lunes, 12 de febrero de 2024

Antenas y celulares 5G: organizaciones exigen controles y difunden medidas para proteger la salud

La instalación de nuevas antenas aumentará la exposición de las personas a radiaciones electromagnéticas que pueden afectar la salud. Expertos y movimientos ciudadanos exigen al Estado que proteja a la población estableciendo límites y controles. La promoción de tecnologías alternativas y las medidas de cuidado personal. Ushuaia prohibió las antenas 5G.

Por Lucía Guadagno

Las antenas y teléfonos celulares emiten radiaciones electromagnéticas que pueden afectar la salud de las personas. En 2011, la Organización Mundial de la Salud (OMS) clasificó a estos campos electromagnéticos como posibles cancerígenos (Grupo 2B). Científicos independientes y organizaciones de la sociedad civil en distintas partes del mundo exigen mayores controles sobre la tecnología inalámbrica y remarcan la importancia de informar a la población sobre los riesgos y medidas de prevención. En la Argentina, ante el avance de la instalación de las redes 5G, aumentaron los reclamos y la presión sobre los gobiernos locales y nacional para que se tomen medidas preventivas.

En octubre pasado, el Gobierno nacional adjudicó los primeros lotes de espectro radioeléctrico 5G a las empresas Telecom (propiedad del Grupo Clarín), la mexicana Claro y la española Telefónica. Si bien la mayor parte de la infraestructura todavía no está instalada, las empresas informan que la red está disponible en determinados barrios de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, entre otras ciudades.

La red 5G es el servicio de conexión inalámbrica de quinta generación que promete una internet más veloz, con mayor capacidad de transmisión y descarga de información y con más dispositivos conectados al mismo tiempo. “Mientras que el 4G permite tener aproximadamente 100 mil dispositivos conectados por kilómetros cuadrado (km2), el 5G puede llegar hasta el millón”, informó el Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom). Al mismo tiempo, esta tecnología conduciría a la llamada “internet de las cosas” (IoT, por sus siglas en inglés): la posibilidad de conectar no sólo celulares o computadoras, sino también autos, electrodomésticos, maquinaria industrial o equipamiento médico. Por lo que el negocio se amplía hacia la industria, la minería, la agroindustria y los servicios, entre otros sectores.

Pero para que el 5G funcione es necesario instalar nueva infraestructura. En la Argentina, esto supone al menos duplicar la cantidad de antenas y disponerlas a una distancia menor unas de otras. De acuerdo a un informe publicado por la consultora privada ConverCom, para tener una conexión aceptable hacia 2030, el país tendría que contar con al menos 60.000 sitios con antenas de telefonía móvil (cada sitio puede tener más de una antena). A mediados de 2023, según el último informe publicado por el Enacom, había 26.735 sitios; la mitad de ellos en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires.

Frente a estos anuncios, aumentó el rechazo ciudadano a la instalación de antenas, en especial cerca de hogares, escuelas, clubes y centros de salud. Organizaciones y vecinos exigen a las autoridades mayor regulación y control de la cantidad de antenas, su localización y la potencia a la que se les permite irradiar. También que se promuevan sistemas de comunicación por fibra óptica y otras tecnologías que no irradien a la población.

No estamos en contra de la tecnología”

El 5G no tiene respaldo de bioseguridad”, sostuvo Esteban Rossi, bioingeniero y docente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Advirtió que mientras existen estudios que demuestran que estas radiaciones tienen efectos biológicos y aumentan el riesgo de contraer enfermedades, no hay investigaciones que demuestren lo contrario. “No estamos en contra de la tecnología ni de que la gente se comunique, pero se puede hacer de forma más segura”, afirmó Rossi, quien también es miembro de la Sociedad Argentina de Radioprotección (SAR) e integra la Comisión Interamericana de Protección Radiológica de los Campos Electromagnéticos y las Radiaciones no ionizantes (Cipracem).

A diferencia de los rayos X o los gamma, las radiaciones de las antenas y teléfonos celulares son “no ionizantes”. Esto significa que no tienen energía suficiente como para ionizar la materia. Los módem wifi, las antenas de radio y televisión y los hornos microondas también son fuente de estas radiaciones.

Tanto las empresas de comunicaciones como funcionarios estatales y parte del mundo científico afirman que al ser “no-ionizantes”, las radiaciones de las antenas y teléfonos no son perjudiciales para la salud. Sin embargo, las organizaciones denuncian que esa postura responde a intereses económicos y que la evidencia científica disponible hasta el momento justifica, al menos, suspender la instalación de las redes 5G, revisar las normas de seguridad e informar a la población.

