En
las últimas semanas, a través de un informe periodístico, se
reflotó la denuncia por la ampliación del Canal Santa María. Es la
única obra en marcha del plan para intervenir la cuenca que encara
Provincia. El gran beneficiario es un grupo inmobiliario. A esto se
suman continuas alertas ante nuevos intentos de ocupar humedales y un
proceso de "blanqueo" definido por el gobierno de Vidal.
por
Nicolás Grande
El
descontrol continúa. La cuenca del río Luján sigue en peligro por
la voracidad inmobiliaria con banca estatal. En las últimas décadas,
el avance en zonas de humedales fue permanente. Bajo la conducción
provincial de María Eugenia Vidal las condiciones se agravaron. El
rol del Estado superó las omisiones anteriores que permitieron obras
imposibles. Y se volcaron en un rol activo, oculto en discursos de
obras hipotéticamente destinadas al bien común.
Además
se atraviesa un proceso de “blanqueo” de barrios cerrados que
destruyeron zonas que funcionaban como amortiguación de excedentes
hídricos.
La
difusión de un trabajo periodístico a cargo del programa televisivo
ADN (C5N) reflotó las denuncias que desde el año pasado apuntan
contra la obra de ampliación del Canal Santa María. Esos trabajos
fueron los primeros (y hasta el momento los únicos en marcha) que se
encararon dentro del plan maestro para intervenir en la cuenca y
busca mitigar el problema de las inundaciones.
Los
números oficiales hablan de una inversión de 565.715.028 pesos,
adquiridos mediante un préstamo internacional. Pero la enorme deuda
pública contraída parece beneficiar únicamente a un futuro
emprendimiento privado adyacente al canal. El Santa María tiene una
extensión de 7 kilómetros y funciona como aliviador del río Luján
en conexión con el Paraná. Es lindero al Parque Nacional Ciervo de
los Pantanos (resultado de la unificación de la Reserva Otamendi y
la Reserva Natural Río Luján).
En
una primera propuesta la intervención provincial buscaba la
construcción de un canal paralelo. Luego de varias objeciones se
definió ensanchar el ya existente. Sin embargo, el trasfondo se
mantuvo idéntico.
“La
sospecha es por qué se hace ese nuevo canal. Le explicamos al
intendente que hay un proyecto inmobiliario que se llama Bahías del
Paraná, en el cual un empresario ya está vendiendo lotes en un
lugar inaccesible. Con los 3 millones de metros cúbicos de tierra
que se va a extraer del canal nuevo van a hacer un camino de acceso a
este emprendimiento inmobiliario. La primera gran obra -y la más
costosa del Plan Integral-, sospechamos que está rozando con la
corrupción. Si el destino de esas tierras es ese, nosotros como
contribuyentes de la Provincia estamos ayudando a un empresario a
desarrollar un emprendimiento inmobiliario”. Esas fueron las
explicaciones que el referente de Inundados de Luján, Sergio
Frascaroli, brindó a EL CIVISMO en abril del año pasado. Apuntaba,
en concordancia con otras organizaciones de la cuenca, a que la obra
no tendría un impacto real en la mitigación de crecidas. Es decir,
no existían argumentos técnicos a favor de la prioridad dispuesta
por los organismos bonaerenses.
Las
advertencias fueron acertadas. El informe que difundió recientemente
el programa de C5N corrobora una sugestiva vinculación entre el
Estado Provincial y el grupo inmobiliario que ya comercializa un
futuro barrio náutico.
