miércoles, 22 de noviembre de 2017

América Latina, unida contra la tierra degradada

Clave en la mitigación y la adaptación al cambio climático, la restauración de tierras degradadas pretende ayudar a los países a cumplir sus objetivos de reducción de emisiones. En la COP23, DW recabó más información.

La iniciativa 20x20 para restaurar bosques y mejorar la productividad agrícola de tierras degradadas en América Latina y el Caribe estáimpulsada por los países de la región, “con el propósito de cambiar la dinámica de degradación de tierra, en un contexto de oportunidad económica, social y necesidad climática”, explicó Walter Vergara, del World Resources Institute (WRI), durante la COP23 de Bonn.

Según un análisis de WRI y UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), más de 200 millones de hectáreas de tierra están disponibles para la restauración en América Latina y el Caribe. “La captura y almacenamiento de carbono a través de la restauración de paisajes forestales es esencial para alcanzar una huella neta cero de carbono en América Latina. Es una contribución clave hacia el logro del umbral de dos grados definido en París,” aseguró.

20 millones de hectáreas para 2020
Su lanzamiento se produjo en la pasada COP20 de Lima, en 2014, con un objetivo inicial de llegar a los 20 millones de hectáreas en 2020 que ya se ha sobrepasado. “Hasta el momento, 16 países participan de la iniciativa con un objetivo de restaurar más de 53 millones de hectáreas”, subrayó en un acto de presentación y actualización de los resultados de la iniciativa que se ha llevado a cabo en el marco de la COP23 en Bonn.

Así, destacó que la iniciativa cuenta con 40 instituciones que forman parte de un comité técnico y cerca de una veintena de inversores que “han etiquetado 2.100 millones de dólares para restauración”. Igualmente recalcó que están en curso más de 30 proyectos de implementación.

Apoyada por el WRI, la iniciativa cuenta con la colaboración del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE), el Centro Mundial de Agroforesteria (ICRAF), el Instituto Alexander von Humboldt en Colombia, la Fundación Agreste en Argentina, el Fundo Brasileiro para a Biodiversidade (Funbio) y Fundação Amazonas Sustentável en Brasil y el banco alemán de desarrollo, entre otros.La iniciativa 20x20 reúne a diferentes actores que trabajan para restaurar áreas de protección de bosque en pie. Algunas de ellos dieron a conocer sus últimos avances.

Andes Amazon Fund, protegiendo la fragilidad de los Andes
El Andes Amazon Fund se creó hace tres años con el fin de proteger el patrimonio natural concentrado en la región Andino Amazónica, “una de las más afectadas y frágiles” a la deforestación y degradación, según Enrique Ortiz, Director de Programas de Andes Amazon Fund. La iniciativa apoya tanto a las organizaciones de la sociedad civil locales en la protección de paisajes y bosques en su región, como a los Gobiernos nacionales y subnacionales que quieren crear áreas protegidas.

Tras su puesta en marcha, se han creado cerca de tres millones de hectáreas de áreas protegidas en Perú, Bolivia, Ecuador, y Colombia, subrayó Ortiz. “Acabamos de lograr la expansión de 2 resguardos indígenas en Colombia, de más de 700.000 hectáreas” agregó. Igualmente, en Perú, “hemos logrado la declaración del parque Nacional Sierra del Divisor de más de 1.3 millones de hectáreas y una nueva área de conservación regional en Tres Cañones de 40.000 hectáreas”, recalcó.

Por otro lado, avanzó que hay previsiones de superar los 3 millones y llegar a más de 5 millones de hectáreas a finales del 2018. “Estas áreas protegidas son áreas prístinas y muchas veces próximas a áreas devastadas o degradadas que sirven como freno a presiones de uso no sostenibles y responden a los intereses de protección, manejo y uso de Gobiernos nacionales, locales y grupos indígenas”, explicó.

Café Selva Norte, una iniciativa transformativa
A partir de un enfoque holístico, la iniciativa Café Selva Norte pretende “crear huertos sostenibles, cadenas de suministro sostenibles en el sector del café del norte del Perú y mejorar el modo de vida de los pequeños agricultores”, explicó Andrés Uby, Director de Inversión de Ecotierra.

Así se ofrecerán préstamos a pequeños productores para poner en marcha tres cooperativas que contarán con un sistema de monitoreo y una herramienta de software para “evaluar la calidad y cantidad del producto, el café en este caso, y todos los aspectos medioambientales del proyecto” explicó refiriéndose a la reducción del carbono, entre otros.

El proyecto, que se implantará en breve, pretende dar más opciones a los pequeños agricultores, ya que, aunque la mayoría de las tierras se dedican a esta actividad, “sabemos que la agricultura no funciona después de dos o tres años”. En este sentido, abogó por proteger bosques en pie, porque además de incrementar la captura de carbono, “mucha gente percibe que, cuando los árboles no tienen valor, lo primero que harán es tumbarlos y producir agricultura”, lamentó.

Uruguay, adaptando los usos de las tierras
El fuerte peso de la agricultura en la economía uruguaya ha llevado a “la necesidad de la restauración de suelos agrícolas, no solo porque tenemos una expansión del área, sino también porque hay un uso más intensivo de los suelos”, explicó María Eugenia Silva, ‎investigadora en economía agrícola del Ministerio de Agricultura de Uruguay. Así, apuntó que los cambios que se han producido en la restauración y uso de la tierra desde 2000 y 2011 provocó la reducción de los pastizales naturales. Por este motivo se creó un consejo cuyo objetivo es visibilizar el valor natural de pastizales, así como conseguir más ecosistemas resilientes. Igualmente destacó proyectos sobre cambio climático y granjeros familiares en ganadería inteligente y restauración de pastizales. “Juntos, tienen un impacto de 400.000 hectáreas, considerando el impacto directo e indirecto”, dijo.

Otras acciones que se han llevado a cabo son la obligación que tiene cada granjero de presentar un plan sobre la planificación del uso del suelo en los próximos años, así como las prácticas de gestión. “Tenemos beneficios y otros cobeneficios, por el momento, evitando los nutrientes que se van en el agua y también contribuyendo con el secuestro de carbono”, puntualizó recordando que “ahora el 97 por ciento de nuestra área de cultivo está bajo esta política”.

Por otro lado, el país cuenta con una ley nacional forestal desde 1997 que contribuye a la identificación y priorizaciones de las tierras forestales y promueve inversiones en los bosques y conservación de los bosques nativos. “Algunos resultados desde que se ejecuta es que hemos incrementado el área de bosques nativos de una manera importante y el incremento de la superficie total de bosques que tenemos en Uruguay”, concluyó.

Fuente:
Judit Alonso, América Latina, unida contra la tierra degradada, 18/11/17, Deutsche Welle.

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