La Central Nuclear Embalse se encuentra en parada de largo plazo desde el 31 de diciembre de 2015. Foto: Nucleoeléctrica Argentina SA. |
Las centrales
nucleares enfrentan problemas económicos insalvables, que se suman a
las preocupaciones ambientales y de seguridad.
por Cristian
Basualdo
Hay 413 reactores
nucleares en operación en el mundo, 10 unidades más que a mediados de
2017, y 25 menos que el pico histórico de 2002 con 438 reactores. El
conteo excluye las unidades en paradas de largo plazo, como la
Central Nuclear Embalse.
Son los números
de la edición 2018 del World Nuclear Industry Status Report (Informe
del Estado de la Industria Nuclear - WNISR), presentado en Londres el
martes 4 de septiembre. En 289 páginas brinda una descripción
minuciosa de los últimos cambios en la industria nuclear a nivel
mundial, enriquecida con información específica para regiones y
países individuales. Mycle Schneider es el editor principal del informe, y Julie Hazemann el gestor de datos.
Durante 2017 se
pusieron en marcha 4 reactores, 3 en China y 1 en Pakistán
(construido por empresas chinas). A su vez se cerraron 3 reactores:
uno en Alemania (Gundremmingen-B, 33,5 años); otro en Corea del Sur
(Kori-1, 40 años); y otro en Suecia (Oskashamn-1, 46 años). En la
primera mitad de 2018 se pusieron en marcha 5 unidades, entre las que
se encuentran los primeros 2 reactores de tercera generación del
mundo, que fueron estrenados por China: un reactor presurizado
europeo (EPR) y un AP1000 de Westinghouse.
La edad promedio
de la flota mundial de reactores nucleares operativos continúa en
aumento, y a mediados de 2018 era de 30 años. Hay 77 reactores que
tienen 41 años o más de operación.
En 2017 se
comenzaron a construir 5 reactores y 2 en la primera mitad de 2018,
muy por debajo del pico histórico de 1976 con 44 unidades. "Si
la nuclear fuera un organismo vivo, se clasificaría como en
extinción, porque la tasa de renovación es insuficiente para su
supervivencia", observa Mycle Schneider.
Actualmente hay
50 reactores en construcción, de los
cuales 16 están en China, el número de unidades en construcción en
todo el mundo disminuyó por quinto año consecutivo (en 2013 eran
68). El tiempo promedio de construcción es de 6,5 años.
China no comienza
una nueva construcción de un reactor comercial desde diciembre de
2016, debido a que “la desaceleración del crecimiento de la
demanda de electricidad, en combinación con el rápido desarrollo de
la energía eólica y solar, así como la "excesiva"
capacidad instalada de las centrales térmicas a carbón, ha
disminuido considerablemente la necesidad de un mayor desarrollo de
la energía nuclear”, señalaron Han Wenke y Zhou Jie, coautores del
WNISR.
Entre 1970 y mediados de 2018, 94 proyectos de construcción fueron cancelados en distintas etapas de avance. Los últimos fueron 2 unidades AP1000 en el sitio Virgil C. Summer, Estados Unidos, abandonadas en 2017 después de gastar unos 5000 millones de dólares. Lo que precipitó la quiebra de Westinghouse Electric Company, una subsidiaria del grupo Toshiba e históricamente la mayor constructora de centrales nucleares en el mundo, que solicitó la quiebra el 29 de marzo de 2017.
WNISR2018 Facts: Grid connections peaked in the mid-1980s. In 2017, 4 units started up, 3 where shut down, respectively the oldest one in Germany, South Korea and Sweden. As of mid-2018, 5 units had started up, with 2 additional ones connected to grid in August. No shutdowns yet. pic.twitter.com/oAhoVKVNLO— World Nuclear Industry Status Report (WNISR) (@nuclearreport) 8 de septiembre de 2018
En Francia, el
recipiente de presión del EPR de Flamaville no cumplió con los
estándares de seguridad y deberá ser reemplazado después de tan
solo 6 años de operación. Esta central lleva más de 10 años en
construcción y su puesta en marcha se retrasó una vez más debido a
unas soldaduras defectuosas en el sistema principal de suministro de
vapor. Por su parte, la empresa Areva quebró y fue disuelta; con el
rescate gubernamental cambió de nombre a Orano, esta nueva compañía
siguió funcionando con la misma estructura y en el 2017 su balance
arrojó pérdidas.
En Estados
Unidos, varios reactores no pueden competir en el mercado y pende
sobre ellos el cierre antes de que expiren sus licencias. El lobby
nuclear plantea esquemas de subsidios estatales para evitar "cierres
prematuros" de reactores antieconómicos. Science Daily tituló
un documento "La desaparición de la industria nuclear", en cuya bajada se pregunta "¿Podrá la energía nuclear contribuir
significativamente a descarbonizar el sistema energético de los
Estados Unidos en las próximas tres o cuatro décadas?", la
respuesta es "probablemente no". En mayo de
2018, William Von Hoene, un directivo de Exelon, la operadora nuclear
más grande del país, dijo "no creo que haya más plantas
nucleares en los Estados Unidos”, la razón que dio el alto
ejecutivo es fácil de entender: son demasiado caras de construir.
