El 9 de febrero de 2009, la ciudad de Tartagal amaneció con una llovizna leve que fue empeorando con el paso de las horas. La desconfianza de quienes ya habían padecido las consecuencias de otras inundaciones, se transformó en pánico. Una creciente del río provocó desbordes, el agua llegó con barro y troncos.
Minutos después del desborde del puente de la avenida Packham, fue levantada de su posición la estructura metálica del puente ferroviario (1), cayendo en medio de la correntada. Esto causó el taponamiento del cauce por acumulación de troncos contra la estructura caída, y consecuentemente un desborde mucho más importante que el que ya se había producido instantes antes. Esa importante salida del cauce de un gran caudal de agua y barro irrumpió por ambas márgenes hacia la ciudad. El hecho de haberse producido en horario diurno evitó que hubiera mayor cantidad de víctimas fatales. Poco antes del mediodía, por la presión misma de las aguas, los restos del puente ferroviario se soltaron y siguieron viaje aguas abajo. Lo permitió que parte del agua escurriera y trajera algo de alivio.
Minutos después del desborde del puente de la avenida Packham, fue levantada de su posición la estructura metálica del puente ferroviario (1), cayendo en medio de la correntada. Esto causó el taponamiento del cauce por acumulación de troncos contra la estructura caída, y consecuentemente un desborde mucho más importante que el que ya se había producido instantes antes. Esa importante salida del cauce de un gran caudal de agua y barro irrumpió por ambas márgenes hacia la ciudad. El hecho de haberse producido en horario diurno evitó que hubiera mayor cantidad de víctimas fatales. Poco antes del mediodía, por la presión misma de las aguas, los restos del puente ferroviario se soltaron y siguieron viaje aguas abajo. Lo permitió que parte del agua escurriera y trajera algo de alivio.
El alud cruzó la ciudad que quedó sin luz e incomunicada. Un espacio de unos 600 metros en cada una de las márgenes del río Tartagal quedó inundado. Los principales daños se produjeron en los barrios más humildes: Villa Saavedra y Santa María, también se vieron afectadas las zonas de Mariano Moreno, Villa Güemes, Barrio Militar y Barrio Ferroviario.
Modesta Rivera Alfaro, de 75 años, y su hija Rosa Rivera Alfaro, de 59, habían quedado aguantando en el techo de la casa, a 20 m de la orilla, mientras el yerno llevaba a los hijos a un lugar seguro. Un vecino contó que vió cómo la correntada hizo remolinos y se las llevó. Ambas perdieron la vida. Escuchemos el relato de la nieta de la señora Modesta.
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El desastre estaba previsto
Modesta Rivera Alfaro, de 75 años, y su hija Rosa Rivera Alfaro, de 59, habían quedado aguantando en el techo de la casa, a 20 m de la orilla, mientras el yerno llevaba a los hijos a un lugar seguro. Un vecino contó que vió cómo la correntada hizo remolinos y se las llevó. Ambas perdieron la vida. Escuchemos el relato de la nieta de la señora Modesta.
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Al menos en las primeras horas faltó de todo, desde una mínima coordinación de los servicios de apoyo, hasta las prestaciones urgentes que demandaba la tragedia. Como suele ocurrir en estos casos, la propia población fue la que hizo las primeras redes de auxilio. Familias enteras perdieron todo, no solo sus humildes viviendas, sino todo lo que había en ellas: enseres, ropa, muebles, realmente todo.
Tras la tragedia, los pobladores recorrían los lugares que antes habían sido sus viviendas, tratando de rescatar del barro alguna cosa que pudiera ser útil. Una tarea ingrata, dolorosa e interminable. Por todas partes se observaban trozos de muebles, ropas, electrodomésticos, siempre entremezclados en el lodo con las ramas y troncos. En algunos casos, la gente se organizaba llevando a lugares altos y menos embarrados lo que iban recogiendo, con la esperanza de que pudieran ser cosas recuperables una vez lavadas.
