Central Nuclear Embalse. Modelo de elementos finitos de la estructura interna del edificio del reactor, realizado con el programa SAP2000. Crédito: Pinto, Ceballos, Prato y Rocca. |
Por Cristian Basualdo
Viene de una tercera parte.
La respuesta sísmica del edificio del reactor de la Central Nuclear Embalse fue revaluada durante el proyecto extensión de vida, utilizando un nuevo modelo numérico, validado mediante la comparación entre la respuesta calculada y la medida durante un sismo de baja intensidad que en 2003 activó el sistema de monitoreo sísmico de la planta. Los nuevos espectros de respuesta de piso resultaron en general menos severos que los originales.[10]
El hormigón del edificio del reactor está sometido a mecanismos de degradación que pueden afectar tanto su integridad estructural como su hermeticidad. Un ejemplo lo encontramos en una central gemela a la de Embalse: la canadiense Gentily-2, donde el hormigón sufrió un proceso químico denominado reacción de agregados alcalinos. Los daños se manifiestan como pequeñas grietas superficiales en un patrón irregular que pueden evolucionar a daños extensos. Si bien en Gentily-2 se implementó un programa de gestión del envejecimiento del edificio del reactor,[11] esto no evitó su cierre en 2012; la operadora Hydro-Québec concluyó que la extensión de vida no estaba justificada desde el punto de vista económico. En el caso de Embalse, Nucleoeléctrica no implementó ningún programa de gestión del envejecimiento del edificio del reactor.
Sumidero de calor y estructuras masivas
En cuanto máquina térmica, una central nuclear necesita de un sumidero de calor, un cuerpo de agua donde depositar la energía que se pierde en el ciclo termodinámico. En la Central Nuclear Embalse esta función la cumple el lago Embalse, del cual utiliza —en funcionamiento normal— un caudal de 45,5 metros cúbicos por segundo (más del doble del caudal del río Ctalamochita). Por tratarse de un embalse artificial, la central fija condiciones restrictivas de operación, limitándose la excursión máxima del lago a 7,50 metros.
Un terremoto podría dañar la presa y el nivel de agua podría descender hasta comprometer la operación de las bombas de agua de la central. En 1982, se realizó un análisis de las consecuencias de los sismos sobre la presa, concluyéndose que resistiría un sismo máximo de 0,26 g.[12] Para sismos mayores (0,34 g) la presa no colapsaría, aunque se produciría una deformación permanente significativa que podría provocar una bajada del nivel de agua del lago, que a su vez afectaría la operación de las bombas de la central. Como parte de la extensión de vida se revaluó las consecuencias de un sismo en la presa. No tuve acceso a esta documentación.
La seguridad nuclear de la región depende de una presa de más 80 años de antigüedad, cuyo mal estado lo confirma un relevamiento realizado en 2010 por el Organismo Regulador de Seguridad de Presas, que observó la deformación horizontal en el paramento aguas arriba; además de notorias fisuras y grietas en el contacto del paramento aguas abajo con el estribo derecho.[13]
Para empeorar las cosas, el Gobierno Provincial encaró la refuncionalización del descargador de fondo de la presa, motivado por las recurrentes inundaciones en la cuenca media y baja del río Ctalamochita. El Diario del Centro del País informó —en relación con el lago Embalse— que “la obra que se prevé derivará en el eventual vaciado del mismo en caso de una emergencia, de manera de aminorar los picos de caudales erogados durante las crecidas”. Esta modificación, no prevista en la extensión de vida, deja a la Central Nuclear Embalse vulnerable a una falla de dicho elemento de descarga, que puede ser mecánica, de operación o inducida por un sismo.
Presa Embalse, planta. Se trata de una escollera granítica con una longitud en el coronamiento de 360 metros y una altura máxima de 50 metros. Las obras fueron inauguradas el 9 de julio de 1934. |
Otro aspecto a considerar son las estructuras masivas que almacenan los residuos radiactivos. Se trata de los silos con el combustible gastado (canisters), y con los residuos provenientes del recambio de los componentes críticos de la instalación (retube canisters), estas últimas estructuras se encuentran fundadas superficialmente, su robustez sísmica también fue evaluada.[14]
Si consideramos que: Riesgo sísmico = Amenaza + Vulnerabilidad + Costo económico, vemos que el riesgo aumenta considerablemente con la presencia de una central nuclear, porque el costo económico tiende a infinito en el caso del máximo accidente nuclear posible; que en Embalse pondría en peligro más de 4 millones de personas en un radio de 300 kilómetros alrededor de la planta, según estimaciones de Greenpeace.[15]
Rebobinando antes de terminar, en Córdoba hubo terremotos, los acaba de haber y los habrá. En la Central Nuclear Embalse, incluso después de las revaluaciones y cambios de diseño para incrementar su robustez, persisten incertidumbres sustanciales en los resultados. Recién cuando nos toque bailar la danza de la tierra, sabremos si la central nuclear resistirá un gran sismo, o, por el contrario fallará a la primera sacudida.
Referencias
Federico Pinto, Marcelo A. Ceballos, Carlos A. Prato, y Ricardo J. Rocca, Validación del modelo numérico del edificio del reactor de la Central Nuclear Embalse mediante registros sísmicos, octubre 2007, Mecánica Computacional Vol XXVI, pp.2766-2775.
Jean-Olivier Chénier, Dragan Komljenovic, Vladimir Gocevski, Sylvain Picard, Guy Chrétien, An Approach Regarding Aging Management Program for Concrete Containment Structure at the Gentilly-2 Nuclear Power Plant, junio 2012, 33rd Annual Conference of the Canadian Nuclear Society.
La unidad utilizada para medir la aceleración sísmica es la aceleración de la gravedad, g = 9,81 m/s².
Laura Cristina Fernández, Gabriel Andrés Gutiérrez, Gustavo Adriel Rodríguez, Relevamiento y diagnóstico de las condiciones de seguridad en presas de Córdoba, 2010, Organismo Regulador de Seguridad de Presas.
Adriano Trono, Federico Pinto, y Carlos A. Prato, Evaluación de respuesta sísmica de estructuras masivas fundadas superficialmente, Revista Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Vol. 2, N.º 1, marzo 2015.
Gordon R. Thompson, Riesgo de operar reactores CANDU, Institute for Resource and Security Studies, noviembre 2008, traducción junio 2013.
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