sábado, 13 de julio de 2019

Energía Nuclear Argentina: más penas que glorias

Central Nuclear Atucha II.

En el marco de la serie Chernobyl, la sociedad argentina ha puesto la lupa en la situación de nuestras centrales nucleares. Los antecedentes de nuestro país en materia de energía nuclear y los testimonios de los referentes del Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA) indican que nunca estamos exentos de padecer accidentes.

La serie Chernobyl de HBO llegó hace un poco más de un mes a las pantallas y ya se posicionó como la mejor en el ranking de IMDB.

Esta miniserie de cinco capítulos que narra cómo se produjo el mayor desastre nuclear de Europa, viralizó la duda: ¿Podría ocurrir un accidente similar en Argentina?

Hoy en día, y a partir del acontecimiento de Chernóbyl, todas las centrales del mundo han tomado medidas para que no suceda lo mismo.

Sin embargo, el referente del Movimiento Antinuclear Zárate, Agustín Saiz opina que siempre existen riesgos de accidentes.

Al ser consultado por el caso Chernóbyl, Saiz dijo: “No creo que se pueda producir un accidente exactamente por las mismas fallas técnicas que ocurrieron en Chernóbyl porque entiendo que después de Chernóbyl, la industria nuclear en todo el mundo, incluso en Argentina, ha tomado precauciones para que no pase exactamente lo mismo, pero sí el riesgo de accidentes está presente permanentemente, que haya un accidente no quiere decir que explote necesariamente”.

El biólogo y presidente de la Fundación para la Defensa del Medio Ambiente (FUNAM), Raúl Montenegro, al respecto aseguró: “Cualquier reactor nuclear en cualquier país del mundo puede sufrir el peor accidente posible en la Escala Internacional de Eventos Nucleares (INES)”.

La escala INES es un instrumento para cuantificar la gravedad de un suceso nuclear y radiológico. El peor accidente posible, por ejemplo un accidente como el de Fukushima o el propio de Chernóbiy son de nivel 7.

Para el Premio Nobel Alternativo 2004, Montenegro, la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA) han incurrido en una serie de figuras para reducir de alguna forma el temor de que suceda un evento nuclear similar en Argentina. “Indican que la central nuclear Chernóbyl 4, que es la que sufrió ese accidente nivel 7, tenía una estructura distinta, que en lugar de utilizar como moderador agua pesada -que es el caso del reactor de Argentina- tenía grafito, que además era combustible, etc. En realidad no importan los sistemas de seguridad, obviamente cuantos más sistemas de retención enhorabuena, pero ningún reactor nuclear del mundo está exento de sufrir el peor accidente o evento posible”, explicó.

¿Cuáles con las centrales nucleares que están en nuestro país?

En Argentina contamos con tres centrales de potencia actualmente: Atucha I, Embalse y Atucha II.

Atucha I fue la primera central nuclear de América Latina. Se conectó al Sistema Eléctrico Nacional en 1974. Está ubicada sobre la margen derecha del Río Paraná de las Palmas, a 100 km de la ciudad de Buenos Aires en la localidad de Lima, Partido de Zárate.

Embalse es la segunda planta nuclear construida en Argentina. La instalación está situada en la costa sur del embalse de río Tercero en la provincia de Córdoba. Su construcción se inició en 1974. Luego de completar el proyecto de Extensión de Vida, la central alcanzó con éxito la puesta a crítico de su reactor en 2019, iniciando el segundo ciclo operativo por un ciclo de 30 años.

Por último, Atucha II se encuentra sobre la margen derecha del Río Paraná, en la localidad de Lima, partido de Zárate, a 100 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. La construcción de la Central Nuclear Atucha II comenzó en 1982.

Las tres centrales son operadas por Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NASA), una empresa generadora de energía eléctrica, y encargada de la gestión de los proyectos nucleares del país.

La compañía produce energía nucleoeléctrica mediante la operación de las centrales. La potencia instalada total de sus tres plantas es de 1790 MW.

NASA es una sociedad anónima cuyo capital social accionario se encuentra distribuido de la siguiente manera: Ministerio de Hacienda 79 %; CNEA 20%, y Emprendimientos Energéticos Binacionales 1 %.

