lunes, 17 de febrero de 2020

Donde nace el agua, faltan cloacas

por Fernando Colautti

Una paradoja asoma entre los ríos serranos. La Cumbrecita es una de las pocas localidades con sistema cloacal en las Sierras y la única de Calamuchita que cubre la mayor parte de su radio urbano con redes. Por lo que se ve, con deficiencias. La mayoría de las demás no tienen ni un metro de cloacas, o sumaron redes que ni rozan la mitad de sus radios urbanos.

Las Sierras casi no tienen cloacas y esa realidad representa una deuda ambiental y sanitaria para Córdoba. Donde nace y se embalsa el agua que Córdoba necesita, no hay tratamiento cloacal.

El Valle de Punilla, por ser el más poblado, es también el más impactado. En la cuenca del dique San Roque, por ejemplo, sólo el 21 por ciento de sus vecinos cuenta con sistema cloacal. Allí, Carlos Paz -la cuarta ciudad cordobesa en tamaño- tiene planta de tratamiento, pero sólo está conectado el 30 por ciento de sus frentistas. Así está el San Roque, pudriéndose con desechos no tratados que engordan sus algas.

Todos los investigadores advierten que Los Molinos es el embalse que le sigue en deterioro ambiental. En su entorno, crecen poblaciones que cuentan con cero tratamientos cloacales.

Asombran esas realidades, no sólo por la desprotección de un recurso clave y por los riesgos sanitarios que implica. También -debiera advertirse- porque ya no hay modo de imaginar el turismo que viene sin sustentabilidad ambiental. No habrá puentes, hoteles ni bonitas campañas que alcancen si el visitante se encuentra con ríos y con lagos contaminados.

La paradoja de La Cumbrecita es que, teniendo planta cloacal, puede contaminar hasta más que tantas localidades que carecen de ella. Si las plantas no funcionan, o se desbordan, terminan siendo un sitio de concentración de desechos que agudizan, en ese punto, el impacto sobre el río al que desagotan.

De eso saben, por ejemplo, en las dos mayores ciudades cordobesas -la Capital y Río Cuarto-, que llevan años con plantas desbordadas e insuficientes, que se transformaron en un efluente de impacto mayor que la suma de los pozos ciegos que buscaban evitar.

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Fuente:
Fernando Colautti, Donde nace el agua, faltan cloacas, 16 febrero 2020, La Voz del Interior. Consultado 17 febrero 2020.

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