lunes, 9 de julio de 2018

Diez años de un fallo histórico que quedó sumergido en la nada



Se cumple una década de la orden de la Corte sobre el saneamiento del Riachuelo. Desde los mil días de María Julia Alsogaray, pasando por las promesas de Carlos Menem, hasta los cuatro años de plazo que anunció Mauricio Macri en su candidatura porteña en 2007, la causa Mendoza se mantiene incumplida pese al fallo de la Corte.

por Gisela Marziotta

En mil días prometió limpiarlo María Julia Alsogaray. Carlos Saúl Menem dijo que “vamos a ir allí a pasear en barco, a tomar mate, a bañarnos y a pescar”. Fernando De La Rúa brilló por su ausencia. La ex secretaria de Ambiente kirchnerista Romina Picolotti aseguró que se resolvería en diez años y Mauricio Macri en cuatro. Hubo una larga lista de funcionarios de todos los gobiernos que prometieron la limpieza y el saneamiento del Riachuelo, una de las promesas más repetidas de la clase política argentina. Ayer, a diez años del fallo de la Corte Suprema de Justicia que ordenó la mejora de la calidad de vida de los habitantes de la Cuenca Matanza - Riachuelo, la recomposición y la prevención de daños futuros casi no ha cambiado nada.

Ayer, domingo, se cumplieron exactamente diez años desde que la Corte dictó un fallo histórico y creó un cuerpo colegiado integrado por organizaciones sociales y ambientales para controlar las disposiciones en torno al saneamiento: la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Asociación de Vecinos de La Boca, la Asociación Ciudadana por los Derechos Humanos (ACDH) y Greenpeace. Transcurrida la década desde la sentencia, el Estado no pudo mostrar avances significativos en las directivas establecidas en el fallo, lo que impacta en las más de cinco millones de personas que habitan en la cuenca.

Es la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) como un ente autónomo, autárquico e interjurisdiccional el que conjuga el trabajo con los tres gobiernos que tienen competencia en el territorio: Nación, provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires. Creado en 2006 mediante la Ley 26168, el organismo es el que debía y debe ocuparse del deterioro ambiental de la Cuenca. Y con el fallo de 2008, la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN) lo intimó a implementar un plan de saneamiento en respuesta a la causa judicial conocida como “Causa Mendoza”.

Una larga lista de promesas incumplidas que parecen formar parte de una historia sin fin. Una historia de soluciones mágicas y fantasías de triunfos grandilocuentes.

La entonces secretaria de Recursos Naturales menemista María Julia Alsogaray anunció el 4 de enero de 1993 un programa para descontaminar el Riachuelo. Y dijo que “en mil días vamos a poder tomar agua del Riachuelo”, y que estaría limpio. Días después, el presidente Carlos Menem iría mucho más lejos con un anuncio y aseguró: “En 1995 vamos a ir allí a pasear en barco, a tomar mate, a bañarnos y a pescar”. Pero a pesar de que el tiempo pasó y nada cambió, la mujer de la tapa con la piel de zorro hizo, cuatro años después, un anuncio que fue tan inverosímil como tragicómico: aseguró que el “objetivo es que en el Riachuelo se puedan practicar deportes de contacto directo”. El Banco Interamericano de Desarrollo le otorgó 250 millones de dólares para la limpieza definitiva de la cuenca, pero no se vio ningún resultado, inclusive hasta el final de su mandato. “Quise pero no pude”, dijo Alsogaray en referencia a su increíble promesa.

En 1999 asumió Fernando De La Rúa, quien claramente no le dio ni importancia ni visibilidad al tema en sus dos años de gestión como Presidente de la Nación. Tampoco lo hizo como primer Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Sobre este tema tampoco hizo nada relevante el economista y contador Atilio Savino, secretario de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación de Néstor Kirchner.

