En inmediaciones del Polo Nuclear de Atucha en Lima, sindicatos vinculados al sector, realizaron una movilización para reclamar al gobierno la continuidad del proyecto nuclear argentino. Demanda de cumplimiento prácticamente imposible.
Por Juan Vernieri
Los gremios han advertido que el proyecto de construir un reactor Hualong One de 1150 MW, con financiación parcial de bancos chinos, denominado Atucha III, está a punto de frustrarse, si es que ya no se hundió, al menos por ahora.
Es uno de los proyectos más grandes que la Argentina firmó con China. Contempla la construcción de la cuarta central nuclear en el país, con un préstamo de 7.225 millones de dólares, a los que el país debe aportar además u$s 1.275 millones, para llegar a la astronómica cifra de u$S 8.500 millones. Es oportuno aquí destacar que, en otras partes del mundo, el valor estimado del reactor está muy por debajo del importe del contrato celebrado por la empresa estatal Nucleoeléctrica Argentina SA.
Los gremios se han percatado que la construcción de Atucha III no está prevista para el año entrante en el presupuesto del Poder Ejecutivo Nacional. Hecho confirmado.
Lo cierto es que el país está, no digamos fundido, pero si en muy malas condiciones financieras, incapaz de asegurar que podrá aportar su parte y que, al vencimiento de las cuotas, las podrá saldar.
Ante esta situación el gobierno, que no ha sabido administrar correctamente sus recursos, con gravámenes impositivos exuberantes, tendrá que ajustar las cuentas y todas las áreas, a menos de algunas privilegiadas, tendrán que sufrir esta situación.
Por otro lado, la profunda crisis que vive el gigante asiático hace que los bancos sean más prudentes a la hora de otorgar créditos. Por supuesto que los préstamos chinos son políticos y los bancos saben que por eso son riesgosos, sin embargo, cuando Argentina solicitó que la financiación sea por el total de la operación, no solo no han respondido afirmativamente, sino que no han ratificado la oferta inicial del 85 %.
Los gremios deben conocer perfectamente la situación de ambas partes, prestador y prestatario. Por más reclamos, protestas y manifestaciones sindicales, habrá que guardar en carpeta por ahora el proyecto de Atucha III, hasta que el país salga del abismal pozo en que se encuentra.
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