Con
documentación oficial como respaldo, el trabajo periodístico marca
que hace un año se selló un acuerdo entre Parques Nacionales y la
Provincia de Buenos Aires para avanzar con el ensanchamiento del
canal. Se incluía el compromiso por parte de la administración
bonaerense de expropiar un terreno de 250 hectáreas propiedad de una
empresa desarrollista. Y luego donarlo al Parque Ciervos de los
Pantanos. Sin embargo, casi en paralelo la firma privada inició un
proceso de preventa de los terrenos que conformarían el barrio
Bahías del Paraná. En septiembre, Provincia notificó que la
expropiación quedaba sin efecto. “Casualmente la tierra
proveniente del dragado del canal fue depositada en esas 250
hectáreas que van a generar 270 lotes en zonas de humedales. Ese
relleno le va a permitir a los desarrollistas armar el millonario
barrio privado. Los contribuyentes pagan con su bolsillo el
ensanchamiento innecesario del Canal Santa María. Las parcelas que
iban a ser parte de un parque nacional quedan en manos de un privado.
Y el material que se sacó del fondo del canal sirvió para rellenar
los terrenos sobre los cuales se va a construir el nuevo Nordelta”,
resumió el trabajo periodístico.
El
mes pasado, la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN)
también dio cuenta de serias irregularidades relacionadas con la
ampliación del Canal Santa María y la delicada situación del
Parque Ciervo de los Pantanos: “Recientemente se produjo el despido
de su intendente, Jerónimo Valle, licenciado en Ciencias
Ambientales, especializado en la protección de humedales. Jerónimo
se desempeñó en forma destacada y eficiente en defensa del Parque
Nacional a lo largo de su año de gestión, pese a fuertes
limitaciones presupuestarias y de personal. Valle se opuso y denunció
daño ambiental en el área protegida nacional derivado de las obras
de ensanchamiento del Canal Santa María del río Luján, así como
de la posible construcción de un camino que atravesaría el Parque
favoreciendo a una iniciativa inmobiliaria privada, y que podría
implicar el desalojo de pobladores isleños”.
La
Fundación marcó que “de la intervención en el Canal Santa María
se estarían derivando conforme lo constatado por la saliente
Intendencia del Parque Nacional diversos impactos en su humedal como
la contaminación con combustible, rotura de cañerías, la
construcción no permitida de un camino de forma longitudinal al
canal dentro de los límites del área protegida y el relleno de
tierras privadas para desarrollo inmobiliario”.
A
la luz de estos hechos, los firmantes exigieron a las autoridades
provinciales y nacionales pertinentes (APN y Dirección de Hidráulica
de Buenos Aires) “la inmediata paralización de las obras de
ensanchamiento del Canal Santa María generadoras de daño ambiental,
para que se proceda a la constatación formal y remediación del
mismo”.
Además,
se pidió que “la Administración de Parques Nacionales haga uso de
todos los medios administrativo-judiciales a su disposición para
detener toda acción de avance en la construcción del camino, sin
antes efectuarse una actualizada evaluación de los impactos sociales
y ambientales e instancia de participación ciudadana, considerando
el cambio en el estatus jurídico del área -de Reserva a Parque
Nacional- que le provee la máxima categoría de conservación que
puede detentar un área natural en el país”.
Intereses
cruzados
En
su página web, el futuro emprendimiento Bahías del Paraná describe
de la siguiente manera su entorno: “El paisaje de la zona, donde se
ubica el emprendimiento, es campestre, sin encontrar en él
industrias, comercios u otros elementos que puedan ser considerados
como contaminantes para el proyecto de viviendas unifamiliares y
turísticas. La superficie total de la fracción es de 287 hectáreas,
con forma casi regular, no siendo atravesada por ningún arroyo, río
o curso de agua. El campo tampoco tiene ningún tipo de electroducto
que la cruce, o restricción de servidumbre alguna. Su geografía
está marcada por ser una gran planicie con dos montes, uno de
eucaliptos rostrata y otro de taxodium distichum, que son preservados
dentro del proyecto como áreas protegidas. Su geografía se corta al
llegar al margen del río Paraná de las Palmas, con un frente de 600
metros de costa sobre el mismo. Este emprendimiento acompaña el
importante proceso de desarrollo que se ha generado en la zona en los
últimos años”.
