Ambientalistas
culpan al cambio climático producido por las explotaciones
forestales incontroladas y la desertificación de los alrededores por
la tragedia que dejó 47 muertos.
por Marianne Barriaux
y Thomas Cabral
Pedrógão
Grande, Portugal. Portugal se
preguntaba este martes cuáles fueron las causas profundas del
mortífero incendio contra el que seguían luchando miles de
bomberos, que suscita dudas sobre la gestión de los bosques y las
carreteras.
El fuego en torno
a Pedrógão Grande, en el centro del país, debería estar
controlado "hacia el final de la mañana", esperaba Vitor
Vaz Pinto, responsable de protección civil, gracias al trabajo de
los 1.150 bomberos y cerca de 400 vehículos que seguían
movilizados. Las columnas de humo continuaba alzándose en las
colinas cercanas.
Algunas de color
negro indicaban la presencia de fuegos activos, según periodistas de
la AFP en el lugar. En un cielo más despejado que la víspera, pero
aún cruzado por una capa de humo, los aviones antiincendios
proseguían sus idas y venidas, cargando agua en un lago cercano al
pueblo de Pedrogao Pequeno.
Once aviones de
lucha contra el fuego enviados por países vecinos fueron desplazados
a la zona. En todo Portugal, cerca de 2.000 bomberos están
movilizados en 80 frentes.
El balance del
incendio, declarado el sábado en el centro del país, se mantenía
estable el martes por la mañana, con 63 muertos. Pero el número de
heridos fue revisado al alza, 157, siete de ellos graves, incluido un
niño, según protección civil.
En las aldeas de
estas zonas rurales, la lucha contra las llamas proseguía pero las
críticas comenzaban a surgir.
El padre José
Gomes, cura de Figueiro dos Vinhos, dijo a la AFP que a los
habitantes "les faltó apoyo de los bomberos, a veces incluso
agua". "Hay un ambiente de revuelta contra los servicios de
socorro".
Algunos se
preguntaban también si las carreteras se cortaron suficientemente
rápido el sábado. Un total de 47 personas murieron en la carretera
nacional 236, de las cuales 30 quedaron atrapadas por el fuego. Según
las autoridades locales, eran en su mayoría familias que iban a
pasar la tarde a una playa junto a un río cercano.
Eucaliptos
inflamables
En la prensa
portuguesa, junto a relatos de la tragedia y retratos de las víctimas
había también lugar para la polémica.
"El plan
contra los incendios no había sido revisado desde hacía cuatro
años", "Fallos en las comunicaciones para combatir el
incendio", "El bosque en la trampa de los eucaliptos",
titulaban los diarios.
El diario Publico
recordaba que el plan de lucha contra el fuego debe ser actualizado
cada dos años, pero que en los últimos tiempos "el tema de los
incendios forestales no fue considerado como urgente" por el
parlamento portugués.
El Jornal de
Noticias señalaba el problema de las antenas de comunicación de los
servicios de socorro, que parecían haber sido dañadas por el calor
del incendio, lo que habría retrasado el trabajo de los bomberos.
También a
debate, el problema de los eucaliptos, altamente inflamables. Para
Joao Camargo, experto de cambio climático citado por Publico, estas
plantaciones industriales no reguladas son en gran parte responsables
del problema.
"Estas
últimas décadas, hemos visto un aumento en la frecuencia de los
incendios forestales" en Portugal, más que en otros países del
sur de Europa, afirma. Y con la desertificación de su campo, hay
matemáticamente menos personas para limpiar la maleza, terreno ideal
para los incendios forestales.
También se
elevaron las voces en el ámbito político. "No puede no ser
culpa de nadie. No basta con que el presidente de la República dé
besitos en la lastimadura. Decir que no se puede hacer nada no es
suficiente", se indignó Helder Amaral, el diputado del partido
conservador de oposición CDS en su página Facebook.
Las llamas
consumieron ya casi 26.000 hectáreas de bosque, según el Sistema
Europeo de Información sobre Incendios Forestales.
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Fuente:
Marianne Barriaux y Thomas Cabral (AFP), Culpan a las plantaciones de ecualiptos por el incendio en Portugal, 20/06/17, Tiempo Argentino.
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