El acceso al agua, el reciclaje de residuos y la
contaminación son algunos de los problemas medioambientales que
padece la población palestina, ha manifestado a EFE la Coordinadora
de Acción Humanitaria de la ong Alianza por la Solidaridad, Cristina
Muñoz, a su vuelta del territorio ocupado.
por Lourdes
Uquillas
Antes de
continuar, Muñoz hace una “aclaración importante para entender
los problemas medioambientales” que padece Palestina, lugar al que
viaja periódicamente desde hace nueve años.
“Desde Alianza
por la Solidaridad, procuramos denominarlo ‘territorio no
territorios’, porque es un territorio ocupado y fragmentado, la
segunda es la denominación en el discurso de Israel”, sostiene.
Situación
irreversible
“La situación
va a peor”, asegura, y explica que “se han producido unos cambios
que pueden hacer la situación irreversible”.
“El acceso al
agua, a los medios de vida, al control de los recursos naturales,
está denegado para la población palestina” en el día a día de
la ocupación, con una política de cierres que vulnera la libertad
de movimiento de las personas.
Esta situación
“es ilegal desde el derecho internacional humanitario”, porque
“está permitida una ocupación temporal del territorio”, pero la
potencia ocupante debería administrar el mismo para el beneficio de
esa población ocupada, explica Muñoz.
“Nunca está en
la perspectiva la planificación y ordenación de los recursos
naturales, los usos del suelo”, prima la perspectiva de llevar
colonos israelíes a territorio ocupado, desplazar a la población
local, sostiene.
La planificación
se hace desde la “perspectiva militar”, de control, de dominio de
los recursos naturales.
Acuíferos en
pésimo estado
“La ONU en el
‘World Food Programme’ recoge que el acuífero de Gaza estará
inservible en 2020”, sostiene la activista.
La utilización
de químicos para la desalinización del agua y los pesticidas le
hacen hoy por hoy “no recomendable para el consumo humano ni para
la agricultura”.
Israel ha
invertido mucho en tecnología para desalinizar el agua marina, y ha
confiado mucho que por medio de esas técnicas podría tener acceso
al agua, “pero lo que no ha tenido para nada en cuenta es la
capacidad de carga del ecosistema”.
Pero el acuífero
de Cisjordania no está en mejor estado, asegura Muñoz, y explica
que el “80 % del mismo está explotado por Israel”.
Además, Israel
ejerce el “control del Mar Muerto”, que es una fuente importante
de recursos desde un punto de vista de explotación industrial y
turística, y porque es una zona mucho más fértil.
Doble sistema de
acceso al agua
Así, el acceso
al agua tiene un doble sistema, por un lado para la población
colona, que tiene libre acceso y agua barata.
Por otro, para
los palestinos -que se encuentra a cinco metros de distancia-, tienen
cortes del servicio que no llega a sus casas, lo sirven en cisternas
y a un precio nueve veces más que para los israelíes.
El consumo medio
por persona y día es de 70 litros para la población palestina, y de
300 litros para los colonos.
La situación es
difícil de revertir ya que desde el inicio de la declaración del
Estado de Israel en el año 48, había una “premisa de convertir el
desierto en un vergel”, pero no había un entendimiento de cómo
funcionaba el ecosistema de esa región.
Los colonos que
llegaron desde Europa y Rusia, trasladaron las técnicas y prácticas
agrícolas que se utilizaban en las regiones de donde venían, a un
ecosistema que no aceptaba todo eso.
Todo ello, desde
hace más de sesenta años, “ha tenido un efecto demoledor sobre
cómo se ha hecho la planificación y ordenación del territorio”.
Desde esta
perspectiva conseguir una aplicación y ordenación de los recursos
naturales es “completamente inviable”, añade Muñoz.
Agricultura
extintiva
Con todo esto y
un limitado acceso al agua, a la población palestina no le queda más
que practicar una agricultura de “carácter extintivo”, que no da
tiempo a que la tierra se recupere, con la utilización de pesticidas
y químicos perjudiciales para el medio ambiente.
“No hay acceso
a las tierras”, muchas han quedado divididas por la construcción
del muro y por los usos militares, “el paisaje es complejo”.
Todo tiene su
impacto sobre el paisaje, los recursos naturales, el medio ambiente,
la biodiversidad, manifiesta la coordinadora de Alianza por la
Solidaridad.
“Es una
región que obviamente se va a ver afectada por el cambio climático
porque es una zona más desértica”, con una política de
expansión, repoblación e incentivos para que se duplique la
población israelí.
Tratamiento de
residuos
Pero la
limitación de acceso al territorio trae otro problema añadido, el
tratamiento de la basura.
La gestión de
los residuos sólidos se ha dejado en manos de la Autoridad Nacional
Palestina, que solo tiene el control del 20 por ciento de
Cisjordania, un territorio donde viven más de dos millones de
personas entre colonos y palestinos, y al que no pueden acceder en
toda su extensión.
La prioridad es
dar cabida a la población palestina que vive hacinada, no pueden
construir vertederos porque tienen muy poco espacio.
Además, y un
factor importante concluye Muñoz, dependen de la ayuda internacional
que llega con una “perspectiva humanitaria”.
Fuente:
Lourdes Uquillas, La situación medioambiental es cada vez más “irreversible” en Palestina, 19/02/17, Efeverde.
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