Agustín, de 12 años, es el mayor de sus hermanos y fue quien guardó la calma el día de la tragedia: "Agarré a mi hermanita -un bebé de 2 meses- y nos subimos a la mesa. El agua entraba por todos lados, me dieron lástima mis perritos, que lloraban en medio del agua. A Terry se lo llevó el agua, pobrecito. Era viejo y no le pudo pelear al río. A Kira se la llevó, pero volvió. Y a Negra la subimos a la mesa".
Los ministros del interior, Florencio Randazzo, de salud, Graciela Ocaña, y de desarrollo social, Alicia Kirchner, viajaron a Tartagal. Los funcionarios habían recibido órdenes de la presidente Cristina Fernández, quien desde España les pidió que fuesen de urgencia hasta la ciudad siniestrada. El gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, admitió que los pobladores perjudicados fueron "no menos de 10.000; hay unas 2.500 casas afectadas, algunas virtualmente arrasadas, y otras con un impacto menor".
Tras la tragedia, los pobladores recorrían los lugares que antes habían sido sus viviendas, tratando de rescatar del barro alguna cosa que pudiera ser útil. Una tarea ingrata, dolorosa e interminable. Por todas partes se observaban trozos de muebles, ropas, electrodomésticos, siempre entremezclados en el lodo con las ramas y troncos. En algunos casos, la gente se organizaba llevando a lugares altos y menos embarrados lo que iban recogiendo, con la esperanza de que pudieran ser cosas recuperables una vez lavadas.
Agustín, de 12 años, es el mayor de sus hermanos y fue quien guardó la calma el día de la tragedia: "Agarré a mi hermanita -un bebé de 2 meses- y nos subimos a la mesa. El agua entraba por todos lados, me dieron lástima mis perritos, que lloraban en medio del agua. A Terry se lo llevó el agua, pobrecito. Era viejo y no le pudo pelear al río. A Kira se la llevó, pero volvió. Y a Negra la subimos a la mesa".
Los ministros del interior, Florencio Randazzo, de salud, Graciela Ocaña, y de desarrollo social, Alicia Kirchner, viajaron a Tartagal. Los funcionarios habían recibido órdenes de la presidente Cristina Fernández, quien desde España les pidió que fuesen de urgencia hasta la ciudad siniestrada. El gobernador salteño, Juan Manuel Urtubey, admitió que los pobladores perjudicados fueron "no menos de 10.000; hay unas 2.500 casas afectadas, algunas virtualmente arrasadas, y otras con un impacto menor".
A comienzos de 2006, Tartagal fue afectada por un desastre también provocado por el desborde del río. Esto motivó el inicio de obras de encauzamiento con fondos nacionales, que en 2009 todavía se estaban realizando. Precisamente, el puente colapsado iba a ser reemplazado. Hubo demoras en los trabajos y en la llegada de recursos federales. El aluvión también destrozó las obras de canalización que estaban en marcha en reemplazo de las destruidas en 2006.
Recordemos además, que en 2006 la Universidad Nacional de Salta (UNSA) elaboró un diagnóstico ambiental de la cuenca del río Tartagal (2), donde consideró "altamente probable" que se repitiera el desastre. Uno de los autores del estudio, la ingeniera química Gloria Plaza, expresó: "El entonces intendente Héctor Valenzuela se preocupó por difundir el informe. Se hicieron muchas obras edilicias en la cuenca media -donde está la ciudad-, que desgraciadamente ahora están destruidas. También se hicieron obras de protección para la zona urbana, que se consideró lo más importante". Quedó pendiente la restauración de la cuenca alta.
El siguiente video filmado por el canal local Video Tar, muestra como se desencadenaron los hechos.
¿Desastre natural o provocado por el hombre?
Responder a esta pregunta es un aspecto clave en la construcción social del desastre. Las explicaciones sobre las causas del mismo son usadas por las actores sociales de acuerdo a sus intereses específicos. Como es de esperar, los funcionarios políticos en su mayoría enfatizaron los factores naturales como clave explicativa de lo ocurrido. El gobernador Urtubey aseguró que: "El alud se produjo por el desprendimiento de laderas de cerros, como consecuencia de las características del terreno y de las intensas lluvias" (3) (4).
