lunes, 3 de julio de 2023

Bosque nativo: el negocio perfecto

¿Cómo es posible que en ninguna campaña electoral o plataforma política aparezcan como prioritarias la preservación del bosque nativo y la reforestación?

Por Rita Stanislavs

En la ciudad de Alta Gracia, provincia de Córdoba se encuentra el Museo del “Che” Guevara. Él fue a vivir allí por 1943, para tratarse su enfermedad asmática, como era habitual en la época. Gente de esa generación siempre tenía algún pariente o amigo que venía a respirar el “aire puro de las sierras”.

Por estos días, junio de 2023, los medios publican que más del 90% de las internaciones hospitalarias infantiles son por cuadros respiratorios.

Cifra que coincide con lo deforestado en la provincia. Más del 97% del bosque nativo fue arrasado y van por más.

En estos tiempos utilitarios, podría analizarse al bosque como una unidad productiva, una fábrica, y analizar si es un negocio rentable.

Producción de oxígeno

La principal producción de esta “fábrica” sería el oxígeno. Sustancia indispensable para la vida humana, la única más valiosa que el agua. No se puede prescindir de ella más de cinco minutos.

Para producirlo, las materias primas son el sol, que es gratis y aunque no lo veamos siempre está, y el agua, pero sólo la de lluvia, no hace falta instalaciones sanitarias, ni potabilización, ni bombeo. Y principalmente dióxido de carbono.

Este compuesto es el villano de los tiempos actuales. Su acumulación en la atmósfera por la actividad del hombre ha provocado el calentamiento global y el cambio climático. El “efecto invernadero”, algo natural que hace posible la vida en la tierra, se ve potenciado por efectos antrópicos, lo cual provoca grandes desequilibrios.

Por lo tanto, las materias primas están disponibles, son gratis, abundantes y hasta es necesario consumirlas para restaurar el equilibrio químico.

De este proceso pueden, además, obtenerse numerosos subproductos, como alimentos, madera, flores, frutos, miel, medicamentos, fauna, etc. Todo lo que el bosque brinda de forma gratuita.

Como todo proceso productivo, provoca impactos.

Entre los positivos, están los llamados servicios ambientales de los bosques: preservar la biodiversidad; mantener el equilibrio ecológico; regular el clima (fresco en verano, cálido en invierno); regular el agua (absorber cuando sobra, liberar cuando falta); prevenir erosión hídrica y eólica; capturar contaminantes y aportar paisaje, belleza y salud, entre muchos otros.

Brinda, además, otros beneficios: es un ámbito de actividades educativas; recreación; investigación científica. Preserva culturas originarias. Posibilita el desarrollo de algunas explotaciones económicas como turismo de bajo impacto, obtención de medicamentos, alimentos, leña, etc.

También contribuye al bienestar psíquico y físico de sus visitantes. Lugar por excelencia para vacaciones.

Lo destacable, además, es que no existen impactos ambientales negativos. En el bosque, no existe el concepto de basura. El deshecho de una especie es el alimento de otra. El bosque es economía circular. Sin necesidad de marketing ni campañas de educación, recolección o reciclado. Ni los gastos de publicitar todo eso.

A bajo costo

Se deben analizar los costos de esta unidad productiva, para evaluar la rentabilidad del proceso.

El costo de instalación es nulo, si el bosque ya existe, o la organización de algún voluntariado de forestación, si se quiere generar uno. Podría agregarse costo de alambrado para su preservación.

No tiene costos operativos, ya que un bosque “funciona solo”.

Como costo de mantenimiento, alcanza con gastos de guardaparques y equipos de control de incendios.

Un aspecto destacable es que no tiene costos de amortización, ya que a medida que va envejeciendo se va reproduciendo. Caso único en la economía.

Entonces, esta unidad productiva es gratis, tiene costos despreciables, brinda la sustancia más importante para el ser humano, captura el compuesto de mayor conflictividad ambiental del momento y brinda sólo beneficios... ¡Es el negocio perfecto!

Sin lugar en la agenda

¿Cómo es posible, entonces, que no se esté preservando hasta el último relicto de bosque nativo?

¿Cómo es posible que no se esté forestando cada espacio disponible?

¿Cómo es posible que no forme parte de la política de Estado de cualquier gobierno?

¿Cómo es posible que en ninguna campaña electoral o plataforma política aparezca el tema como prioritario?

El bosque tiene un solo inconveniente: no sabe, no puede y no quiere sobornar o ser sobornado.

Los países más deforestados coinciden con los de mayor índice de corrupción.

Como Argentina, una de cuyas provincias, Córdoba, acabó con más del 97% de su bosque nativo.

Ya nadie viene a tratarse el asma; sólo queda tierra arrasada y hospitales llenos.


Rita Stanislavs es especialista en Ingeniería Ambiental; docente de UNC y UTN


Fuente:

Rita Stanislavs, Bosque nativo: el negocio perfecto, 2 julio 2023, La Voz del Interior.

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