Durante
tres años, amplias regiones padecieron los excesos hídricos. El
agua pasó, y las obras avanzaron en los pueblos. La paradoja es que,
ahora, a los campos los complica la sequía y no hay trabajo.
por
Denise Audrito y Andrés Ferreras
Durante
tres años lluviosos, de 2014 a principios de 2017, las crónicas
sobre la Córdoba inundada se repitieron. Fue el sudeste de la
provincia el área más perjudicada por los excesos hídricos, con
cerca de 300 mil hectáreas bajo el agua, rutas cortadas, caminos
anulados, pueblos aislados, numerosos productores sin producción y
una vida cotidiana complicada.
El
sur de los departamentos Marcos Juárez y Unión, y el este de los
departamentos Roque Sáenz Peña y General Roca -todas regiones
limítrofes con Santa Fe y Buenos Aires- padecieron la peor parte.
Hoy,
tras largos meses sin lluvias, ¿qué fue de aquella Córdoba
inundada?
Una
paradoja salta a la vista: se pasó de la inundación a la sequía,
del barro al guadal. El agua que antes se padecía ahora se necesita.
La
bajante
El
movimiento de camiones por la ruta 8, en Arias, que hasta hace meses
corría serio riesgo de cortarse en un mar de agua, refleja la
recuperación del sudeste provincial. Cuatro obras de alteo debió
sumar Vialidad Nacional en ese tramo de ruta para que el agua no la
tapara.
En la
zona de Arias, la preocupación hoy es por la sequía. “Hay una
seca infernal. Ahora no estamos parados por el barro sino por el
guadal de los caminos. Ya se me encajaron dos camiones. Hace 10 años
que no se vivía una seca así. El pueblo está bien, bajaron las
napas y las lagunas. Las obras de canales avanzan y en algunos campos
el agua todavía está, pero ya no es mucha”, resumió Fernando
Rossi, contratista rural.
Más
al sur, en el departamento Roque Sáenz Peña, el Inta de Laboulaye
apunta que las zonas agrícolas que cuentan con influencia de napas
cargadas esperan aceptables rendimientos en maíz. Las napas que
antes complicaban, ahora son un aporte.
En el
departamento General Roca, en tanto, la lluvia fue igual a cero en
febrero pasado. Según datos de los últimos 55 años, en Huinca
Renancó el promedio de precipitaciones fue de 107 milímetros para
enero y 93 para febrero. En 2018, cayeron 54 milímetros el primer
mes y nada en el segundo.
Marcela
Género, ingeniera del Inta, dijo que es muy diverso el estado de los
cultivos en el extremo sur cordobés. La ocurrencia o no de
precipitaciones en las próximas semanas serán definitorias para la
cosecha.
“Es
algo bastante frecuente en la zona que pasemos por estos procesos de
estar con el agua al cuello y, después, de pedir por favor que
llueva. Soy hija de productores y me he criado con ese lamento, pasan
las inundaciones y entramos en la sequía, termina la sequía y viene
la piedra”, dijo.
Mauricio
Passerín, piloto de avión, contó que al suroeste de Del Campillo
se advierte claramente la sequía: “Desde el aire se ven las
manchas blancas de salitre donde antes estuvo el agua”.
“Se
ven obras”
Productores,
intendentes y transportistas coinciden en valorar que “se ven
obras” en la zona.
“Se
terminaron los alteos de ruta 8, con una cantidad de hormigón
impresionante. La laguna al sur ya quedó muy chiquita. Las del norte
siguen existiendo: son como tres mil hectáreas que siguen inundadas.
Lo que falta son las obras de canales acordadas con Santa Fe”,
marcó Matías Gvozdenovich, intendente de Arias.
Carlos
Peiretti, intendente de Canals, confirmó que la Provincia terminó
los dos canales prometidos para esa cuenca, de 40 kilómetros, a los
costados de la ruta 3. Faltan sólo 2.500 metros, pero el pueblo ya
no corre riesgo. “Cuando se conectó el primer canal empezó a
ceder el agua. Ahora podemos tener una vida normal. El problema ahora
es al revés: una seca espantosa”, planteó.