El ministro Randazzo declaró que la tragedia "no podría haberse evitado". Por el contrario, la presidenta Cristina Fernández después de recorrer la zona afectada dijo que: "las catástrofes naturales muchas veces no se deben a la fuerza de la naturaleza, sino a la intervención del hombre, que termina provocando situaciones que culminan en catástrofes".
El aluvión de agua, barro y restos de madera reveló que los desmontes se seguían realizando, a pesar que el intendente Sergio Levy, propietario de un aserradero, apuntaba a los productores agropecuarios que queman árboles para cultivar.
En las agrupaciones ecologistas hubo distintos puntos de vista. Greenpace señaló como causante de la catástrofe a los desmontes indiscriminados en la selva de yungas. La Fundación ProYungas no atribuyó a la deforestación, ni a la actividad petrolera responsabilidad en el evento. Señalando como posibles causas el cambio climático sumado a una mala planificación de obras de canalización y del crecimiento urbano de la ciudad de Tartagal.
En el ámbito científico- académico, también hubo disenso. La nombrada ingeniera Plaza, de la UNSA, opinó: "Lo que inició la erosión fue la apertura de caminos" para la exploración y explotación petrolera. "Me mostraron fotos recientes y ahora no se puede acceder: eso sigue en constante degradación... Los árboles deberían tener de10 a 20 metros , y son más bajos".
El ministro Randazzo declaró que la tragedia "no podría haberse evitado". Por el contrario, la presidenta Cristina Fernández después de recorrer la zona afectada dijo que: "las catástrofes naturales muchas veces no se deben a la fuerza de la naturaleza, sino a la intervención del hombre, que termina provocando situaciones que culminan en catástrofes".
El aluvión de agua, barro y restos de madera reveló que los desmontes se seguían realizando, a pesar que el intendente Sergio Levy, propietario de un aserradero, apuntaba a los productores agropecuarios que queman árboles para cultivar.
En las agrupaciones ecologistas hubo distintos puntos de vista. Greenpace señaló como causante de la catástrofe a los desmontes indiscriminados en la selva de yungas. La Fundación ProYungas no atribuyó a la deforestación, ni a la actividad petrolera responsabilidad en el evento. Señalando como posibles causas el cambio climático sumado a una mala planificación de obras de canalización y del crecimiento urbano de la ciudad de Tartagal.
En el ámbito científico- académico, también hubo disenso. La nombrada ingeniera Plaza, de la UNSA, opinó: "Lo que inició la erosión fue la apertura de caminos" para la exploración y explotación petrolera. "Me mostraron fotos recientes y ahora no se puede acceder: eso sigue en constante degradación... Los árboles deberían tener de
El decano de Ciencias Naturales de la UNSA, doctor Guilermo Baudino -especializado en Hidrogeología- opinó: "No hay una sola respuesta técnica pero, en lo personal, prefiero que las inversiones se hagan en la alta cuenca, para proteger las laderas y tratar de estabilizarlas... Las pendientes son muy altas y el monte nativo a duras penas sostiene las laderas. Si es degradado, favorece los deslizamientos de tierra. Por eso insistimos tanto con la protección de los bosques".
"Allí hay que hacer obras para que cuando las aguas lleguen a la ciudad, lo hagan con una velocidad que no cause tanto daño", completa Jorge Albeiro, ex docente de Geología en la UNSA- Tartagal .
Por su parte, en una conferencia de prensa, el secretario de recursos Hídricos de la Nación , Fabián López, explicó que “Por las precipitaciones y por las características del terreno se produjeron desprendimientos en las laderas de los cerros, lo que depositó una gran cantidad de sedimentos en el río Tartagal y en el Aguay... Posteriormente esa conjunción de agua, barro y árboles arrancados de cuajo, se depositó en el puente ferroviario que corría paralelamente a la avenida Packman, formando un dique natural que ocasionó el desvío del alud hacia sus márgenes, inundando la mayor parte de la ciudad... Categóricamente desmiento que el alud se haya producido por la actividad humana, ya sea por desmontes o desvíos del curso del río principal y sus afluentes”. Posteriormente, l a Subsecretaría de Recursos Hídricos de la Nación encargó un estudio del caso a las universidades nacionales de Córdoba y Santiago del Estero. La principal conclusión fue que la ciudad de Tartagal está mal ubicada. Gerardo Hilman dijo que el hecho ocurrió porque "se trata de una zona vulnerable a aludes e inundaciones", y agregó que "urbanísticamente el pueblo de Tartagal está mal ubicado, ya que se encuentra emplazado sobre un cambio de pendiente brusco de montaña".
