La tragedia provocó una enorme
cadena de voluntarios para ayudar en las tareas de recolección y distribución
de las donaciones.
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