miércoles, 1 de noviembre de 2017

Cordobeses, en busca de la energía del mar

Un grupo de jóvenes arquitectos desarrolló un proyecto para la generación mareomotriz en el estuario del río Gallegos. La iniciativa ganó un importante premio latinoamericano en arquitectura sustentable y pasó a la instancia mundial de ese concurso.

por Diego Marconetti

Un dique en el estuario del río Gallegos, en la provincia de Santa Cruz, capaz de generar energía eléctrica aprovechando las mareas, pero sin afectar la rica biodiversidad del lugar y sumando, además, otros aprovechamientos, como la piscicultura, la alguicultura y el turismo.

Así se sintetiza un proyecto nacido de estudiantes de la Facultad de Arquitectura y Diseño de la UNC, que obtuvo el primer premio en la edición latinoamericana de los LafargeHolcim Awards, categoría Next Generation.

Se trata del trabajo final que realizaron Stefano Romagnoli, Juan Cruz Serafini y Tomás Pont Apóstolo -hoy arquitectos recibidos-, guiados por el docente Javier Giorgis, del Taller Mediterráneo 6 A.

Es la consecuencia de un montón de aspectos que juntamos en la carrera, y se trataron de traducir en un solo proyecto. Quisimos trabajar sobre un problema global como el cambio climático: desde adentro ayudar al país, pero a su vez que el país busque una solución para un problema global”, explica Stefano, quien está cursando una maestría en Harvard.

El inicio de la investigación fue tomar un mapa del mundo, mezclarlo con flujos y ver los grandes vacíos que se generaban. “Buscamos investigar eso, por qué no están antropizados y qué sucede con eso. Así caímos en el océano, que es uno de los lugares menos conocidos”, comenta Tomás.

Otros vacíos, que denominan “jardines globales”, son Alaska, la Patagonia y la selva amazónica, entre otros sitios que no sufren todavía un impacto humano.

Entonces nos preguntamos por qué no el océano, y lo asociamos a la energía, que está ligada al cambio climático, ya que su generación es la gran causante de ese problema”, agrega Juan Cruz.

En la investigación, se destaca que el 97 por ciento de la energía que se consume hoy en el mundo proviene de fuentes no renovables.

Si la energía causa este problema global, nos preguntamos cómo a través de la misma energía podíamos encontrar la solución”, añade.

El grupo investigó distintos tipos de energía y concluyó que la generada por el mar, la mareomotriz, es más eficiente que la solar o la eólica, y que tiene un alto factor de capacidad, es decir que recupera rápidamente la inversión.

Mirando al sur
Teníamos la energía, y teníamos el recurso, que era la Patagonia, que es un jardín global como el océano, el Himalaya, la Amazona. Zonas extremas poco antropizadas”, subraya Stefano.

En la exploración de la zona, el grupo encontró que en el estuario del río Gallegos se daban las condiciones para aprovechar al máximo la energía mareomotriz.

En ese sector de la costa patagónica, el movimiento de mareas arroja un promedio de 13 metros entre la bajamar (marea baja) y la pleamar (marea alta). Se trata de uno de los sitios del planeta con mayor diferencia.

Así llegaron a Punta Loyola, sitio ubicado a pocos kilómetros de la ciudad patagónica de Río Gallegos.

Ya en esa escala, la investigación tuvo condicionantes: las reservas naturales provinciales, la migración de aves, el puerto y la profundidad del mar.

En conjunto
Ya en el lugar, los jóvenes se contactaron con especialistas de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, quienes ayudaron con la parte ambiental, y con la Regional Santa Cruz de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), que colaboró con cálculos energéticos.

De la UTN, se reunieron con el ingeniero Gastón Segura, especialista en energía mareomotriz.

Lo que teníamos que proponer no debía afectar en nada, aún sabiendo que cualquier cosa que se haga transforma. Nos dieron imágenes satelitales, cartografía. Y estaba la parte económica e ingienieril, soportada por estudios puntuales de la UTN, turbinas compensadoras”, detalla Stefano.

Tras analizar las variables, determinaron el cómo y el dónde de la estructura: un dique separado de la costa al que se accede por un puente, al este de Punta Loyola.

La estrategia arquitectónica más importante fue aislarla de la costa. La arquitectura está vinculada a todas las cuestiones ambientales. Al mar, las aves, la historia. En la adaptación al contexto en todas sus escalas”, afirma Juan Cruz.

Así, el resultado es un dique de 12 kilómetros de diámetro, con un sector con turbinas que aprovechan tanto la bajamar como la pleamar para generar energía.

La capacidad calculada de generación es de 435 gigavatios hora, lo suficiente para abastecer a más de 160 mil hogares.

Los muros del dique, a su vez, presentan la posibilidad de ser un sendero turístico que ingresa al mar. También tiene cruces en la escollera para el paso de la fauna.

La pileta que se forma permitiría además la piscicultura y la alguicultura (cultivo de algas), y se prevé la instalación de molinos de energía eólica en la curva sur.

Además del potencial energético, los arquitectos aseguran que las características del diseño convertirían el sitio en un atractivo turístico, que también generaría recursos económicos.

El dique se acompaña de un master plan para reorganizar las actividades industriales que hay en la actualidad en Punta Loyola.

El proyecto está en manos de la Secretaría de Energía de la Nación.

Los beneficios que traería la construcción
Según el proyecto, el dique permitiría generar 435 gigavatios hora de energía, lo suficiente para satisfacer el consumo de más de 160 mil hogares.

Además, el uso de energía mareomotriz permitiría ahorrar 244 mil toneladas de CO2 a la atmósfera.

Se crearían unos 4 mil puestos de trabajos directos e indirectos en la zona y generaría ingresos por unos dos mil millones de dólares anuales.

Los arquitectos creen que la estructura podrías ser un atractivo turístico para unas 100 mil personas por año.

Fuente:
Diego Marconetti, Cordobeses, en busca de la energía del mar, 29/10/17, La Voz del Interior. Consultado 01/11/17.

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