Otro organismo nacional, el Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), dependiente de la Secretaría de Minería de la Nación. Inició un estudio (5) pocos meses después del desastre, donde se lee: "Las actividades realizadas en la zona se relacionan con la acción petrolera (picadas, caminos y líneas sísmicas); explotación maderera; actividad agropecuaria; oleoductos y obras civiles para infraestructura de la ciudad. La tala selectiva y la deforestación para caminos, tendidos eléctricos y picadas aumentan la erosión y la escorrentía". Raúl Seggiaro, investigador y docente de la UNSA, que participó en el estudio, para quien sostener que el alud sólo se debió a causas naturales no tiene ningún fundamento técnico y podría servir para encubrir la responsabilidad de las empresas que trabajan en la zona y de los políticos encargados de prevenir el desastre.
Se montó una industria de la catástrofe
"Tampoco se limpió la montaña de madera talada que dejó el alud, quedó en las márgenes del río y se incendiaron cerca del puente de la avenida Packam. El fuego provocó entonces más evacuados", dijo.
"Además, un plomero denunció que le habían falsificados 16 facturas que aparecían como trabajos suyos cobrados al municipio. Como respuesta a la acusación, Leavy ordenó parar las obras y unas 400 personas que esperan esa asistencia casi queman el canal que hizo la investigación...", remarca Juárez.
El tartagalense tiene una frase de cabecera: "El alud nos llevó todo, menos la esperanza".
Poco más de un año después, el 23 de febrero de 2010, las calles de Tartagal se cubrieron nuevamente de agua y barro, destruyendo casas y vehículos...
Ver Primera Parte
Referencias:
- El puente fue el símbolo de la otrora "Finca Ñancahuazu" (quebrada grande", de 50 metros y con 40 toneladas, fue instalado en octubre de 1923. Pero a raíz de problemas en la cabecera sur del puente, fue inaugurado al año siguiente, el 16/09/1924. Soportó la gran crecida de 1984, pero con el lecho del río a menos de la mitad de profundidad que en 2009.
- Claudio Cabral, Gloria Plaza, "Análisis de la Situación Global del Municipio de Tartagal, Departamento San Martín.- Diagnóstico y Evaluación de la Cuenca del Río Tartagal y área de influencia. Municipalidad de Tartagal".
- Al asumir el cargo de gobernador, Urtubey nombró secretaria de Política Ambiental a Catalina Buliubasich, quien estuvo casi cinco meses en el cargo hasta que el gobierno le pidió la renuncia. Buliubasich expresó que intentó frenar los desmontes en Salta.
- La antropóloga Marta Juárez, quien dirige el periódico Norte de Bermejo, resaltó que en la cuenca alta de Tartagal operaba la petrolera Panamerican Energy, asesorada por Rodolfo Urtubey, padre del gobernador salteño Juan Manuel Urtubey.
- Raúl Seggiaro, Valérie Baumann, Diego Ascurra, Víctor García, "Inundación de detritos en la ciudad de Tartagal". Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar).
Fuentes:
- Norte del Bermejo, "Tartagal: crónica de una tragedia anunciada".
- Clarín, 12/02/2009, "Tartagal: Cristina fue a la zona del desastre y le pidieron ayuda".
- Clarín, 13/02/2009, "Chicos de la mano por temor a que vuelva el agua".
- Clarín, 09/03/2009, "Tartagal: dicen que el alud podía evitarse y que hay riesgo de que se repita".
- La Nación, 10/02/2009, "Desastre en Tartagal por un alud de lodo".
- La Capital de Rosario, 28/07/2009.
- Diario de Tartagal.com.ar, 07/07/2009.
- diario C, 11/02/2009, "Aseguran que el alud en Tartagal fue un desastre natural imposible de evitar".
- Policías en Acción, "Alud en Tartagal".
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