Un
informe de las Naciones Unidas subraya el daño de los plaguicidas. Un
informe de la relatora especial sobre el Derecho a la Alimentación
de la ONU, Hilal Elver, responsabiliza a los agrotóxicos por la
muerte de 200 mil personas al año y cuestiona la idea de que sin
ellos no es posible alimentar.
por
Darío Aranda
“Hemos
llegado a un punto de inflexión en la agricultura. El modelo
agrícola dominante resulta sumamente problemático, no solo por el
daño que causan los plaguicidas, sino también por los efectos de
estos en el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica y
la incapacidad para asegurar una soberanía alimentaria”, afirmó
el mayor organismo de Naciones Unidas (ONU) referido al derecho a la
alimentación. En un duro informe, desmintió que los agrotóxicos
sean necesarios para producir alimentos, los responsabilizó por la
muerte de al menos 200 mil personas al año, denunció el lobby
empresario y confirmó el impacto de los agroquímicos en la salud y
el ambiente.
El
Relator Especial sobre el Derecho a la Alimentación es el ámbito
especializado de la ONU para abordar la situación del acceso a los
alimentos, nutrición, modelos productivos y necesidades, desde una
perspectiva de derechos humanos y multidisciplinario. Al frente está
la especialista turca Hilal Elver, que presentó su último documento
ante el Consejo de DD.HH.de la ONU.
“La
producción agrícola se ha incrementado. Ello se ha logrado a costa
de la salud humana y el medio ambiente, y al mismo tiempo el aumento
de la producción no ha logrado eliminar el hambre en el mundo. La
dependencia de plaguicidas es una solución a corto plazo que
menoscaba el derecho a una alimentación adecuada y el derecho a la
salud de las generaciones presentes y futuras”, afirma el escrito
de Naciones Unidas, y al mismo tiempo, desmiente que sean necesarios
químicos y transgénicos para acabar con el hambre (como suelen
publicitar las empresas): “Sin utilizar productos químicos
tóxicos, o utilizando un mínimo de ellos, es posible producir
alimentos más saludables y ricos en nutrientes, con mayores
rendimientos a largo plazo, sin contaminar y sin agotar los recursos
medioambientales”.
El
documento (“Informe de la Relatora Especial sobre el derecho a la
alimentación”) contó con la redacción del Relator Especial de
Sustancias y Desechos Peligrosos, precisa que al menos 200.000
personas mueren al año por intoxicación aguda y el 99 por ciento
suceden en países en vías de desarrollo.
El
trabajo confirma los efectos de los agrotóxicos en la salud, hecho
negado sistemáticamente por las empresas y periodistas del agro.
“Las mujeres embarazadas que están expuestas a plaguicidas corren
mayor riesgo de sufrir abortos espontáneos y partos prematuros, y
sus bebés, de sufrir malformaciones congénitas. Estudios han
constatado la presencia de diversos plaguicidas en el cordón
umbilical, probando la existencia de una exposición prenatal”,
afirma el trabajo y específica que la exposición a plaguicidas de
las mujeres embarazadas lleva aparejado un mayor riesgo de leucemia
infantil, autismo y problemas respiratorios.
Otros
efectos en la salud que confirma: cáncer, alzheimer, parkinson,
trastornos hormonales, problemas de desarrollo, neurológicos y
esterilidad.
Los
especialistas de Naciones Unidas no tienen dudas de que los
agroquímicos “implican un costo considerable para los gobiernos y
tienen consecuencias desastrosas para el medio ambiente, la salud
humana y la sociedad en su conjunto, afectando a los derechos
humanos”. Y remarca: “Las investigaciones científicas confirman
los efectos adversos de los plaguicidas”. Al mismo tiempo, apunta
al rol de las grandes empresas productoras: “Existe una negación
sistemática, alimentada por la agroindustria y la industria de los
plaguicidas, de la magnitud de los daños provocados por estas
sustancias químicas, y las tácticas agresivas y poco éticas
empleadas en el ámbito de la mercadotecnia”.
Toma
como referencia la situación del glifosato, utilizado en la
producción de soja transgénica, maíz y algodón, entre otros. “Ha
sido presentado como menos tóxico que los herbicidas tradicionales
pero existe una considerable división de opiniones acerca de su
efecto. Estudios han señalado efectos negativos en la diversidad
biológica, la flora y fauna, y el contenido en nutrientes del suelo.
En 2015, la OMS anunció que el glifosato era un probable
cancerígeno”. Y recuerda que los estudios de toxicidad de las
empresas “no analizan los múltiples efectos crónicos relacionados
con la salud (solo abordan los efectos agudos, de corto plazo)”.
El
Relator de Derecho a la Alimentación es uno de los pocos espacios de
Naciones Unidas que no es dominado por el lobby de las empresas
transgénicas. El informe precisa que tres empresas (Bayer-Monsanto,
Dow-Dupont, Syngenta-ChemChina) dominan el 65 por ciento de las
ventas mundiales de agroquímicos y el 61 por ciento del mercado de
semillas. “Las transnacionales ejercen un extraordinario poder
sobre la agenda regulatoria, las iniciativas legislativas y la
investigación agroquímica a nivel mundial”, advierte.
Fuente:
Darío Aranda, El impacto de los agrotóxicos, 20/03/17, Página/12.
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