Según NASA, todas las centrales nucleares argentinas cuentan con la Licencia de Operación por parte de la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN).

En referencia, Agustín Saiz dijo “Atucha I, Embalse, y Atucha II se encuentran actualmente en un estado que les permite operar”.

Pese a que las centrales están en condiciones de operar, Saiz advirtió: “El problema es que se hizo una extensión de vida útil recientemente en Embalse (Córdoba) y Atucha I, de lo cual muchos técnicos e ingenieros entienden que el mix de componentes de la década del ‘70 con los actuales aumenta aún más la probabilidad de riesgo”.

En este sentido, el referente de del Movimiento Antinuclear de Zárate detalló: “Lo que ya ocurrió muchísimo en Atucha I y en Embalse son descargas de contaminación radiactiva al lago de Embalse y al río Paraná. Entonces los accidentes nucleares pueden ocurrir y han ocurrido en muchas situaciones más de lo que la gente piensa”.

Saiz sostiene que el riesgo de accidente está presente en cualquier momento porque hay múltiples circunstancias que lo pueden desencadenar, ya sea por causas humanas o históricas. “En el ‘82 la Central de Atucha I fue un blanco de guerra durante la Guerra de Malvinas, entonces esas son las circunstancias históricas que en el año ‘74 ‘76 cuando hicieron Atucha I no estaban contempladas”, ejemplificó. Y continuó: “Después hay otros procesos humanos, en las últimas décadas, ha ocurrido fracking en la Argentina y existe la técnica del monocultivo de soja. Esas han tenido consecuencias casi directas sobre Atucha. En el año 2016 quisieron hacer fracking en Entre Ríos, entonces la tierra fracking podría haber generado un temblor sobre Atucha que está en la provincia de Buenos Aires en frente de Entre Ríos. Ese fue uno de los motivos por los que no se llegó hacer fracking en esa provincia”.

Además, se refirió a otros causales que podrían desencadenar accidentes nucleares en las centrales argentinas. “Cuando hablamos del monocultivo de soja, hablamos de que los cauces del río, en el caso del río Paraná por ejemplo, el agua escurre de una manera muy distinta a la de hace muchos años, donde los canales aumentan notablemente porque los suelos están estériles y absorben menos agua, entonces también una posible inundación tranquilamente puede desactivar o poner en jaque a una central nuclear”, explicó. “Entonces las situaciones nunca están contempladas desde lo teórico, lo que sí ocurre en la realidad son múltiples situaciones que pueden desencadenar un accidente”, sintetizó Saiz.

Por su parte, el Dr. Raúl Montenegro, sostuvo que: “Cualquier reactor de potencia puede sufrir el peor accidente posible porque puede tratarse de una falla interna o de un evento que venga del exterior”. “En el caso de las centrales nucleares tanto como Atucha 1, Atucha 2, o Embalse, el combustible nuclear agotado que es material altamente radiactivo se coloca en silos. Por ejemplo, en el caso de Embalse en los silos secos hay 30 años de acumulación de residuos radiactivos de alta actividad, por lo tanto, si un avión de gran porte golpea contra un grupo de silos, (que no están preparados para recibir el impacto de un avión comercial), en ese caso lo que se generaría a partir de ese evento sería algo equivalente a un Chernóbyl o algo equivalente por lo menos a veinte Chernóbyl”, expuso.

El impacto sería enorme y esto es algo que muchas personas no saben, que no solamente está el riesgo del reactor nuclear en operación, sino que también está el riesgo de los silos, en este caso son silos secos los de Embalse, en donde se almacenan las barras combustible con residuos radiactivas de alta actividad”, sintetizó.

Argentina: el país latinoamericano récord en materia de accidentes nucleares

La referente del Movimiento Antinuclear Rionegrino (M.A.R.), Fabiana Vega contó que el primer accidente nuclear o evento en Argentina, ocurrió el 30 de junio de 1983 pero en nuestro país se conoció recién en 1987 (cuando lo publicó la revista alemana Der Spiegel). Según Vega, luego sucedieron muchos otros.