Gabriel
Rodríguez Martina, intendente de Serrano, aseguró que las obras de
desagües rurales en su zona avanzan, en las dos canalizaciones
proyectadas. “La gente está tranquila porque ve máquinas por
todos lados, trabajando en esas obras. Los productores que tenían
producción en silo bolsas la pudieron sacar. Los más afectados
fueron los tambos: muchos cerraron, otros se trasladaron, y han
reabierto uno o dos”, transmitió Martina.
En
todas las localidades consultadas se registra una baja en las napas.
De estar al ras del suelo por largo tiempo, sin capacidad de absorber
más agua, bajaron considerablemente en el último semestre. En
Serrano, por ejemplo, hoy la napa está a dos metros.
En
Buchardo, sobre el extremo sudeste cordobés, Juan Cerutti -jefe de
Bomberos- apuntó: “La Provincia está haciendo canales para
darle salida al agua, si lamentablemente nos vuelve a tocar. Y en la
ruta 4 a Laboulaye hay una empresa repavimentando”.
En
esa región, al borde de la provincia de Buenos Aires, perciben como
un triunfo que al fin se pavimente, ahora, la ruta provincial 26, de
Onagoity a Buchardo. La promesa es que después seguirá hasta
Charlone, en la provincia vecina. Esos pueblos venían reclamando por
su aislamiento vial.
Más
arriba
El
panorama es similar en los departamentos Unión y Marcos Juárez.
Allí, los pueblos y ciudades más afectados por los tres años de
anegamientos atraviesan ahora el tiempo de la reparación.
Reconstruir pavimento, reforzar estructuras dañadas y retomar obras
paralizadas es la tarea en estos meses.
También
aquí se cuenta que tras salir del problema con el agua, entraron a
padecer la sequía.
El
consorcio canalero que abarca el sur del departamento Marcos Juárez
suma 179 mil hectáreas. En 2016, la pérdida de superficie
productiva llegó al 38 por ciento de esa superficie, entre zonas
anegadas o inaccesibles por caminos intransitables. En la actualidad,
se redujo a un 10 por ciento.
“Las
obras dieron buenos resultados. Donde no se puede llegar, el agua
sigue presente”, evaluó Santiago Giovanoli, secretario de
Producción de Corral de Bustos. Explicó que se planificaron obras
de desagües en nueve subcuencas, de las que siete están en proceso
y las dos restantes se inician este año.
Las
dos zonas que en esa región siguen anegadas son las lagunas Racca y
La Blanqueada. En esta última, de enormes dimensiones, dos
estaciones de bombeo vienen deprimiendo desde hace meses su nivel. La
ruta provincial 12, que en ese punto estuvo dos años cortada, desde
2017 está levantada y en uso.
Corral
de Bustos tenía las napas en nivel de emergencia: el agua florecía
como vertiente entre las juntas del pavimento de las calles y
numerosas propiedades se hundían en el suelo. Actualmente, el nivel
promedio está a dos metros de la superficie. Pero esa prolongada
situación dejó secuelas: el pavimento roto en muchas calles y las
propiedades más antiguas comprometidas.
El
hospital provincial y la escuela Maestros Argentinos, dos de los
edificios más emblemáticos, sufrieron serios daños. Para el
primero, la Provincia inició directamente un nuevo edificio. Para
salvar la escuela tuvieron que construir pilotes. Y el año 2017 fue
récord para el municipio en gastos de reparación de calles.
La
situación de Corral de Bustos se repite en otras localidades
cercanas, como Isla Verde, Colonia Italiana y Capitán O’Higgins.
Cavanagh y Camilo Aldao, con cascos urbanos más altos, se
recuperaron más aceleradamente.
En
Pascanas, el intendente Rodolfo Filipponi dijo que con un canal de 21
kilómetros abierto se solucionó el problema del corte de la ruta 11
y el anegamiento del pueblo. Ahí también advierten la paradoja: “El
agua se fue, pero ahora está bastante paralizado el pueblo por la
seca. No hay trabajo”, graficó Filipponi.
“Donde
había un metro de agua, está todo seco”
La
queja de un productor rural de Cavanagh.