Radiaciones no ionizantes y salud

Sobre los daños a la salud, Rossi citó análisis publicados sobre los efectos de la radiación no ionizante que vinculan la exposición a estos campos electromagnéticos por largos períodos de tiempo con la posibilidad de sufrir daño genético, problemas reproductivos y aumento de riesgo de cáncer. También recomendó los trabajos de Ceferino Maestu Unturbe, Director del Laboratorio de Biolectromagnetismo de la Universidad Politécnica de Madrid, quien forma parte de los científicos que solicitan a las autoridades europeas que legislen para proteger a los ciudadanos. Por último, mencionó como referencia las investigaciones de Devra Devis, epidemióloga y toxicóloga estadounidense, autora del libro “Desconectar”, sobre los efectos de las radiaciones y la responsabilidad de las empresas.

Los estudios disponibles llevaron a instituciones como la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) a publicar una serie de recomendaciones para el uso de aparatos inalámbricos, como minimizar el uso del celular, no dormir con el teléfono en la misma habitación y no llevarlo pegado al cuerpo.

La velocidad de absorción de la radiación por microondas es mayor en niñas y niños que en adultos”, señala la SAP. También advierte a las personas gestantes, ya que —explican— el feto es en especial vulnerable a la radiación por microondas porque afecta una vaina protectora de sus neuronas. “Los efectos biológicos (de la exposición a las radiaciones) están directamente relacionados con la potencia y la duración de la exposición. Los niños son más vulnerables a la radiación emitida por eso se trata de minimizar los riesgos.”

Otro de los médicos que advierte sobre los riesgos es Daniel Orfila, otorrinolaringólgo especializado en Otología, tumores de la vía auditiva e implantes cocleares (de dispositivos para la audición). Explica que desde hace más de 20 años realiza cirugías en el centro de Neurología, Neurocirugía y Rehabilitación Fleni, de Buenos Aires, y que comenzó a estudiar el efecto de las radiaciones no ionizantes por lo que veía en sus pacientes. “Empecé a notar un aumento de tumores grandes y gigantes (grados 3 y 4) en gente más joven”, señaló.

Estudios del investigador sueco Lennart Hardell, que vinculan la exposición a las radiaciones con el aumento de riesgo de desarrollar tumores en el oído, llevaron a Orfila a advertir a sus pacientes y a recomendar medidas de prevención. Entre ellas, no dormir con el celular en la misma habitación y, de hacerlo, que sea con modo avión; apagar el módem wifi por la noche; y no hablar con el teléfono pegado a la oreja, usar manos libres o auriculares con cable (no inalámbricos).

Me interesa la difusión y la prevención, sobre todo en los chicos”, sostuvo. Y remarcó un reciente artículo publicado por la Sociedad Española de Otorrinolaringología en la que los especialistas llaman a ser prudentes y evitar la exposición de niños a celulares. “La evidencia invita a la prudencia y especialmente a evitar la exposición a edades tempranas, pues no es posible descartar que exista una relación causal entre el uso habitual del teléfono móvil y el desarrollo del schawannoma vestibular (tumor del oído)”, señalan.

5G, regulación y control

En una carta enviada al gobierno nacional, la Cipracem solicitó en octubre de 2022 establecer regulaciones y controles más estrictos para las radiaciones no ionizantes. Una de las medidas que propone es aplicar los principios de protección radiológica que se usan para las radiaciones ionizantes: justificación, optimización (o principio ALARA) y límite de dosis.

El primer principio indica no irradiar si no hay una justificación adecuada para hacerlo. Pero en la comunicación inalámbrica eso está fallando”, explicó Rossi. “No hay razón para que estén conviviendo las antenas 3G y 4G, por ejemplo. En una ciudad, en cualquier bar o departamento, tenés por todos lados fuentes de wifi. Te estás sobreirradiando cuando, en realidad, una sola fuente de wifi es suficiente.” En cuanto a la optimización, explica que las personas deben ser irradiadas lo mínimo posible: “Esto tampoco se cumple. Al contrario, parece que cuantas más antenas haya, mejor”.

Sobre el límite de dosis, el principio indica que todas las exposiciones deben ser inferiores a los límites recomendados por el Comité Internacional de Protección Radiológica. En la Argentina, el Enacom es el encargado de medir las radiaciones de las antenas. Lo que hace es controlar que las antenas no superen los límites de Máxima Exposición Permitida (MEP). Sin embargo, Rossi advierte que esas mediciones sólo tienen en cuenta la potencia en un determinado momento, pero que no miden la exposición de las personas por largos periodos de tiempo, como ocurre en la realidad.

