sábado, 14 de agosto de 2010

Aludes en China: más de mil muertos




Los socorristas intentan vaciar un lago formado tras los deslizamientos de tierra en la provincia de Gansu, al noroeste de China. El número de muertos aumentó a 1.117 y hay 627 personas desaparecidas. Tras el pronóstico de una nueva tormenta tropical, las autoridades ordenaron la evacuación de las zonas más expuestas.

En momentos en que se acerca el tifón Dianmu, que acaba de causar cinco muertos en Corea del Sur, y se pronostican nuevas lluvias torrenciales, los soldados chinos tratan de desobstruir el curso del río Bailong. Montones de rocas impiden el paso del agua que se acumuló y, si se desmoronaran, provocarían una nueva catástrofe.

Las aludes de lodo sepultaron una franja de 5 kilómetros de largo y 500 metros de ancho con un altura que llegó, en algunos lugares, hasta la tercera planta de los edificios.

Más de 10.000 soldados y socorristas intentan aún encontrar supervivientes en la ciudad de Zhouqu, la más afectada de la región, donde el lodo alcanzaba los dos metros de altura en algunas calles.

Sin embargo, tres días después de la catástrofe del sábado, hay pocas posibilidades de encontrar personas vivas.

El primer ministro Wen Jiabao, que visitó a los sobrevivientes el lunes, instó a los miles de socorristas movilizados desde todo el país a hacer lo imposible para encontrar a los que continúan atrapados, aunque reconoció que la tarea es difícil.

"Debemos comprender la dificultad de la misión de rescate", señaló, citado por China Nueva. "Hay que intentarlo lo antes posible y sin escatimar ningún esfuerzo para salvar más vidas", añadió.

Entre tanto, el presidente Hu Jintao presidió el martes una reunión de funcionarios del Partido Comunista, que buscaba organizar la respuesta del gobierno a la crisis.

Según el Ministro chino de la Tierra y los Recursos Naturales, Xu Shaoshi, la catástrofe puede explicarse por diferentes factores, incluyendo las lluvias torrenciales, el terremoto de 2008 en Sichuan que habría desestabilizado las montañas cercanas, la prolongada sequía y la erosión del suelo.

China enfrenta este año inundaciones de una magnitud sin precedentes en una década, que ya dejaron 2.100 muertos y obligaron a evacuar a unas 12 millones de personas.

China: No todo está en manos de Dios
Mientras miles de soldados continúan trabajando para ayudar a los damnificados del gigantesco mar de barro que sepultó todo lo que se cruzó a su paso y le costó la vida a por lo menos 1700 personas en Zhougu, China, muchos se preguntan si lo sucedido fue sólo consecuencia de las torrenciales lluvias o la mano del hombre tuvo algo que ver.

Los defensores del medioambiente aseguran que este tipo de tragedias son consecuencia de la deforestación, o de la construcción frenética de carreteras o de represas hidroeléctricas, muchas veces por iniciativa de las autoridades locales.

Para Li Yan -responsable de Greenpeace China, encargado de los temas vinculados con la energía y el cambio climático-, la tragedia de Zhouqu "refleja los desafíos y los riesgos que el crecimiento trae a las regiones pobres".

Según Li Yan, las autoridades locales están bajo presión para eliminar la pobreza y desarrollar la economía, un proceso durante el que el medioambiente se degrada. Ante este tipo de debates, las autoridades chinas aseguran que los recientes aludes de barro son una catástrofe natural provocada por las lluvias torrenciales.

Sin embargo, hasta los propios medios oficiales chinos se interrogan acerca de las responsabilidades humanas en esta tragedia. "La construcción de pequeñas represas hidroeléctricas, la explotación minera y la construcción de rutas afectaron gravemente el ecosistema y aumentaron los riesgos de corrimiento de tierras", señala el diario National Business Daily.

Hay más de mil represas hidroeléctricas a lo largo del río Bailong que bordea Zhouqu, según Zhang Qirong, un responsable de la oficina forestal local citado por el diario.

Luego de tres décadas de industrialización, China cuenta hoy con muchas de las ciudades y los ríos más contaminados del mundo. Consciente de esta degradación, el Gobierno se comprometió a mejorar la eficacia energética y anunció recientemente un plan de cierre de 2.000 fábricas, entre las más contaminantes del país.

Los deslizamientos de tierras de Gansu se suman a otras calamidades medioambientales recientes, como la explosión de un tanque de la terminal petrolera de Dalian (noreste) el mes pasado, que provocó una grave contaminación en el mar Amarillo.

