Si al monte lo criamos, nos criará a nosotros.
por Santiago Elena y Pablo Toranzo
Las asociaciones de pequeños productores y trabajadores
rurales que integran el Movimiento Campesino de Córdoba asientan sus
fundamentos en la defensa de los derechos de comunidades y familias no
registradas por la mala política y una falsa idea de progreso. La vida de
hombres y mujeres del movimiento se sostiene en el territorio donde hay
bosques, fachinales y chacras.
El bosque es alimento y es producción para el buen vivir.
Pecaríes, quirquinchos, iguanas, perdices, algarrobos, jarillas, lactales,
tuscales, molles, piquillines, poleos y cientos de especies más curan, dan de
comer, crían abejas, cabras, cerdos y vacas, son la materia prima de arropes y
jaleas y nos sustentan a través de la carne y la leche.
Con las varillas, postes y horcones se hacen las casas, los
corrales, las herramientas de trabajo, los sulkys. También muchas familias
utilizan la leña para calentarse y la venden, además de hacer carbón. Nuestras
organizaciones animan críticamente el desarrollo de este modo de hacer
campesino, promoviendo las escuelas de adultos, la formación de agentes de
salud, el desarrollo productivo y el ordenamiento del uso forestal de campos
comunitarios; además de cientos de proyectos productivos, el acceso a la red
Internet en el campo, la asesoría legal, la cooperación en el comercio local,
el desarrollo de obras de aguas, mejora de caminos y muchas más actividades.
Veda forestal. Desde el Movimiento Campesino, no creemos que
la situación de veda forestal, necesaria y urgente, complique la vida
campesina. La producción del bosque se hace entresacando ejemplares y dejando
renuevos y semilleros, en vez de voltear todo, lastimando, arrancando, arando y
quemando como se usa en la mega ganadería con pasturas o como se ha hecho con el
bosque de las zonas agrícolas del noreste. Entendemos que algunas zonas tendrán
veda forestal total y enfrentaremos ese desafío.
Hay pequeños y medianos productores en las sociedades
rurales afiliadas a Cartez o a la Federación Agraria que también tienen problemas
de tierras, de tenencias, sucesiones y dificultades en el acceso a trámites
para regularizarse, por lo que creemos que es una necesidad sectorial y no sólo
social.
Lo que sí planteamos es que la estructura sobre la que se
monta esta destrucción tiene base en la concentración de la tierra y la
negación del sector campesino, que es el resguardo de sabidurías y tecnologías
ancestrales que pueden orientarnos hacia la sustentabilidad y la vida digna de
pueblos y parajes.
El problema de tierras, que hemos decidido levantar a la luz
de la sociedad, es un problema que afecta a la sociedad en general y al sector
en particular. Pensamos que hay que sentarse y dialogar.
Sin políticas para el acceso a la tierra por parte de
familias campesinas, trabajadores rurales y también urbanos, tendremos nuevas
crisis sociales y políticas y una enorme masa de gente sin trabajo y sin futuro
en las megaciudades. Las organizaciones pagamos doble costo: impulsamos este
diálogo de otro modelo productivo y nos urge el desalojo en cientos de
comunidades.
Las intervenciones leves, usando mano de obra local, con
pequeñas picadas y buenos descansos de los pastoreas, permiten la recuperación
en bosque.
Si al monte lo criamos, él nos criará a nosotros. Si se
agachan y esquivan las espinas, podrán ver que el monte viene debajo, que el
espinal resguarda en su memoria el bosque. Hay que hacer un esfuerzo para mirar
abajo, porque el monte vuelve y, como los campesinos, viene caminando.
Santiago Elena y Pablo Toranzo son encargados de difusión del Movimiento Campesino Córdoba
Fuente:
La Voz del Interior, 07/05/2010, "El monte viene de abajo", por Santiago Elena y Pablo Toranzo.
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