Las obras alterarán el hábitat invernal de los 800 ejemplares de macá tobiano, una especie endémica de la Patagonia austral, en riesgo crítico de extinción.
por Mar Centenera
Una pequeña ave
patagónica al borde de la extinción contra el gigante chino. Esa es
la desigual batalla que se libra ahora en Argentina y que tiene como
escenario principal el río Santa Cruz, en la provincia homónima, en
el extremo sur del país. Una coalición de organizaciones
ecologistas quiere prohibir la construcción de dos presas sobre este
río que alterarán el frágil ecosistema del macá tobiano, un ave
endémica de la región de la que solo quedan 800 ejemplares. Hace 40
años, su población rondaba los 5.000. Las obras están paralizadas
en la Justicia, pero China, responsable de la construcción, presiona
para salir victoriosa. Cuenta con un arma persuasiva: la reactivación del proyecto es condición sine qua non para otras grandes inversiones chinas en el país. La visita de Mauricio Macri a Pekín
la semana pasada decantó aún más la balanza a favor del más
grande. El Ministerio de Ambiente argentino consideró que el
proyecto hidroeléctrico supondrá "cambios no significativos"
sobre el hábitat de esta especie y el Gobierno macrista anunció que
"los trabajos podrían comenzar en septiembre". Como
contrapartida, China acordó inversiones en Argentina por un monto cercano a los 15.000 millones de dólares.
El macá tobiano
(podiceps gallardoi) fue descubierto en 1974 por el guardaparques
Mauricio Rumboll y desde entonces se ha convertido en uno de los
símbolos naturales de Santa Cruz. Cada verano, observadores de aves
de todo el mundo viajan hasta la inhóspita meseta patagónica para
intentar ver un espectáculo único, el cortejo de estos animales. En
lagunas situadas a más de 1.000 metros de altitud y peinadas por
vientos helados que pueden superar los 100 kilómetros por hora, las
parejas de esta ave acuática se convierten en hábiles bailarines
sincronizados para aparearse.
Con la llegada
del frío, el macá tobiano abandona las lagunas a los pies de los
Andes y migra unos 500 kilómetros hacia el Atlántico. Toda la
especie coincide en el mismo lugar, cerca de la desembocadura del río
Santa Cruz. "La construcción de una represa tiene efectos aguas
abajo y aguas arriba. Aguas abajo está el estuario del río Santa
Cruz. No sólo estamos hablando de una especie con una distribución
geográfica muy limitada, sino que ese estuario alberga el 100% de la
población de macá tobiano durante el invierno. Ese lugar no lo
podés tocar porque extinguís la especie. O podés extinguirla. No
estamos diciendo que se vaya a extinguir sí o sí, pero no podés
arriesgarte a que ocurra, es jugar con fuego", dice a El País
Ignacio Kini Roesler, el máximo conocedor mundial de esta ave
protegida.
Exóticas
invasoras, otra gran amenaza
Este científico del Conicet trabaja desde hace años con las organizaciones Aves Argentinas y Ambiente Sur para la conservación del macá tobiano, que está considerado como "críticamente amenazado" por la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza. Han logrado estabilizar su población en los últimos años, pero la lista de amenazas es muy larga e incluye especies exóticas invasoras -el visón americano y la trucha arcoiris-, la expansión de la gaviota cocinera -que ataca a las parejas para arrebatarles los huevos- y las consecuencias del cambio climático en un clima extremo. Para los ecologistas, las presas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic que planea construir un consorcio de empresas chinas pueden dar el golpe de gracia definitivo a esta ave emblemática y dejar malherido el Plande extinción cero recién presentado por el Gobierno macrista.
Desde el
Ministerio de Ambiente admiten que las presas tendrán consecuencias
medioambientales, pero han diseñado un plan de compensación que
incluye "la creación de áreas protegidas, con una superficie
de más de 300.000 hectáreas de zonas críticas (especialmente áreas
de reproducción del macá tobiano), la instrumentación de un
programa de control y erradicación de especies exóticas y
problemáticas, la erradicación de basurales a cielo abierto, la
mejora en los procesos e instalaciones para tratamiento de aguas
residuales sobre el estuario del Río Santa Cruz y la determinación
de corredores de conservación", entre otras.
Los opositores a
las presas rechazan las medidas compensatorias y piden que se anule
definitivamente el proyecto de energía hidroeléctrica. Roesler se
cuestiona si hace falta poner en riesgo un río tan endeble como el
Santa Cruz para generar energía, cuando en esa zona de la Patagonia
hay fuertes vientos que podrían ser aprovechados con un impacto
mucho menor. Al poco de asumir, Macri mostró su recelo hacia las
presas licitadas bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner e insinuó que no descartaba frenarlas. Un año y medio
después, el proyecto original se ha modificado para reducir en más
de un tercio su coste, limitar la potencia y las consecuencias para
el medio ambiente. Pero la voluntad política de construirlas sigue
en pie.
Los estudios de
impacto medioambiental solicitados por la Corte Suprema de Justicia
se aceleraron para estar listos antes de la visita de Macri a Pekín,
lo que despertó suspicacias entre los ecologistas. "¿Cuán
confiables pueden ser los resultados de un análisis de impacto
realizado bajo la extrema presión de una potencia mundial? Pareciera
que las represas en el río Santa Cruz avanzan sólo para cuidar las
relaciones bilaterales con China, un actor que ha emergido en los
últimos años como el principal financiador de América Latina",
asegura Marta di Paola, de FARN. "El costo de oportunidad de
perder a un cliente como China es, como mínimo el impacto ambiental
de las próximas represas", agrega. La Justicia tiene la última
palabra en esta pelea entre David y Goliat.
Fuente:
Mar Centenera, Esta ave está amenazada de muerte por dos presas en Argentina, 25/05/17, El País. Consultado 26/05/17.
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