Como así también, un artículo del Proceedings of the National Academy of Sciences concluyó que "debido a su gran
costo y complejidad, parece poco probable que se construyan nuevas
centrales en las próximas décadas".
Argentina operó
2 reactores en 2017 que proporcionaron 5,7 TWh, el 4,5 % de la
electricidad del país (en comparación con un máximo del 19,8 % en
1990), la producción cayó más de un 25 % respecto del año
anterior. Un tercer reactor (Embalse) se encuentra en una parada de largo plazo.
En abril de 2018, la autoridad reguladora otorgó una licencia para
permitir que Atucha-1 continúe operando hasta el 2024, lo que
permite una vida útil de 50 años. Además, el WNISR informa que un
pequeño reactor prototipo está en construcción en el sitio Atucha.
Se trata obviamente del CAREM, un pequeño reactor modular cuyo
proyecto fue presentado en 1984, y es publicitado como el último
grito de la moda por el lobby nuclear argentino. Sin embargo un
informe de la Union of Concerned Scientists concluyó que "a
menos que se den una serie de suposiciones optimistas, es poco
probable que los pequeños reactores modulares sean una solución
viable a los problemas económicos y de seguridad con que se enfrenta
la energía nuclear".
El agua de
Fukushima
Desde que se
conectó la central nuclear de Obninsk a la red eléctrica soviética el 27
de junio de 1954, al país que peor le fue con la industria nuclear
fue a la misma Unión Soviética, los costos del accidente de
Chernóbil de 1986 la dejaron en bancarrota y aceleraron su
disolución. El siguiente en la lista fatal es Japón, 7 años
después del accidente de Fukushima, se han reiniciado tan solo 9
reactores, mientras que 26 permanecen en paradas de largo plazo. Las
poblaciones locales y el público en general se oponen en forma
abrumadora al reinicio de estos reactores.
En la accidentada
central de Fukushima se continúa bombeando agua para enfriar los
restos de combustible en los reactores accidentados, a razón de 3
metros cúbicos por hora por reactor. El agua altamente contaminada
se escapa de las contenciones agrietadas hacia los sótanos, donde se
mezcla con el agua que penetra proveniente de un río subterráneo.
Tecnología mediante, se ha reducido la afluencia de esta agua de
unos 400 a unos 140 metros cúbicos por día, y se descontamina una
cantidad equivalente, aunque contiene niveles muy altos de tritio
(más de 500.000 Becquerelios por litro) y debe ser almacenada en
grandes tanques. La capacidad de almacenamiento en el sitio se incrementó a 1,1 millones de metros cúbicos.
Unos 8.000
trabajadores están involucrados en el trabajo de desmantelamiento;
ya se reconocieron 4 casos de enfermedades oncológicas
ocupacionales. El gobierno japonés no ha proporcionado una
estimación global del costo total del accidente; sin embargo, según
el Ministerio de Medio Ambiente, hasta el año fiscal 2017, se
destinaron 26.600 millones de dólares a la descontaminación. Se
espera que la operadora de la central, TEPCO, pidia prestados al
gobierno alrededor de 119 mil millones de dólares para los gastos
relacionados con Fukushima.
Un dato
significativo que remarcó la agencia Reuters, es que en el mundo 115 unidades
están siendo decomisadas a medidados de 2018, es el 70 % de los 173
reactores en parada permanente. Tan solo 19 unidades fueron completamente decomisadas: 13 en los Estados Unidos, 5 en
Alemania y 1 en Japón. De estas, en solo 10 casos han sido remediados los
sitios a nuevo.
A nivel mundial,
la producción de energía eólica creció un 17 % en 2017, y la
solar un 35 %, en el mismo período la nuclear creció un 1 %, y si
excluimos a China disminuyó por tercer año consecutivo. La
participación nuclear en la generación de energía mundial
permaneció casi estable en los últimos 5 años, con 10,3 % en 2017,
con una tendencia a la baja en el largo plazo desde el pico histórico
de 1996 con aproximadamente el 17,5 %.
Los precios de la
energía renovable siguen a la baja: eólica terrestre (menos de 20
dólares por megavatio hora), eólica marina (menos de 45 dólares por
megavatio hora), y solar (menos de 25 dólares por megavatio hora). Esto se
compara con el precio para el proyecto Hinkley Point C en el Reino
Unido (120 dólares por megavatio hora). El profesor John Loughhead,
científico jefe del Business, Energy and Industrial Strategy
Ministry, declaró en una conferencia de la Royal Society realizada
en octubre de 2017, que “actualmente hay problemas claros con la
tecnología nuclear. La industria nuclear ha creado un producto que
nadie puede comprar”.
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