“Ahora
está todo seco. Pero acá había un metro de agua. De 240 hectáreas
teníamos 100 bajo agua. Soy productor porcino y tuvimos que
trasladar las herramientas, los cerdos, 160 madres, mucho se
malvendió. También se tuvo que ir del campo mi mamá, que toda la
vida vivió ahí, con sus gallinas, sus plantas. Le afectó bastante
en el estado de ánimo. Recién hace 15 días se secó el patio y
pudimos sacar el cereal que teníamos en los galpones”, relató
Luis Bressán, productor de la zona de Cavanagh, próximo a la ruta
12.
La
Provincia espera que Santa Fe y Buenos Aires apuren las obras de
canales acordadas
El
secretario de Recursos Hídricos, Edgar Castelló, advirtió que si
no se concretan las obras acordadas con Santa Fe y Buenos Aires,
Córdoba “puede volver a sufrir inconvenientes”.
De la
decena de obras prometidas por la Provincia en septiembre del año
pasado, para evitar futuras inundaciones, “el 80 o 90 por ciento
están avanzadas”. Eso aseguró el secretario de Recursos Hídricos,
Edgar Castelló, quien advirtió sin embargo que si no se concretan
las obras acordadas con Santa Fe y Buenos Aires, Córdoba “puede
volver a sufrir inconvenientes”.
“El
clima nos ha acompañado, se trabaja diferente que en la emergencia.
Hay acceso por caminos, se llega con las maquinarias, los trabajos
son más rápidos. Hemos tenido demoras donde costó el acuerdo con
algún productor”, explicó Castelló, sobre las tareas en los
últimos meses, ya sin lluvias.
Indicó
que a fines de 2017 se agregaron cinco obras más de canalizaciones
para el sudeste cordobés. El presupuesto para obras de ordenamiento
hídrico supera -dijo- los mil millones de pesos en 2018. El año
pasado fueron 859 millones.
“Hay
obras que están terminadas como la del río Quinto, aunque les falta
algún detalle. Nos queda un tramo en Huanchilla por la denegación
de un permiso de paso. Tenemos un 30 por ciento de ejecución en
Villa Rossi porque habrá que expropiar a uno de ocho productores
involucrados. Pero todas las obras en marcha las vamos a terminar en
plazo”, aseguró el funcionario.
Admitió
que uno de los trabajos más retrasados son los de la cuenca 3,
reservorio de la laguna La Picasa, en la zona de Rosales, en el
extremo sur. “Allí tuvimos que firmar una servidumbre de
inundación con el dueño del campo”, comentó.
Entre
varios trabajos terminados, señaló la sistematización de la cuenca
de la Laguna del Siete. Castelló dijo que allí ya se ejecutaron
ocho de los nueve microembalses de regulación.
“Hemos
avanzado muy bien con La Pampa. En Pincén se hace una obra muy
grande que termina en un reservorio de 800 hectáreas”, agregó.
Luego,
mencionó que “Santa Fe y Buenos Aires, como son provincias más
dependientes de la Nación, todavía no arrancaron con algunas obras
acordadas”.
“Al
ritmo que van, demorarán mucho. Donde la napa está aún alta, como
en el departamento General Roca, si tenemos un período húmedo y
Buenos Aires no se apura con las obras, podemos tener
inconvenientes”, reconoció el funcionario provincial.
Castelló
valoró el trabajo coordinado con los consorcios de cada cuenca, el
Inta y el Ministerio de Agricultura. “Y es clave que los
productores hayan hecho rotación de cultivo y consumido agua en el
invierno. Si no fuera por eso, por más que haya sequía ahora no
podría haber bajado 2.70 metros las napas. En Marcos Juárez eso se
logró gracias a la campaña récord de trigo”, resaltó.
Con
todo, no se animó a prometer que no se repetirán inundaciones ante
años lluviosos. En esa línea, apostó a los productores para que
apunten a “un desarrollo sustentable trabajando el tema del uso
adecuado del suelo”. Se sabe que según el régimen y rotación de
cultivos los consumos de agua de los suelos suben o bajan.
Fuentes:
Denise Audrito, Andrés Ferreras, Del barro al guadal: qué fue del sudeste cordobés inundado, 11/03/18, La Voz del Interior.
La Provincia espera que Santa Fe y Buenos Aires apuren las obras de canales acordadas, 11/03/18, La Voz del Interior.
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