En este sentido, el biólogo, Raúl Montenegro resaltó que nuestro país es el único de América Latina y Caribe que tiene los peores récords en materia de eventos nucleares. “Argentina sufrió el peor accidente de la región en un reactor nuclear de investigación: el RA-2 en Constituyentes, eso ocurrió en septiembre de 1983”. “Ese accidente que sufrió el RA-2 en Constituyentes fue nivel 4 en la Escala INES”.

El profesor titular de Biología Evolutiva Humana en la Universidad Nacional de Córdoba, Montenegro, además subrayó: “Argentina también tiene otro récord; es el primer país de América Latina y Caribe que tuvo una víctima por accidente nuclear, fue la persona irradiada por radiación gamma y neutrones en el RA-2 de Constituyentes y que por culpa de esa exposición murió”. “Al mismo tiempo es el primer accidente nuclear de reactor en funcionamiento en donde además de la víctima fatal hubo 17 personas contaminadas con radiación gamma y con neutrones y que por lo menos -hasta donde está la información porque se mantuvo en total secreto-, no se ha sabido qué es lo que ha pasado con la vida de estas personas”, explicó.

Además, el Premio Nobel Alternativo 2004, Raúl Montenegro agregó: “No terminan ahí los récords, el reactor RA-2 después de ese fatídico accidente por error humano que mostró la impericia de la propia Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de quien dependía el reactor RA-2, fue el primer reactor nuclear de investigación desarmado y decomisado en Argentina”.

Como vemos, Argentina tiene el peor récord de todos los países de la región en el tema de materia nuclear”, afirmó.

Siguiendo la línea de eventos nucleares en nuestro país, el Dr. Raúl Montenegro, el año pasado durante un encuentro de galardonados en la Universidad de California, indicó que “el 17 de noviembre de 2017 se produjo el salto de varios sellos de contención en el Área de Operaciones del reactor nuclear de Embalse, lo que permitió la liberación de vapor con tritio 3 radiactivo en el Área de Operaciones donde se encontraban unas 50 personas. Durante las cinco horas que duró el episodio hubo registros altos de tritio radiactivo al mediodía y a las 14 horas, situación que forzó la evacuación total del área contaminada. Según datos proporcionados por un informante de FUNAM hubo cinco trabajadores contaminados. La persona más impactada recibió 12 mSv en dos horas de exposición. El Sievert es la unidad de medición de la radiación ionizante absorbida por un organismo vivo. Aunque la persona contaminada estuvo por debajo de este límite, las autoridades nucleares de Argentina no dicen que cualquier valor de radiación ionizante es cancerígeno, y que el desarrollo de cáncer en personas expuestas puede demorarse años”.

Por otra parte, Montenegro aclaró que en Argentina la población no está preparada para el peor accidente posible. “En los reactores nucleares Atucha I, Atucha II y Embalse solamente se hace lo que se llama ‘Simulacro para accidente menor’, ese simulacro se hace 10 km alrededor de las centrales nucleares de potencia, bastante mediocres por otro lado e incompletos pero en ningún caso se ha querido preparar a la población para el peor accidente posible nivel 7 ¿Por qué siendo que a cualquier reactor nuclear puede pasarle este accidente o evento nivel 7? No lo han querido hacer porque al hacerlo la población que es preparada se da cuenta de que puede ocurrir. Y tanto la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), como la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN), y como NASA, no quieren que las personas se den cuenta que esos reactores nucleares pueden sufrir el peor accidente posible”, manifestó el biólogo.

Montenegro explicó que el área de impacto de un reactor nuclear de potencia si sufre el peor accidente posible, por ejemplo el caso de Chernóbil, se considera entre 500 y 700 km alrededor de las centrales. “Entonces se darán cuenta ustedes lo absurdo que sucede en Argentina, se prepara a la gente 10 km alrededor de las centrales y se deja sin protección, sin consignas a todo lo que tienen que ver con el radio de los 500 km”, denunció.

Además, Montenegro explica que no sólo no se prepara a la gente, sino que además “tampoco tenemos preparados hospitales, ni médicos o personal de la salud, para tratar las miles de víctimas que generaría el peor accidente posible, que insisto puede pasar en Argentina como puede pasar en Francia, como puede pasar en cualquier otro país que tenga reactores nucleares en potencia”.

