La
polémica planta de Fessenheim, cerca de Alemania y Suiza, no cumple
con las normas de seguridad exigidas a escala internacional tras el
accidente de Fukushima.
por
Joaquim Elcacho
El
reactor número 1 de la central nuclear de Fessenheim (Francia) será
desconectado definitivamente de la red eléctrica a las 02:30 horas
del sábado 22 de febrero. El segundo de los reactores de esta planta
correrá la misma suerte el próximo 30 de junio.
La
clausura definitiva de esta nuclear, la más antigua existente en la
actualidad en Francia, ha sido presentada por el presidente Emmanuel
Macron y el primer ministro Edouard Philippe como uno de los primeros
pasos hacia un nuevo reparto de las fuentes de energía en Francia,
con un mayor peso de las tecnologías renovables, una menor
dependencia de la electricidad procedente de nuclareas y la reducción
de las emisiones de gases de efecto invernadero de centrales que
utilizan carbón y fuel como combustible.
En
el caso concreto de la central de Fessenheim, no obstante, la
realidad es que se ahora se ejecuta una clausura técnicamente
inaplazable. Esta nuclear ubicada junto al río Rin, en la frontera
francesa con Alemania y Suiza, ha estado en funcionamiento durante 43
años y su diseño y medidas de seguridad no cumplen en la actualidad
con las condiciones marcadas a escala internacional tras el accidente
de la central de Fukushima (Japón).
De
hecho, Fessenheim, que hipotéticamente está expuesta a posibles
inundaciones y movimientos sísmicos, ha sido durante los últimos
años uno de los foco de crítica de diversos grupos ecologistas de
Francia y Alemania, y su clausura fue prometida hace cinco años por
el entonces presidente francés Françoise Hollande.
El
actual primer ministro francés, Édouard Philippe, aseguró el
pasado miércoles en un comunicado que el cierre de Fessenheim viene
a concretar un compromiso del presidente, Emmanuel Macron, y supone
“una primera etapa en la estrategia energética de Francia”.
Una
estrategia que pretende “un reequilibrio progresivo entre la
electricidad de origen nuclear y la electricidad de origen renovable
y continuar la rebaja de las emisiones de gases de efecto
invernadero” con el cierre “de aquí a 2022” de las cuatro
últimas centrales de carbón en funcionamiento en Francia.
Un
país que sigue siendo nuclear
El
cierre y posterior desmantelamiento (en un proceso que puede durar
otros 40 años) de esta central de la región de Alsacia no alterará
demasiado el mix energético (distribución o combinación de fuentes
de generación) de Francia, un país en el que el 70 % de la
electricidad procede de centrales nucleares (la proporción más alta
de los países desarrollados).
Tras
el cierre Fessenheim, Francia pasará a tener en actividad 56
reactores nucleares (sólo superada en número total por Estados
Unidos, con 98 reactores), que suman una potencia instalada de 61.000
megavatios (MW). Como se recordará, y para comparar cifras, en
España se encuentran en funcionamiento 5 centrales nucleares, 2 de
las cuales disponen de 2 reactores cada una (Almaraz y Ascó), por lo
que suman 7 reactores, con una potencia eléctrica instalada de 7.398
megavatios (MW).
Macron
no tiene prisa
Emmanuel
Macron indicó, pocos meses después de su elección en 2017, que
establecería el año 2035 como fecha para conseguir reducir a la
mitad la dependencia eléctrica francesa respecto a las centrales
nucleares, con el cierre de hasta 17 reactores antes del 2025 (ver en ‘La Vanguardia’).
”Pretender
que aceleremos el cierre de las plantas nucleares nos obligaría a
reabrir las plantas de carbón en los próximos años”, dijo Macron
en la COP23 en Bonn en 2017, como recuerda esta semana la agencia
EuroNews.
El
gobierno francés detalló el pasado mes de enero que pretende cerrar
12 reactores nucleares que se acercan o superan los 40 años de
funcionamiento antes del 2035.
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Fuente:
Joaquim Elcacho, Francia cierra su central nuclear más vieja: ¡Tras 43 años de vida!, 21 febrero 2020, La Vanguardia.
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