por Daniel Díaz
Romero
Sala de Prensa
Ambiental
“Nunca te va a
atacar una serpiente y jamás te va a perseguir: desde que la viste
dejó de ser peligrosa porque el único peligro es que la pises y
ella se defienda mordiendo”, explica Francisco Brito, poblador de
la tranquila Villa de Las Rosas, en Traslasierras.
“Pueden
colocarse en posición de defensa y cuando ven que no hay amenaza
escapan desesperadamente. Si te muerde accidentalmente, no te morís
porque tenés 10 horas para llegar a un hospital y comenzar un
tratamiento donde te aplican suero antiofídico”, señala Brito.
El viboreo de
traslasierras
Francisco Brito,
el “Viborero”, como lo llaman en la zona, desde hace años
sostiene con puro esfuerzo un espacio llamado Machaqway, cuya
significado en quechua es víbora o culebra.
Machaqway, es el
único centro educativo sobre ofidios que existe en Córdoba y uno de
los dos que hay en Argentina. Originalmente, fue creado como un
centro de investigación y protección de serpientes. Hoy, si bien
realizan tareas de educación, funciona también como un centro de
rescate de víboras, fruto de un trabajo realizado junto a la
comunidad, con una idea central que se va extendiendo: no hay que
matarlas.
Este cronista
observa a su alrededor una variedad de víboras coloridas e inquietas
y enciende el grabador mientras Brito mira y sonríe diciendo que
recolecta sapos aplastados en las calles y rutas cuando regresa a su
casa por las noches de verano, para alimentar a sus protegidas.
Maldita seas
entre las bestias de la tierra
Francisco Brito
explica que “en todas las culturas de la antigüedad las serpientes
aparecen como un ser sagrado o como un demonio. La Biblia, partiendo
desde el Génesis, tiene escrito “maldita seas entre todas las
bestias de la Tierra” acusándolas de habernos quitado la
posibilidad de estar en el paraíso. Para algunas comunidades
australianas, la autora del origen de todo el universo es la
serpiente Arco Iris y en África la Serpiente Cósmica. Quetzalcóatl,
un dios de Mesoamérica les enseñó la manera correcta de vivir a
los primeros habitantes de América. Trentren y Cacai Vilu, en la
Patagonia, son las representantes de la cultura mapuche-tehuelche,
todos símbolos muy fuertes” asegura Brito y agrega que “se les
adjudica a ellas la vida eterna y supongo que tiene que ver con el
cambio de piel, porque dejan el cuerpo viejo y se van renovando año
a año; animales que tienen una vida eterna.
Pero no sólo en
las culturas antiguas las serpientes han tenido un simbolismo
protagónico, en la cultura moderna el símbolo mundial de la
medicina es una serpiente en “la vara de Esculapio”, un semidiós
hijo de Apolo y designado como el padre de la medicina.
El símbolo de la
farmacéutica es la “copa de Higía”, hija de Esculapio, que
molía las esencias vegetales en un mortero con dos víboras que
vertían su veneno otorgando el poder de la sanación. “Para
nosotros es un bicho maldito, sin embargo representa lo opuesto a la
muerte , los dos símbolos fundamentales de la salud son las
serpientes”, indica Brito.
Mas mordeduras de
perros que de serpientes
El Viborero de
Traslasierras indica que “no hay registros de muertes por
mordeduras de serpientes en Argentina, es decir toda aquella persona
que tuvo un accidente con una serpiente y concurrió a un hospital,
no muere. El veneno puede llegar a matar después de unos días sólo
si no se aplica suero antiofídico” señala Brito y agrega que
“tenemos el concepto errado de que si hay una serpiente cerca, te
muerde y te mata. Ellas nunca atacan, se defienden: Si vos le pisas
la cola muerde igual que lo hace un perro, lógicamente”.
Brito, cuenta que
“en nuestro país, se producen 35 muertes al año por ataques de
perros, entonces tendríamos que salir a matarlos a todos porque son
peligrosos. Ese solo ejemplo nos da una idea de cómo tenemos
distorsionado el miedo hacia estos ofidios”.
Acerca de los
riesgos de su trabajo, Francisco Brito cuenta que “una sola vez
tuve un accidente con una venenosa pero por un descuido mío, estaba
manipulando al animal sujetándolo del cuello y cuando giró la
cabeza me clavó un diente. Era una yarará grande y me inoculó
veneno, por lo que estuve 3 días bajo tratamiento”.