Quienes apoyan este modelo de crecimiento sostienen que a un ritmo del 10 % anual, es difícil que esta nación busque reducir las emisiones de gases de efecto invernadero

Mientras en China continúan buscando un milagro y los rescatistas revisan en todos los rincones posibles por una señal de vida, el debate sobre lo que nos deparará el futuro a nivel medioambiental toma cada vez más fuerza en el país. Pero China no es la única nación afectada por un desastre natural.

Inundaciones, incendios, hielo que se derrite, calores sofocantes, desde el smog de Moscú hasta Pakistán -tapada de agua- y el Ártico, el hemisferio norte está derritiéndose y los científicos dicen que esto es una confirmación de que el mentado cambio climático ya empezó.

Cataclismos de julio y agosto relacionados con el clima encajan dentro de las tendencias pronosticadas por los científicos, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), con sede en Ginebra, aunque los mismos expertos se abstienen de vincular episodios individuales con el calentamiento global.

Los especialistas hablan de la necesidad imperiosa de pronosticar mejor eventos extremos, como la ola de calor acompañada de incendios en Rusia y los aguaceros sin precedentes en Pakistán. Todo esto será analizado este mes y el próximo en conferencias auspiciadas por las Naciones Unidas y los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña.

"No hay tiempo que perder", expresó el climatólogo británico Peter Stott. Para este especialista, quienes diseñan  herramientas para pronosticar el clima quieren desarrollar supercomputadoras capaces de vincular mejor causa y efecto en un mundo que se calienta, en el que las corrientes de aire y otros fenómenos climatológicos sufren cambios que generan grandes trastornos.

Los científicos de la ONU vienen diciendo desde hace tiempo que un aumento en las temperaturas globales causará olas de calor más frecuentes e intensas, y lluvias más fuertes. En su informe más reciente, del 2007, fueron más allá y dijeron que "ya se están observando esas tendencias", que se manifiestan en un incremento en las olas de calor desde 1950, por ejemplo.

De todos modos, los climatólogos prefieren no responsabilizar al calentamiento global por las sequías e inundaciones, dado que hay muchos otros factores que pueden afectar el clima un día determinado.

Stott y Gavin Schmidt, del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de Nueva York -organismo de la NASA- afirman que es mejor hablar de la ley de las probabilidades: el calentamiento, por ejemplo, hace que se dupliquen las posibilidades de una ola de calor. "Eso es exactamente lo que está pasando", manifestó el segundo de ellos. "Hay muchos más calores extremos que fríos extremos".

La OMM, no obstante, afirma que los eventos en curso encajan dentro de los pronósticos de los científicos, en el sentido de que habrá "más casos de calor extremo, y con mayor frecuencia, debido al calentamiento mundial".

La evidencia abunda: Rusia vive el peor verano de su historia, acompañado de sequías e incendios forestales enormes; en Pakistán se han registrado las peores lluvias monzónicas de que se tengan noticias, con las consiguientes inundaciones, que dejaron grandes extensiones de tierra bajo el agua y afectaron de un modo u otro a 20 millones de personas.

Los cambios en las capas de hielo "se están produciendo a un paso más acelerado que el anticipado", dijo Isabella Velicogna, científica de la NASA.

En el océano Artico, el derretimiento de hielos alcanzó niveles de proporciones sin precedentes. Información satelital reveló que la capa de hielo en el océano registrada el mes pasado, es la más baja jamás observada.

El derretimiento de hielo en tierra firme genera aproximadamente el 60 % de la aceleración en el aumento de los niveles del agua en todo el mundo. El resto lo causa la expansión termal de las aguas. La OMM asegura que el nivel de las aguas sube 3,4 milímetros por década, un promedio que es dos veces el del siglo XX.

Las temperaturas de enero a junio, por otra parte, fueron las más altas en 150 años, desde que se llevan registros. Los meteorólogos dicen que en 17 países se han registrado las temperaturas más altas de su historia en el 2010.

Los científicos atribuyen el calentamiento al anhídrido carbónico y otros gases que emiten fábricas, vehículos, hornos y otras fuentes. La batalla que se libra ahora es para reducir esas emisiones.

Fuentes:
Observador Global.com, 11/08/2010, "Aludes en China: Más de mil muertos".
Observador Global.com, 14/08/2010, "China: No todo está en manos de Dios".

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