Siguiendo esta línea, Montenegro contó a El Panorámico que en el año 2011 al ver que la Comisión Nacional de la Energía Atómica (CNEA), la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) y NASA, no preparaba a la gente, desde FUNAM hicieron el ‘Plan ciudadano para actuar en caso de accidente nuclear’, que se puede consultar en internet.

Posibilidades de una nueva central en Argentina y sus repercusiones

Recientemente, el gobierno nacional anunció la firma del acuerdo definitivo con China para construir una cuarta central nuclear de potencia en la provincia de Buenos Aires, a 100 Km. del mayor conglomerado urbano del país.

Este avance para la construcción de Atucha III generó el rechazo del Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA), organizaciones, asambleas, comunidades originarias y ciudadanos/as de todo el país.

MARA presentó un comunicado de prensa, el pasado 24 de junio, donde manifestó su repudio al accionar ilegal del gobierno, alertó a la población sobre los peligros de la central, y denunció que no tiene sentido la construcción de otra planta nuclear por sus altos costos que podrían ser reemplazados por energías renovables.

Chernobyl nos recuerda en estos días que un desastre nuclear es la condena de muerte para las poblaciones y los territorios. El ex subsecretario de energía nuclear de la nación, Julián Gadano, reconoció en 2017 que de producirse un accidente nuclear ‘nos moriríamos de hambre, porque no podríamos vender alimentos a nadie’. Tres centrales nucleares juntas a 100 Km. de Capital Federal y a 80 Km. de Uruguay conforman un Chernobyl en potencia”, explica el comunicado.

Agustín Saiz, del Movimiento Antinuclear Zárate/Campana (Buenos Aires), dijo a El Panorámico que la consecuencia negativa de esta cuarta central es primeramente para nosotros, porque tenemos que vivir con un riesgo nuclear más. “En la operatividad de la central nuclear por lo general es un poco inevitable que haya contaminación radiactiva, derrame de agua y otro tipo de situaciones que hacen que estemos expuestos”, explicó. “Zárate está ubicado a 100 km de Capital Federal y Gran Buenos Aires, que es la ciudad más densamente poblada en la Argentina y sería una catástrofe”, sentenció.

Además destacó: “El convenio es sobre un reactor que no tiene experiencias previas de esa tecnología, seríamos el conejito de indias de China”.

Asimismo, Fabiana Vega del Movimiento Antinuclear Rionegrino (M.A.R.) coincidió en que uno de los principales puntos negativos de la nueva central que se espera construir es su carácter experimental, es decir, no hay ninguna central de potencia con esas características en ningún lugar del mundo.

Por otra parte, también señaló que el acuerdo con China es una pérdida de soberanía territorial y energética. Y remarcó la poca participación que tiene Argentina en este tipo de acuerdos. «Se evidencia en la base espacial China que fue instalada en Neuquén, que tan pronto los obreros de la construcción terminaron de hacer su trabajo no quedó ningún argentino dentro. Y también nosotros como rionegrinos lo hemos vivido en la minera de Sierra Grande que hace muchos años está concesionada por los chinos en zona limítrofe y en donde el compromiso o la oferta laboral inicial fue paupérrima; no quedó ningún argentino trabajando dentro y a los chinos que tienen trabajando dentro están con condiciones de esclavitud», manifestó.

Siguiendo esta línea, Vega insiste en que la energía nuclear es la más nociva porque conlleva la explotación de uranio, y deja residuos radiactivos que persisten durante años afectando a la salud y el medioambiente. «Los costos que tiene la energía nuclear comparables con otras energías son inimaginables», declaró.

Por último, Fabiana Vega invita a tener en cuenta las energías alternativas, como la solar, la eólica, la mareomotriz, la biomasa, etc.

Balance: la situación de la energía nuclear en Argentina

Tanto los referentes del Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA), como los antecedentes de accidentes nucleares en nuestro país, demuestran que si bien las centrales Atucha I, Atucha II y Embalse se encuentran en condiciones de operar, la energía nuclear es la tecnología más nociva que se desarrolló hasta ahora. “La energía nuclear es la más cara de todas, es la que deja un pasivo imposible de tratar que es el combustible usado, y necesita de la minería de uranio”, finalizó Agustín Saiz.

Fuente:
Energía Nuclear Argentina: más penas que glorias, 12 julio 2019, El Panorámico.

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