“Se
conoce más sobre la superficie de Marte y la Luna que del fondo
marino, sin embargo, la industria minera quiere arrasar un ecosistema
que aún no ha sido casi explorado”, afirmó la organización
ambientalista.
Mientras
que la comunidad científica aún no ha explorado menos del 1 % del
fondo del mar a nivel mundial, la industria minera tiene planes de
explotar las profundidades marinas, lo que destruiría al ecosistema
más grande del planeta. En este contexto, Greenpeace presentó el
nuevo informe “En aguas profundas”sobre los daños irreversibles
que provocaría esta industria de avanzar con las prácticas mineras.
A
la fecha, 29 licencias han sido concedidas principalmente entre
China, Corea, Reino Unido, Francia, Alemania y Rusia, países que
reclaman vastas áreas del Océano Pacífico, Atlántico e Índico,
que cubren un área de alrededor de 1 millón de km2, casi el tamaño
de la superficie de Bolivia. Incluso, la gigante empresa de armas
estadounidense Lockheed Martin ocupa dos licencias de exploración
patrocinadas por el Reino Unido.
“Los
océanos podrían enfrentar daños severos. La minería en aguas
profundas es una amenaza emergente, su actividad podría resultar en
la extinción de especies únicas. Además esta práctica industrial
aceleraría los efectos del cambio climático”, señaló Estefanía
Gonzalez, coordinadora del programa de océanos de Greenpeace Andino.
Según
el informe, las regulaciones ambientales deben ser más estrictas si
se pretende salvaguardar la vida de los océanos. Es por esto que la
organización ambientalista hace un llamado a los gobiernos del mundo
para que acuerden en las Naciones Unidas un tratado Global Oceánico
que ponga la conservación de las aguas por encima de su explotación.
Además,
el trabajo realizado por Greenpeace revela que la gobernanza
oceánica, con la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA,
por sus siglas en inglés), organismo de la ONU responsable de
regular la industria minera de aguas profundas, prioriza los
intereses corporativos por encima de la protección marina hacia el
tratado global.
Por
otro lado, el informe cita a científicos, gobiernos, ambientalistas
y representantes de la industria pesquera que advierten sobre las
amenazas a la vida marina y exponen el daño que provocaría la
maquinaria minera y la contaminación tóxica si los gobiernos
permiten que se comience a comercializar con la minería en aguas
profundas. Además, el reporte también explica cómo este tipo de
prácticas podría empeorar la emergencia climática al quebrantar
las reservas de “carbono azul” en los sedimentos del fondo
marino.
“Conocemos
más sobre la superficie de Marte y la Luna que sobre la profundidad
de nuestras aguas. Es fundamental que los gobiernos acuerden en la
ONU un tratado que permita allanar el camino para la creación de una
red de santuarios oceánicos libres de cualquier explotación
industrial, incluida la minería”, sostuvo González.
En
el marco de la campaña de Greenpeace por la protección de los
océanos, el barco Esperanza llegará al Atlántico a la altura de la
isla Azores para realizar una novedosa investigación en la “Ciudad
Perdida”, donde se encuentra una formación natural de chimeneas
hidrotermales que podrían contener pistas sobre los orígenes de la
vida y su evolución. Este fascinante lugar, a pesar de haber sido
identificado por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, está
bajo amenaza ya que forma parte de la Cordillera del Atlántico
Medio, zona cubierta por un contrato de exploración minera otorgado
por la ISA al gobierno polaco el pasado año.
Fuente:
La minería podría destruir futuros hallazgos científicos en el fondo marino, 3 julio 2019, Greenpeace Argentina. Consultado 3 julio 2019.
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