Cuando en 2006 asumió la asambleísta de Gualeguaychú Romina Picolotti a la misma cartera, se creó Acumar. Ante el plazo que le había impuesto la Corte al Estado para la elaboración de un plan de saneamiento de la cuenca Matanza-Riachuelo, el Gobierno nacional había anunciado el plan en el que se le exigió a los estados nacional, provincial y porteño, revertir la situación de contaminación. La exigencia del máximo tribunal había surgido de una resolución sobre un reclamo de 150 damnificadas por la contaminación y que habían iniciado una demanda en 2004. En el 2008 se conoció el fallo de la Corte del que ayer se cumplieron 10 años. En ese tiempo, Picolotti aseguró que “para el año 2015 los más de tres millones de habitantes de la cuenca tendrán cloacas”. En junio de 2007, Picolotti anunció que con un presupuesto menor a los tres millones de pesos se limpiarían completamente las márgenes del Riachuelo desde el camino de cintura hasta su desembocadura en el Río de La Plata. Abogada, especialista en derechos humanos y medio ambiente, estuvo a cargo de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable desde julio de 2006 hasta diciembre de 2008 cuando Cristina Fernández de Kirchner le pidió la renuncia. Se fue investigada por la Justicia y acusada por mal manejo de fondos. Sobre su promesa incumplida sobre la cuenca se excusó afirmando que “se contaminó sin parar durante cien años, así que uno no se puede parar seriamente en la gestión si no habla a largo plazo”.

Su sucesor fue Homero Bibiloni, quien asumió a fines de 2008 y anunció que el Banco Mundial le había otorgado al Gobierno argentino un préstamo de 840 millones de dólares para un programa de saneamiento que se extendería hasta el año 2016.

Homero Bibiloni, pasó a la historia como el único funcionario sancionado porque no cumplió con los plazos previstos y debió pagar de su bolsillo 4000 pesos por cada día que no cumplió de los cuatro plazos impuestos por la Corte. Fue Juan José Mussi su sucesor, quien aseguró que el Riachuelo podría estar “saneado” en 2016 cuando se cumplieron los 200 años de la Independencia Argentina.

En 2015 fue el rabino Sergio Bergman quien asumió en la cartera de Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y fue quien aseguró que “no se puede limpiar el Riachuelo sin limpiar Acumar”. Cuestionó la labor de la autoridad durante el gobierno anterior y la calificó de “máquina burocrática”. El ministro le adjudicó las demoras del saneamiento a los problemas internos de la gestión y aseguró que “no se puede limpiar el Riachuelo si no se lo deja de contaminar” y resaltó que la prioridad del actual gobierno que encabeza Mauricio Macri “no es el agua, sino la gente”.

Mauricio Macri en 2007 cuando era presidente de Boca Juniors y su rival político era Jorge Telerman, dijo que el saneamiento “se puede hacer en cuatro años”. Pero desde entonces como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires hasta hoy como Presidente de la Nación, la situación de la Cuenca Matanza Riachuelo ni se resolvió en cuatro años ni se avanzó como se esperaba.

Ahora, que hablen los responsables”

por Gisela Marziotta

En estos diez años dije todo lo que tenía que decir, ahora que hablen los responsables”, enfatizó Beatriz Mendoza, quien en el 2004 impulsó la denuncia en la justicia por la presencia de sustancias tóxicas en las personas que habitan la cuenca Matanza Riachuelo, ella misma incluida.

Beatriz es psicóloga social y en el 2000 comenzó a trabajar en la unidad sanitaria de Villa Inflamable. Años después confirmó que su salud quedó afectada de por vida por la exposición a la contaminación del Polo Petroquímico. Y es por ella que lleva su nombre la causa en la que la Corte Suprema de Justicia emitió en el 2008 un fallo histórico y le exigió el saneamiento y la recomposición de la cuenca al Estado Nacional, a la provincia de Buenos Aires y a la Ciudad y así se conformó la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (Acumar).

Si bien la denuncia que encabezó Beatriz y otros vecinos fue presentada en el 2001, “fue cajoneada durante años” hasta que tomó impulso en el 2004 cuando se le dio curso a la demanda a los tres gobiernos que tienen jurisdicción sobre la cuenca y a 44 empresas, en reclamo por la recomposición del ambiente, la creación de un fondo para financiar el saneamiento de la cuenca y un resarcimiento económico por daños y perjuicios. La misma demanda después se amplió a los 14 municipios bonaerenses por los que se extiende la Cuenca Matanza-Riachuelo. Así se originó la causa “Mendoza Beatriz Silvia y otros c/Estado Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental del Río Matanza Riachuelo)”. Cuatro años después, la Corte emitió el fallo del que ayer se cumplieron 10 años.

