sábado, 30 de septiembre de 2017

Diego Sercovich: “En casos de fallas en centrales nucleares los riesgos son demasiado elevados”

Dossier Patagonia No Nuclear. Entrevistamos al ingeniero químico y pionero local en tecnologías del hidrógeno a propósito del plan nuclear que acordó Macri con China y que incluye la construcción de una central en la Patagonia.

por Roberto Andrés

Diego Sercovich es ingeniero químico, experto en sistemas de acumulación de energía eléctrica y consultor de sistemas de baterías para aplicaciones aeroespaciales, y tiene contratos con la gerencia de aplicaciones no nucleares relacionado a las tecnologías del hidrógeno, de las que es un pionero local (de hecho ha cerrado contratos con la CNEA para el desarrollo de las baterías de este tipo).

Consultado por La Izquierda Diario sobre su opinión respecto al plan nuclear que acordó Macri con China y que incluye la construcción de una central en la Patagonia, el especialista nos da cátedra: “Los filósofos griegos se preguntaban si la materia podía ser dividida indefinidamente o si por el contrario llegaría un punto donde tales partículas fueran indivisibles. Es así como Demócrito formula la teoría de partículas indivisibles a las cuales llamaría átomos. La primera aplicación práctica data del año 1942, cuando el físico Enrico Fermi construyó el primer reactor nuclear. Las primeras aplicaciones prácticas se proyectaron con fines bélicos en una carrera armamentista entre los países del eje liderados por Alemania y los aliados durante el transcurso de la Segunda guerra mundial. El caso más emblemático es el proyecto Manhattan en el que se construyen las primeras bombas nucleares. Pero, para el caso que nos convoca, fue en el año 1957, en la ciudad de Pensilvania, cuando se construye la primera planta a gran escala para generación de energía eléctrica”.

En palabras sencillas, un reactor nuclear puede definirse como una fuente de energía térmica capaz de ser capitalizada por un sistema de generación convencional. La energía nuclear, con fines de generación eléctrica, utiliza la tecnología de la fisión o división de los átomos, aprovechando el calor que se genera en la reacción, para calentar agua, que se convierte en vapor para mover una máquina generadora convencional para crear una corriente eléctrica”.

¿Y por qué habría que rechazar las centrales nucleares?

En consonancia con la tendencia energética mundial, los fundamentos para el rechazo de esta tecnología se basan principalmente en dos argumentos claramente sostenidos por los países que lideran esta nueva corriente. El primer argumento refiere al peligro potencial que esta tecnología implica. Si bien es cierto que el número de accidentes es bajo con respecto a la cantidad de centrales nucleares instaladas, también es cierto que en casos de fallas los riesgos son demasiado elevados, llegando a extremos como Chernóbil (Ucrania) y Fukushima (Japón), por citar algunos”.

Es importante remarcar que cuando se habla de riesgos no solo se refiere a accidentes con repercusión internacional en la centrales nucleares como las antes mencionadas, también es importante aclarar que para su funcionamiento requiere de “combustibles nucleares”, generalmente compuestos por uranio, elemento sumamente peligroso desde su obtención en procesos mineros hasta su deposición final luego de haber sido agotado como combustible. El segundo refiere a costos. Dado que para su implementación no solo se requiere de una obra de infraestructura faraónica con todas las normas de control y de seguridad, sino que también debe contemplarse todo el ciclo del combustible que, como ya se mencionó, se inicia con la minería de uranio y permanece en estado de riesgo por miles de años posteriores a su utilización. Cuando finalmente se contemplan todas estas variables y se realiza un balance se concluye en que esta tecnología posee un costo por energía entregada superior al del resto de los sistemas de generación exceptuando cuando se la compara con generación a base de combustibles fósiles”.

¿Hay alternativas locales?

En argentina disponemos de una variada gama en abundancia de recursos naturales como para capitalizarlos energéticamente sin ninguna necesidad de tener que apelar a la costosa y peligrosa energía nuclear, y hasta para desvincularnos de los hidrocarburos. En nuestro país tenemos, por ejemplo, la zona del noroeste, que posee uno de los índices más altos de radiación solar para conversión fotovoltaica directa o para concentrarla con sencillos sistemas parabólicos y generar energía térmica (reemplazando a los reactores) para generación a gran escala. En la Patagonia se encuentran regiones con condiciones privilegiadas a nivel global en lo que refiere a vientos para generar con aerogeneradores. Disponemos de cantidades de kilómetros de costa marina que permitiría explotar energía mareomotriz. También disponemos de recursos humanos altamente calificados para abordar toda esta temática. La semana pasada se dio a promoción por un medio local un grupo de una universidad abocado a construir un prototipo de generador mareomotriz específico para la costa atlántica. Hace varios años que en la ciudad de Pico Truncado, en la provincia de Santa Cruz, funciona una planta para generación de hidrógeno con energía eólica. Hay prototipos construidos, también de desarrollo local, para concentración de radiación solar tipo fresnel con fines térmicos. Hay varios grupos trabajando en baterías de hidrógeno para reconversión directa en energía eléctrica. Hay al menos una decena de Pymes dedicadas a la producción de aerogeneradores. Lamentablemente todos estos elementos que se mencionan quedan como esfuerzos aislados por la ausencia de políticas claras que orienten un futuro limpio y soberano en materia energética”.

Fuente:
Roberto Andrés @RoberAndres1982, Diego Sercovich: “En casos de fallas en centrales nucleares los riesgos son demasiado elevados”, 30/09/17, La Izquierda Diario. Consultado 30/09/17.

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