Con
menos de 800 ejemplares, el orangután de Tapanuli es uno de los más
vulnerables del mundo. La construcción de una central hidroeléctrica
en la provincia indonesia de Sumatra del Norte pone en grave a
peligro a esta especie entre denuncias de irregularidades, presiones
a los activistas y acusaciones de que también perjudicará a los
habitantes de la zona.
por
Ricardo Pérez-Solero
Las
obras de construcción de la presa están modificando parte del
hábitat del orangután de esta especie reconocida en 2017, lo que,
según algunos científicos, incrementará la fragmentación de la
población de simios y les expondrá aún más a la caza furtiva y
conflictos con agricultores.
Construcción
de una central hidroeléctrica
La
central hidroeléctrica se construye en el sur del ecosistema de
Batang Toru, una exuberante zona de bosque tropical con una gran
biodiversidad y frecuente actividad sísmica, y será terminado en
2022, aunque hasta el momento solo es un claro en la selva donde se
levantan barracones con tejados azules y rojos.
En
el pueblo de Arse, a unos quince kilómetros de la presa y en el
extremo oriental del ecosistema de Batang Toru, el agricultor Sapto
Bin Sormin muestra el lugar en su plantación donde, por primera vez
desde que tiene uso de memoria, han anidado orangutanes.
Sormin
lamenta la pérdida de 1,2 millones de rupias (unos 87 dólares o 81
euros), o un mes de ingresos, por los frijoles amargos y durianes que
se comieron los simios antes de que guardabosques y residentes los
expulsasen al tupido bosque tropical protegido.
“Si
los orangutanes vienen al pueblo molestarán a la gente y provocarán
daños”, lamenta entre palmeras y árboles frutales el padre de dos
hijos sobre la presencia de orangutanes en Arse.
“Último
clavo en el ataúd” de la especie
En
julio del año pasado, una veintena de científicos escribió una
carta al presidente de Indonesia, Joko Widodo, en la que describieron
el proyecto como “el último clavo en el ataúd” del orangután de Tapanuli, que requiere una población mínima de 500 ejemplares
para alcanzar viabilidad genética.
El
proyecto de 510 megavatios y 1.600 millones de dólares de inversión
emprendido por la empresa indonesia PT North Sumatra Hydro Energy
(NSHE), que construye desde 2015 el gigante chino Sinohydro en el
municipio de Tapanuli Meridional, ha sido incluido en el plan
estratégico energético del Gobierno.
La
presa no solo afectará a los oranguntanes, ya que Batang Toru, con
cerca de 150.000 hectáreas, es hogar de cientos de especies de flora
y fauna, entre ellos el tigre de Sumatra o el pangolín, que están
“gravemente amenazadas”, según la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza.
Río
abajo, las plantaciones de aceite de palma dominan el paisaje en el
camino hacia el pueblo de Aek Rambe, donde su jefe, el anciano Sarul
Nasution, se queja de que los cultivos “están secando las reservas
de agua y han disminuido la cantidad de pesca”.
La
presa agravará este problema en más de una decena de pueblos, donde
viven unas 3.000 personas, según estima la compañía indonesia.
En
Aek Rambe, las casas de madera se elevan sobre postes a la orilla del
río, la red eléctrica todavía no ha llegado y solo unos pocos
generadores iluminan a los pescadores mientras pescan la captura del
día.
El
anciano cuenta que no hay planes para proporcionar electricidad al
pequeño pueblo.
La
central será clave para satisfacer la creciente demanda de
electricidad en la isla, asegura NSHE, pero en su estudio social
reconoce que existen “expectativas que no serán satisfechas”
sobre la falta de acceso a electricidad en Tapanulis Meridional.
NSHE
defendió en un correo electrónico enviado a Efe que la central no
es perjudicial para el medioambiente o las comunidades de la zona ni
se encuentra en una zona primaria de hábitat del orangután de
Tapanuli, y ha promovido en los últimos meses proyectos de
conservación en Batang Toru.
Denuncia
sobre presiones
La
organización ecologista local Walhi, la mayor del archipiélago, es
la única sobre el terreno que todavía critica abiertamente la
construcción de la presa, después de emprender en 2018 un proceso
judicial contra el estudio medioambiental del proyecto que en este
momento se halla en el Tribunal Supremo.
Semanas
después de que Walhi hubiera denunciado presiones y amenazas contra
su personal, su abogado, Golfrid Siregar fue encontrando en octubre
herido de gravedad junto a su motocicleta en una calle de Medan,
capital provincial de Sumatra del Norte, y murió en el hospital tres
días más tarde.
La
Policía determinó que la muerte se debió a un accidente de
tráfico, pero una coalición de organizaciones de defensa de los
derechos humanos locales e internacionales, incluidas Human Rights
Watch y Amnistía Internacional, cuestionan la investigación
oficial.
“Hemos
recibido presiones a través de terceras personas que dicen que van a
matarme, que piden que los extranjeros no vengan a esta oficina”,
dijo a Efe en su despacho de Medán Dana Prima Tarigan, el director
ejecutivode Walhi en Sumatra del Norte.
Con
la campaña en contra de la presa debilitada y el apoyo de líderes
locales y nacionales asegurado, el único obstáculo importante al
que se enfrenta la central en estos momentos es la demanda en el
Tribunal Supremo.
Walhi
ve con esperanza la reciente cancelación por motivos
medioambientales de otro proyecto hidroeléctrico en la provincia
indonesia de Aceh y defiende su posición.
“No
nos oponemos a las construcciones, pero tienen que tener en cuenta a
la gente y a la vida salvaje. Salvar el ecosistema de Batangtoru y su
biodiversidad es salvar a la humanidad”, afirma el activista de
Walhi, Roy Lumban Gaol.
Fuente:
Ricardo Pérez-Solero, Una presa amenaza el hábitat del orangután más vulnerable en Indonesia, 20 febrero 2020, EFEverde. Consultado 22 febrero 2020.
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