Eran 16 las personas que trabajaban en la salita de Villa Inflamable y que fueron estudiadas por los efectos de la contaminación. Pero fue Mendoza con una compañera, también psicóloga, quienes siguieron de cerca y activamente la patología por la contaminación con el metal y decidieron presentar la demanda. Desde ese entonces la causa lleva su nombre.

Hoy Beatriz Mendoza elige no hablar con los medios porque, según dijo, “en estos diez años” ya dijo “todo lo que tenía que decir”, y espera que “ahora hablen los responsables”.

Sin embargo, Beatriz no se calla, ya que en el décimo aniversario del histórico fallo sus palabras se escucharon a través de una carta que fue leída en el marco de una jornada que se realizó ayer en Villa Inflamable.

Uno de los ríos más contaminados

por Gisela Marziotta

El río Matanza-Riachuelo es un curso de agua de 64 kilómetros que nace en la provincia de Buenos Aires, constituye el límite sur de la Ciudad de Buenos Aires y desemboca en el Río de la Plata. Fue el escenario de las grandes transformaciones demográficas y económicas que signaron la historia de la Argentina. Se convirtió en un importante centro de producción, con mataderos, saladeros y curtiembres dedicados a procesar los principales productos del campo argentino, la carne y el cuero del ganado vacuno. Fue en 1822 que comenzaron a tomarse medidas para contener sus efectos y un decreto llevó a los saladeros lejos de la ciudad que tiempo después serían reemplazados por plantas frigoríficas. Con el tiempo distintas disposiciones municipales intentaron darle una solución al problema pero los dueños de las empresas ignoraron estas medidas y ese fue uno de los conflictos que hasta el día de hoy no se han podido solucionar.

Con la expansión de la carne argentina en el siglo XX, el Riachuelo se convirtió en la solución de las empresas para disponer de sus residuos, la provisión de agua para sus procesos y un medio económico para el embarque y desembarque de sus productos. Fue así como el puerto de La Boca del Riachuelo se desarrolló con una economía basada en la navegación comercial, donde también hubo talleres y fábricas que con el tiempo se asentaron en las orillas.

La llegada de los inmigrantes empujó el crecimiento de las industrias y produjeron la zona de mayor densidad poblacional de la Argentina. La actividad portuaria se abasteció de los talleres metalúrgicos y en las décadas posteriores se sumaron astilleros, plantas metalmecánicas, polos de curtiembres y centros de producción de electrodomésticos entre otros.

Todos los desechos de estas industrias continuaron afectando el río y el problema se agudizó con el crecimiento de la población y la falta de infraestructura.

El peor momento de la cuenca llegó en los 70’ cuando las políticas económicas produjeron un proceso de desindustrialización que llevó al cierre de muchas fábricas y talleres. A partir de ese momento la capa de basura flotante, los buques oxidados, el agua carente de oxígeno, construyeron la fotografía del abandono. Sustancias tóxicas, basura y escombros fueron vertidos en el río por muchos empresarios y habitantes de los alrededores.

Con más de 200 años de problemas ambientales sin resolver, con la ausencia del Estado y cuya recuperación parece una causa perdida, es considerado uno de los ríos más contaminados del mundo.

Obras de saneamiento, prohibir la incineración a la vera del río y erradicar el mercado de Liniers en la Ciudad, detener la contaminación ambiental industrial, eliminar los basurales, contar con un plan previsible y posible para la relocalización de las familias en riesgo, prolongar los planes de salud y educación ambiental, impulsar obras que eviten las inundaciones.

Contar con objetivos concretos y que se sostengan en el tiempo para lograr una recuperación plena que incluya aspectos ambientales, sociales, culturales, económicos, turísticos, productivos y de esparcimiento, parecen fragmentos de una gran e inmensa fantasía.

Fuentes:
Gisela Marziotta, Diez años de un fallo histórico que quedó sumergido en la nada, 09/07/18, Página/12. Consultado 09/07/18.
Gisela Marziotta, “Ahora, que hablen los responsables”, 09/07/18, Página/12. Consultado 09/07/18.
Gisela Marziotta, Uno de los ríos más contaminados, 09/07/18, Página/12. Consultado 09/07/18.
La obra de arte que ilustra esta entrada es "Riachuelo" del artista Oscar Vaz.

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