Un
alga microscópica que prolifera en las cuencas hídricas de Córdoba
es estudiada en un laboratorio dependiente de la UNC; los
investigadores advierten que los métodos tradicionales de
potabilización del agua resultan cada vez mas ineficientes; la
presencia de estos organismos aumentó un 200 % en los últimos dos
años.
por
Ivana Saltanovich
El
Dique San Roque y el Dique los Molinos aportan el agua al 70 % y al
30 % respectivamente de la población; mientras el San Roque provee a
la zona norte de la ciudad, Los Molinos lo hace a la zona sur. En los
últimos tiempos, investigadores de las cuencas hídricas de la
provincia vienen alertando sobre el deterioro que sufren ambos
reservorios, una situación que se torna visible cuando parte de sus
superficies se vuelve de colores verdes intensos.
En
esta oportunidad, el químico de la Universidad Nacional de Córdoba
(UNC) Exequiel Di Tofino resalta dos puntos inquietantes: que el agua
del dique Los Molinos se está deteriorando de forma más veloz que
el tiempo que le llevó al San Roque; y la presencia de la
microcystis, el alga generadora de una toxina calificada como
“grave”, llamada microcystina, con alta presencia en ambos
diques. “Las mediciones demuestran un marcado deterioro de las
condiciones del agua de estos diques y una proliferación cada vez
más acentuada de todo tipo de algas, bacterias y algunas variedades
de especies fúngicas”, señaló Di Tofino a Hoy Día Córdoba.
“En
la contaminación biológica, lo que vemos superficialmente como un
manto verde es lo más inofensivos. Son plantas acuáticas, no algas,
las algas son microscópicas y por lo tanto no se ven, y no existe
una única variedad, existen al menos siete u ocho, de las cuales yo
solo estudio una”, en referencia a la microcystis. Este organismo
prolifera a causa de la contaminación química que presentan los
diques, provocada por la deforestación, los desagües clandestinos y
los efluentes cloacales que desembocan en las cuencas sin ningún
tipo de tratamiento o de manera insuficiente.
Como
ejemplo, menciona lo que ocurre en el valle de Punilla. “Excepto en
Carlos Paz, donde la Coopi supuestamente sí aplica un tratamiento
previo a los efluentes que libera al dique, el resto de las
localidades aledañas no tienen ni si quiera una cooperativa de
tratamiento, y los efluentes van cruditos por el río San Francisco,
que luego se convierte en Cosquín y así llegan al San Roque”,
dijo el además profesor de la UNC, que desde 2007 estudia el estado
del agua.
Además,
cuestionó la falta de control, reglamentación y de permisos para el
desarrollo inmobiliario y hotelero en los valles de Punilla y
Calamuchita como así también de los cultivos en campos, “hemos
llegado a encontrar presencia de glifosato y agroquímicos que no
deberían porqué estar ahí”, advirtió Di Tofino, aunque aclaró
que la principal urgencia es atender la proliferación de la
microcystis, que podría volver el agua intratable.
Los
métodos convencionales de potabilización han quedado
desactualizados en función de la composición actual del agua,
incuso los filtros que existen en el mercado no son los
suficientemente específicos para retener el alga en estudio y su
toxina. Una práctica habitual como la de hervir el agua en la
microcystina genera un efecto adverso, es decir, “potencia su
toxicidad”.
A
esta neurotoxina se la conoce desde hace tiempo, pero hoy se pone
nuevamente en agenda por su exponencial proliferación. Se absorbe
por piel, es decir que por más que decidamos no tomar el agua
corriente, estamos sometidos a ella al bañarnos, higienizarnos y
lavar la ropa. Afecta principalmente al nervio óptico y a nivel
gastrointestinal. Respecto al grado de contaminación de los diques
por su presencia, Di Tofino aclaró que aún no existen valores de
referencia porque recién ahora se ha vuelto crónica. Sin embargo,
mencionó que en el agua de consumo humano su presencia debería ser
cero, pero en los últimos dos años su apariencia aumentó en un 200
%: “Existe entre 50 y 100 unidades del organismo por litro de agua
relevada”.
Canchas
de golf donde había agua
La
investigación forma parte del trabajo que desempeña Exequiel Di
Tofino en un laboratorio de servicios externos dependiente de la UNC
y que lleva adelante junto a un equipo interdisciplinario compuestos
por biólogos, químicos e ingenieros. "La evidencia visual
indica que nuestros diques se están convirtiendo en verdaderas
canchas de golf”, grafica Di Tofino sobre el estado actual de los
diques.
Por
ello, además de los análisis sobre la composición del agua, el
especialista adelantó a este medio que están experimentando un
sistema de filtración capaz retener -y en lo posible inactivar- la
toxina que genera la microcystis para mejorar las condiciones del
agua, especialmente para consumo humano.
Fuente:
Ivana Saltanovich @IvaSaltanovich, Detectan la presencia crónica de toxinas graves en los diques, 1 julio 2019, Hoy Día Córdoba. Consultado 1 julio 2019.
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