Aspecto que presentan algunas de las calles del casco viejo de Tudela (Navarra), el 13 de abril. Foto: Jdiges/ EFE |
A
pesar de las previsiones, el río sigue su curso sin anegar núcleos
urbanos de los municipios ribereños de Zaragoza. El pico de la
crecida llegará mañana a la capital.
por María
Martín
En el
pueblo donde dicen que el Ebro se vuelve aragonés, algunos vecinos
han dormido esta noche con un ojo en los diques de contención y con
los muebles apilados en torres. Novillas, un municipio ribereño de
540 habitantes y dos bares, era el primero de la lista de la provincia de Zaragoza en recibir un río desbordado, después de que
el Gobierno de Aragón decretase alerta máxima por una crecida
extraordinaria.
Novillas
vivió su viernes de vigilia sin histeria porque las riadas aquí son
parte de su historia. Pero aunque hablan de la última, que engulló
varias calles en 2015, como una hazaña superada, no respirarán
hasta que el agua vuelva a su cauce. “Esta vez, por lo menos,
estamos más preparados”, asegura el joven Diego Leguin asomando la
cabeza por encima del dique- trinchera que protege su calle.
Al
caer la noche, mientras señoras con bufandas en la cabeza y la
pandilla de universitarios del pueblo se acercaban a observar la
orilla que ya había sumergido el campo de fútbol, el bar La
Estrella se quedaba sin taburetes. Estaba todo listo para enfrentar
la madrugada y la crecida.
Allí
se congregaban el capitán de la Unidad Militar de Emergencias (UME),
desplazada a la localidad para blindar el casco urbano del agua; el
alcalde del pueblo, un exagricultor con una plantación de
coliflores; y reporteros de la televisión autonómica. También los
vecinos, más curiosos que preocupados, de los pueblos colindantes.
“Esto nunca está así de lleno un viernes por la noche. Es que el
río acaba convirtiéndose en un acontecimiento turístico”, se
sorprendían los paisanos, antes de que el mejor amigo del alcalde,
otro agricultor de coliflores, silenciase a todos cantando una jota.
La
madrugada pasó sin sobresaltos y el cauce no se desbordó. “Esta
avenida no está siendo muy puntiaguda, no ha subido de golpe y no
bajará de golpe. Es una crecida lenta”, explicaba este sábado por
la mañana el jefe de servicio de Seguridad y Protección Civil del
Gobierno de Aragón, Miguel Clavero. Aunque ninguna avenida es igual
a otra, el volumen de agua registrado estos días en el río más
caudaloso de España venía comparándose al de 2015 y aquella
riada -como la de 2003- causó estragos en la región. Pero, hasta
el momento, esta crecida se ha quedado por debajo de los caudales y
la altura de entonces, mantiene Clavero
A
pesar de las nuevas previsiones más tranquilizadoras, los municipios
ribereños de Aragón y Navarra continúan en alerta. Contratiempos
como la rotura de un dique de contención, como ha ocurrido en
Tudela, pueden agravar rápidamente el escenario.
Las
autoridades han tenido que desalojar residencias de ancianos, granjas
con cientos de animales y urbanizaciones en Zaragoza, pero no ha sido
necesario evacuar ningún pueblo entero. Protección Civil del
Gobierno de Aragón alerta, sin embargo, para no bajar la guardia. Si
fuese necesario, los municipios vecinos situados a mayor altitud ya
han acondicionado sus polideportivos para acoger a los desplazados.
La
avenida extraordinaria de estos días anegó miles de hectáreas a lo
largo de la cuenca y, según el Heraldo de Aragón, muchos
agricultores dan por perdidas sus cosechas. Un torrente de agua
también arrastró a un pastor de 37 años que murió al intentar
cruzar con sus ovejas el río Grío en la localidad de Codos
(Zaragoza).
La
previsión es que la crecida, de unos 2.500 metros cúbicos por
segundo, llegue a Zaragoza capital el domingo por la mañana, donde
ya se han cancelado bodas, un espectáculo que iba a celebrarse en la
ribera de la ciudad y se ha alterado el recorrido del maratón
previsto para ese día.
¿Limpieza
o ruina?
M. M.
La
crecida es consecuencia de las intensas lluvias y el deshielo de la
última semana que han hecho crecer el Ebro y sus afluentes. La señal
de alarma se disparó el viernes por la mañana cuando a su paso por
Castejón (Navarra) el caudal del Ebro registró un pico de de 2.682
metros cúbicos por segundo y 7,7 metros de altura. Para hacerse una
idea la media de este año en ese punto es de 102 metros cúbicos por
segundo, según la Confederación Hidrográfica del Ebro. La
corriente se llevó por delante un dique de contención.
De la
crecida ha vuelto a emerger una vieja reivindicación en los
corrillos de los pueblos: “Si se limpiase el río esto no pasaría”.
Los vecinos mantienen que el fango y los restos acumulados en el
lecho del Ebro van restándole profundidad y obligándole a
expandirse a lo ancho cuando el caudal aumenta. “Limpieza o ruina
total”, puede leerse recurrentemente en carteles enclavados en
medio del río.
El
drenaje de los ríos, sin embargo, no es solución para las
asociaciones ecologistas que mantienen que es una fórmula costosa,
agresiva con el medio ambiente y sin efectividad. “Dragar es caro,
inútil y contraproducente. Además de ilegal”, alertaba
Ecologistas en Acción ante las mismas reivindicaciones de 2015. “Se
dragó en 2010 y en 2013. ¿De qué ha servido?”, cuestionaba la
organización que recuerda que son los humanos que han ocupado las
llanuras de inundación de los ríos mediterráneos y no al
contrario.
Fuentes:
María Martín, El Ebro da una tregua tras una noche en vela, 14/04/18, El País. Consultado 14/04/18.
La crecida del Ebro en imágenes, 14/04/18, El País. Consultado 14/04/18.
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