por
Erica Goode
Peludos,
con nariz de botón y dependientes del hielo marino para sobrevivir,
los osos polares han sido desde hace tiempo animales representativos
de los efectos del cambio climático.
Sin
embargo, en una época en que la ciencia climática reconocida es
cuestionada hasta en los más altos niveles de gobierno, quienes
niegan el calentamiento global están utilizando a los carismáticos
osos para su conveniencia propia y se aprovechan de su peso simbólico
para sembrar dudas acerca de la amenaza del cambio climático.
La
evidencia científica de que el hogar del oso polar en el Ártico se
está calentando el doble de rápido que el resto del planeta es
abrumadora y está respaldada por reportes como el de la Evaluación Nacional del Clima, que fue recopilada por expertos de trece agencias
federales estadounidenses. En algunas regiones del Ártico, los
científicos han documentado declives en el número de osos polares y
señales perturbadoras de deterioro físico vinculadas con la pérdida
de hielo marino.
Sin
embargo, a decir de quienes niegan el cambio climático, los osos
polares están bien. En Watts Up With That, Climate Depot y otros
sitios web que refutan la ciencia climática, los blogueros insisten
en que el hielo en retroceso es parte de un ciclo natural de
calentamiento que no está relacionado con las actividades humanas.
Dicen que las predicciones acerca de reducciones devastadoras en las
poblaciones de osos polares no se han hecho realidad.
En
respuesta, en un artículo publicado en la revista BioScience,
catorce investigadores prominentes argumentan que los blogs y sitios
web que niegan el cambio climático y cuentan con muchos seguidores
están utilizando a los osos para divulgar información falsa acerca
de las causas y las consecuencias del cambio climático.
Los
investigadores destacaron Polar Bear Science, un blog que dirige
Susan J. Crockford, una zoóloga canadiense, como principal fuente de
información dudosa acerca de la condición de los osos polares. En
el estudio hallaron que casi el 80 por ciento de los sitios web
opositores que estudiaron los investigadores se refirieron al blog de
Crockford como fuente principal.
Es
probable que la publicación del artículo intensifique el furor en
los círculos negacionistas que comenzó hace cuatro meses, después
de que apareció una versión preliminar del artículo en el sitio
web de BioScience.
La
reacción fue rápida y feroz. En una publicación en Climate Audit,
un blog popular entre los escépticos del cambio climático, se dijo
que el artículo era “un ataque” y lo tacharon de ser “otro
texto propagandístico para avanzar la agenda del cambio climático”.
Crockford tuiteó que el artículo equivalía a una “violación
académica” y exigió que detuvieran su publicación.
Los
autores del artículo también fueron atacados. Por ejemplo, Hans
LaBohm, editor del blog ClimateGate.nl, le escribió a la Academia
Real de Artes y Ciencias de Países Bajos para exigir que
reprendieran a Jeffrey Harvey, ecologista y autor principal del
artículo, por conducta “indigna de un científico serio”.
Harvey
dijo que el artículo nació de la frustración que él y otros
científicos sentían en torno a la divulgación de información
falsa, el menosprecio a la evidencia establecida y el acoso hacia los
investigadores que en algunos casos ha acompañado el debate público
acerca del cambio climático.
“Cada
vez que estas personas que lo niegan hacen una afirmación
extravagante en los medios y nosotros no respondemos, es como un
partido de fútbol en el que no hay portero de nuestro lado”,
comentó Harvey.
Aunque
muchos sitios web negacionistas reproducen el debate acerca de los
osos polares que se publica en el blog de Crockford, el artículo
señaló que ella no tiene experiencia comprobable en ciencia
climática o sus efectos en los osos polares. En tanto que el
currículum de muchos de los autores del artículo de BioScience
incluye largas listas de artículos arbitrados, así como varios
estudios acerca de estos temas climáticos.
Crockford
es profesora adjunta de Antropología en la Universidad de Victoria,
en Columbia Británica, y sus campos de estudio incluyen la evolución
y la paleoecología. Ha publicado algunos artículos arbitrados que
apenas si hacen mención de los osos polares. También ha publicado
informes y artículos que no han sido arbitrados.
Crockford
rechazó ser entrevistada por teléfono o responder preguntas por
escrito. Sin embargo, dijo en un correo electrónico: “El artículo
no solo carece de rigor científico, sino también del decoro
profesional que otras revistas científicas exigen”.
Los
modelos climáticos sugieren que, para mediados de este siglo, el
hielo marino en el Ártico que hay alrededor de septiembre podría
disminuir hasta conformar un área de un millón de kilómetros
cuadrados o menos. Los científicos han calculado que en los siglos
XIX y XX el área de hielo marino en septiembre era de ocho millones
de kilómetros cuadrados.
Los
científicos convencionales están de acuerdo con que el número de
osos polares disminuirá drásticamente conforme desaparezca el hielo
marino del Ártico. Los estudios han encontrado cambios perturbadores
en la condición física de los osos, su tamaño corporal, así como
las tasas de reproducción y supervivencia; algunos de estos factores
han sido vinculados con la pérdida de hielo marino y con que haya
más días sin hielo.
De
las diecinueve subpoblaciones de osos polares en el Círculo Polar
Ártico, tres han mostrado declives significativos, incluidos los
osos en el mar del sur de Beaufort, en la costa de Alaska, y en la
bahía oeste de Hudson, en Canadá. Una subpoblación ha aumentado y
los científicos saben poco o nada acerca de otras nueve, que están
en territorio ruso o en lugares tan remotos que no hay recursos
disponibles para realizar conteos.
Fuente:
Erica Goode, Los osos polares protagonizan la controversia entre científicos y negacionistas del cambio climático, 11/04/18, The New York Times. Consultado 14/04/18.
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