Las
pilas se utilizan a diario en cualquier aparato electrónico y existe
muy poca información sobre la magnitud del daño que pueden
producir. Es necesario que el Estado lleve adelante campañas de
concientización y ponga a disposición de los ciudadanos lugares
específicos para el tratamiento de estos desechos.
por
Sergio Federovisky
Hace
muchos años los argentinos juntaban pilas en una botellita plástica
y las llevaban luego a algún sitio que se ocupara de su tratamiento.
Ese hábito fue perdiendo fuerza a medida que el tema fue
desapareciendo de la agenda y las campañas ambientales.
Se
sabe muy poco sobre cuán intenso y peligroso puede ser el impacto
que tienen sobre el ambiente. Una batería de mercurio puede
contaminar 600 mil litros de agua, una alcalina unos 167 mil y una de
óxido de plata hasta 14 mil litros. Una sola pila de reloj pulsera
puede llegar a contaminar toda el agua de una pileta olímpica.
Los
componentes que contienen las pilas y baterías son elementos muy
tóxicos, por eso es importante ser responsable una vez que su vida
útil haya culminado. Lo primero que hay que saber es que es muy
peligroso depositarlas junto con los residuos domésticos.
Vale
aclarar que hay algunas pilas más peligrosas que otras: por ejemplo,
las denominadas alcalinas -si no contienen litio, cadmio o mercurio-
no entran en la categoría de "residuo peligroso". Pero hay
un problema: hay muchas marcas, muchos tipos y mucha confusión. Por
ende lo mejor es ponerlas a todas en la misma categoría.
La
mayor parte de las pilas contiene sustancias como mercurio, cadmio,
litio o plomo, que son sumamente peligrosas tanto para la salud como
para el ambiente. Lamentablemente, en Argentina aún se las sigue
descartando en la basura doméstica. Esto significa que poco tiempo
después estarán contaminando un relleno sanitario o, lo que es
peor, alguno de los cinco mil basurales a cielo abierto que existen
en el país. Si, además, son incineradas en alguna "quema"
serán mucho más tóxicas aún, pues el mercurio y el cadmio, entre
otros metales, con el calor se convierten en amenazantes generadores
de gases de efecto invernadero.
El
mal uso de las baterías después de su vida útil es muy común en
la sociedad y si no se toma conciencia del daño que se le hace al
planeta con esta acción el ambiente continuará recibiendo el
impacto.
Es
necesario volver a profundizar campañas de lucha contra la
contaminación que generan las personas. Y para ello es fundamental
que se brinde información clara sobre la peligrosidad de algunos
desechos.
En
conjunto con esta acción, el Estado debe asumir la responsabilidad
de formar a la población en materia de reciclaje y de abrir centros
a los que los ciudadanos puedan acudir, tanto para informarse como
para depositar desechos dañinos para su correcto tratamiento.
Fuente:
Sergio Federovisky, Las pilas y su efecto en el medio ambiente: la pequeña que lleva un reloj puede contaminar una pileta olímpica, 23 junio 2019, Infobae. Consultado 2 julio 2019.
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