Se
proyectan 298 chacras de 4.000 metros cuadrados cada una, todas con
muelle propio. Como ocurre con emprendimientos ya existentes que
ocupan humedales, la geografía natural se vuelve una clara
herramienta de marketing. Los responsables del proyecto invitan a
futuros comprados a “comenzar a vivir el sueño de estar rodeado de
naturaleza, como si vivieras a muchos kilómetros de Buenos Aires y a
su vez, muy cerca de todo”. El anticipo de compra es de 11.726
dólares, en 24 cuotas fijas de 1.140 dólares.
Casi
como una provocación hacia las organizaciones que marcan la
necesidad de preservar el Parque Nacional lindero, se indica que para
llegar al futuro barrio se deberá recorrer “un magnífico camino
natural por el Parque Nacional Ciervo de los Pantanos” y se aclara
que “este camino ya cuenta con las correspondientes aprobaciones
jurídicas y ambientales por parte de los organismos correspondientes
para su construcción”.
En
otro sector del portal, Bahías del Paraná informa que en enero de
2018 “las obras comenzaron con la limpieza del Canal Santa María”,
en referencia a los trabajos que iniciaba Provincia. Meses después
sumaron fotografías de las tareas de dragado solventadas con fondos
provinciales, en un raro vínculo público-privado que se consolidó
con el correr del tiempo.
Situación
delicada
Adriana
Anzolín integra la Red de Organizaciones de la Cuenca del Río
Luján. Indicó que el descontrol inmobiliario implica “una
situación súper delicada, donde continuamente se incumple la ley y
hacen lo que quieren”.
En
cuanto a la denuncia que pesa sobre el Canal Santa María, Anzolín
recordó que desde un primer momento “uno de los problemas grandes
que había era definir dónde poner los barros, porque el Ministerio
de Infraestructura planteaba que era una de las cosas más caras de
la obra”.
“Entonces
surgió la posibilidad de expropiar esas hectáreas para colocar los
barros. Ahora los rellenaron y no lo van a expropiar. A los dueños
les queda un terreno con la cota elevada listo para construir. El
proyecto original era ensanchar el canal, después apareció la idea
de hacer un canal paralelo. Eso se frenó y se decidió ensanchar al
doble el canal que ya había. Los barros se colocan en las tierras de
esta gente”.
En
otros puntos de la cuenca baja, las luces de alerta siguen prendidas.
Anzolín habló de un sector que forma parte del partido de Campana:
“Hay un pedazo de tierra que conforma la zona de amortiguación del
Parque Ciervos de los Pantanos. Lo tiene una compañía forestal que
lo quiere vender a una empresa que se dedica al acopio de
combustible. Para hacer eso tienen que rezonificar la zona, que es
rural y debería pasar a industrial. Es un negocio millonario y el
parque quedaría al lado de los tanques de combustibles. Además hay
un barrio cercano. Nosotros nos opusimos. Todo esto antes de las
elecciones, se juntaron más de seis mil firmas. Se paró. El
intendente de Campana ganó y tiene mayoría en el Concejo
Deliberante. Quieren volver a meter el proyecto”.
Anzolín
explicó que la iniciativa implica también “dejar sin efecto una
ordenanza que establece que es zona de humedales”. Habló de un
negocio gigantesco y lo graficó de la siguiente manera: en las
condiciones actuales, la hectárea tiene un valor de 10 mil dólares.
Si el cambio de zonificación avanza, el número treparía a los 100
mil dólares.
Por
otra parte, las organizaciones denuncian relleno de humedales en el
Partido de Escobar, presumiblemente con el objetivo de habilitar otro
barrio cerrado.
Por
último, Anzolín reiteró una disposición del gobierno bonaerense
que, bajo pretexto de aumentar la recaudación, habilita el
“blanqueo” de urbanizaciones que nacieron ilegales. El caso
emblemático, tal como lo detalló este medio meses atrás, lo
constituye San Sebastián en Pilar, la megaurbanización que destruyó
miles de hectáreas de humedales.
Fuente:
Río Luján: siguen los negocios inmobiliarios con banca estatal, 23 noviembre 2019, El Civismo. Consultado 27 noviembre 2019.
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