A nivel internacional, la clasificación de estos campos electromagnéticos como posibles cancerígenos hecha por la OMS motivó a que otros organismos hagan recomendaciones. Uno de ellos fue la Asamblea Parlamentaria del Concejo de Europa, que en su resolución 1815/2011, solicitó: “En lo que respecta a las normas o valores umbral para las emisiones de campos electromagnéticos, la Asamblea recomienda encarecidamente que se aplique el principio ALARA (tan bajo como sea razonablemente posible)”. Y recordó que cuando la evaluación científica no permita determinar el riesgo con suficiente certeza, se debe aplicar el principio precautorio.

Reclamos y ordenanzas

Ushuaia fue noticia en diciembre último por haber prohibido la instalación de antenas 5G. Lo hizo el Concejo Deliberante a través de la ordenanza 6317. En su artículo 2º dispone prohibir esta tecnología “hasta tanto se presenten estudios médicos científicos y epidemiológicos que demuestren la total inocuidad de estas radiaciones”. Una de las organizaciones impulsoras de la norma fue Ciudadanos Organizados para Regular las Telecomunicaciones (Corte), que reúne a activistas de distintas provincias. Otras localidades como la Comuna de Lehmann (Santa Fe) o Azul (en provincia de Buenos Aires) también limitan o prohíben la instalación de antenas.

Gualeguaychú, en cambio, tomó el camino contrario. A fin de año, el oficialismo usó su mayoría en el Concejo Deliberante para derogar la prohibición del 5G, que regía desde 2020, y flexibilizar los controles. En la sesión del 28 de diciembre, los concejales no sólo habilitaron el 5G sino que también derogaron otros artículos clave de la ordenanza 12.418/2020, como la prohibición de instalar antenas en plazas, centros recreativos, establecimientos educativos, centros de salud y áreas protegidas.

"Es muy importante que Gualeguaychú avance en la conectividad”, sostuvo el intendente Mauricio Davico al justificar las modificaciones. “Vienen tiempos complejos para la economía y no nos podemos dar el lujo de prohibir, con esta ordenanza, que vengan las inversiones.”

Concejales de la oposición cuestionaron la decisión. “No se nos dio tiempo de estudiar más el tema, consultar con expertos ni escuchar a la gente”, sostuvo Delfina Herlax, del bloque Más para Entre Ríos. “La ordenanza que se modificó había llevado mucha investigación y trabajo de los concejales en su momento”, agregó.

En paralelo a las acciones locales, las organizaciones también reclaman ante el Estado nacional. En respuesta a un pedido del Movimiento por Telecomunicaciones Sanas (Motesa), el Ministerio de Salud de la Nación organizó el año pasado las primeras reuniones de la Comisión Intersectorial para el Estudio de las Radiaciones No Ionizantes (Ciperini), con participación ciudadana. Tras los encuentros, el Ministerio se comprometió a evaluar el marco normativo y desarrollar un informe sobre los efectos biológicos de las radiaciones no ionizantes y campos electromagnéticos.

Especial cuidado en niños y niñas

La Sociedad Argentina de Pediatría elaboró una serie de recomendaciones para el cuidado de la salud en las infancias. Entre ellas:

  • Debido a que el riesgo es acumulativo y la radiación se absorbe con más horas de uso, es importante minimizar el uso del teléfono celular.

  • Al hablar, utilice manos libres o auriculares. La distancia disminuye los riesgos.

  • Cuando no se utiliza, el teléfono no se debe mantener en el cuerpo. Guardarlo en bolsos o mochilas. No guardarlos cerca de las zonas genitales.

  • Retirar los teléfonos celulares de las habitaciones donde se duerme.

  • Los dispositivos deben mantenerse alejados del abdomen de una mujer embarazada.

  • Una madre no debe usar el teléfono celular mientras amamanta.

  • Los monitores de bebés no deben ser colocados en la cuna.

  • Para escuchar música o jugar, usar el teléfono en “modo avión”.

  • Limitar el uso del celular a áreas con buena señal. Cuanto menos señal hay, más radiación emite el dispositivo para poder conectarse a la red.

  • La conexión a Internet con un cable no emite radiación y su uso debe fomentarse.

  • Los módem y routers Wi-Fi en el hogar deben ser colocados lejos de donde la gente, especialmente niñas y niños, pasan la mayor parte del tiempo.


Fuente:

Lucía Guadagno, Antenas y celulares 5G: organizaciones exigen controles y difunden medidas para proteger la salud, 29 enero 2024, Agencia Tierra Viva.

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