La Provincia
parece tolerar desmontes totales a pesar de que la ley lo prohíbe.
El último caso es la luz verde que recibió un loteo en San
Javier-Yacanto.
por Lucas Viano
El último inciso
del artículo 20° de la Ley 9814 de Ordenamiento Territorial de
Bosque Nativos dice: “Realizar un monitoreo satelital de las
distintas ecorregiones, garantizar el acceso público a la
información y mantener actualizado el inventario de bosques nativos
de la Provincia de Córdoba”.
Hoy por hoy no se
cumple. La Policía Ambiental dejó de publicar los datos de sus
monitoreos desde junio de 2016, lo que siembra la duda sobre si se
siguen haciendo. En su momento, estos controles fueron un ejemplo
para imitar por otras provincias.
La fecha tampoco
parece casual porque fue durante esos meses cuando el Ejecutivo, en
coincidencia con las asociaciones rurales, comenzó a lanzar la idea
de que había que cambiar la ley.
Sin embargo, esto
es apenas una muestra de lo que parece ser ya una norma muerta. El
mapa anexo a la ley que define las categorías de conservación del
monte autóctono está desactualizado, además de que cuando se
aprobó se parecía más a una selfie geográfica de Córdoba que a
un mapa georreferenciado y a escala.
Por otro lado, la
Provincia parece tolerar desmontes totales a pesar de que la ley lo
prohíbe. El último caso es la luz verde que recibió un loteo en
San Javier-Yacanto.
Ambiente decidió
darle curso al expediente y llamar a una audiencia pública, no sin
algunas desprolijidades.
Este es sólo un
caso más del uso controvertido que se hace de la norma que debe
proteger nuestros bosques. Su real efecto está en duda, aunque quizá
no toda la culpa es del texto de la ley, sino de quienes deben
cumplirla y hacerla cumplir.
Desde que se
sancionó en 2010, se perdieron unas 30 mil hectáreas de bosque
nativo. Y la ley no permite el desmonte total, salvo excepciones como
la obra pública.
Esto significa
menos paisaje para el turismo, menos agua en tiempos de sequía,
inundaciones más catastróficas, aire menos puro y menos hábitat
para las especies autóctonas.
A fines de 2016,
el Ejecutivo y los legisladores quisieron cambiarla y actualizar el
mapa, pero a espaldas de las normas nacionales que prevén mecanismos
de participación amplia y criterios ambientales precisos. La
respuesta estuvo en la calle con movilizaciones masivas.
Mientras tanto,
continúa esta sangría verde.
Quizá el
desmonte de los últimos años es bajo, pero ocurre que ya queda poco
bosque nativo. Tan poco que hasta el más pequeño arbolito cuenta
para sostener nuestro bienestar.
Fuente:
Lucas Viano, Una ley sin derecho ni revés ni controles, 24/01/18, La Voz del Interior. Consultado 24/01/18.
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