Salvemos a las
serpientes
Respecto de las
controversias acerca de las serpientes que son exhibidas al público,
Brito no duda en afirmar que “los cuestionamientos acerca del
funcionamiento de Centros que exhiben animales es permanente y
nosotros no somos la excepción. Incluso acá mismo, donde la gente
sabe que viene a un serpentario donde hay ejemplares encerrados hacen
el esperado planteo: ¿No sufren en cautiverio? Sí, claro que sí,
lo primero que les digo es que sufren, porque están encerradas pero
lamentablemente tenemos que apelar a ese recurso porque gracias a una
serpiente que está en cautiverio hay 100 que la gente ya no mata
porque ha aprendido a reconocerlas. Nuestro trabajo no es tener un
animal encerrado sino crear conciencia en la gente de que las
serpientes no son demonios.”
- ¿Cuantas
serpientes han recuperado?
Liberamos 1 o 2
animales por día en verano, que es la época de mayor movimiento. Es
algo que ha ido creciendo con el tiempo. Al principio, la primera
reacción que tenía la gente de la zona era matarlas, como pasa en
todo el mundo; pero felizmente, desde hace mucho tiempo, lo hacen
cada vez menos y lo más interesante es que le van perdiendo el
miedo; hay personas que nos dicen: vimos una cascabel y la corrimos
con un palo para que se aleje de la casa y listo, siempre estuvo ahí
y nunca nos atacó. Mi respuesta a eso es siempre la misma: Usan el
veneno para comer y no comen humanos, tan sencillo como eso”.
Mientras
Francisco Brito repasa con su mirada los movimientos de sus
protegidas nos comenta que, aunque de manera discontinua, está
colaborando también con la extracción de veneno de Coral para que,
en el Instituto Malbrán, elaboren el suero.
- ¿Qué es lo
peor que le ha pasado en tu trabajo?
Que se muera un
animal por un descuido mío -no duda en responder Brito- eso es lo
peor.
Hace un tiempo, a
una pequeña pitón le coloqué un ratón sabiendo que, después de
unos minutos, si al roedor no lo controlas y si la serpiente no lo
come, la come a ella y me pasó que la lastimó entera. Esa es una de
las peores experiencias que tuve. La serpiente no tenía apetito y
sólo van por sus presas cuando tienen hambre, no matan porque sí.
Sólo lo que van a comer”, indica el especialista.
Revolviendo mitos
“Hay un mito
recurrente, afirma Brito: Vienen personas que me cuentan: vos sabes
que una amiga de mi prima tenía una lampalagua…y yo le digo:
bueno, pará que yo te termino de contar la historia: ella la tenía
en una pecera, la sacaba y se acostaba en la cama, y cuando ella se
dormía, la serpiente se empezaba a estirar, la veía rara en la
actitud así que fue al veterinario a preguntarle que le pasaba y él
le respondía: desprendete rápido de ese animal porque te está
midiendo para comerte.
Ese mito comenzó
a circular hace unos 15 años y está desparramado por todo el
mundo”. Entre risas, Francisco Brito continúa diciendo: “En
Italia, comenzó un relato fantástico también, referido a que las
serpientes se amamantan de las vacas. Esa misma serpiente mama de las
mujeres que amamantan: se cuelgan del techo, se prenden de la teta de
la mujer y le meten la punta de la cola al bebé para engañarlos
como si fuese un chupete.”
- ¿Cuál es la
mayor amenaza para las serpientes?
Todas las
especies están en peligro de extinción en Córdoba, en la medida
que el monte que las contiene desaparece.
La agricultura
extensiva hace desastres y cuando se desatan incendios forestales
mueren porque no tienen velocidad para escapar. Donde hay soja no
puede coexistir ningún ser vivo. Las mata a ellas y a su alimento.
El glifosato mata todo.
Por ejemplo, la
Lampalagüa -la serpiente más grande de Córdoba que puede alcanzar
unos 3 metros de longitud- no ve amenazada directamente su
supervivencia, los que están al borde de la extinción son los
ambientes que la contienen. Cada vez tiene menos monte, menos campo”.
En Córdoba, hay
alrededor de 30 especies de serpientes registradas. En el país, 137.
En nuestra provincia hay sólo 5 variedades venenosas: cascabel,
coral y 3 tipos de yarará: ñata, chica y grande.
Sala de Prensa Ambiental autoriza la reproducción total o parcial de textos e imágenes, en medios no-comerciales, citando la fuente.
Fuente:
Daniel Díaz Romero - @danieldiazromer, El encantador de serpientes, 08/12/17, Sala de Prensa Ambiental. Consultado 12/12/17.
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