Para aprobar la
ley, el PJ espera contar con al menos 10 votos entre radicales y
macristas. Sería el piso mínimo para sacar la norma.
por Julián Cañas
En el punto de
partida de un año electoral, la gestión de Juan Schiaretti afronta
temas cruciales que hacen que el gobernador no pueda pensar en las
elecciones legislativas que están en el horizonte cercano.
La cuestión de
la seguridad es una preocupación. Pero el debate por la nueva ley de
bosques hegemoniza las charlas de los funcionarios en el Centro
Cívico.
La cuestión
tiene dos puntas que parecen contradictorias. Por un lado, el PJ ya
está trabajando para encausar el diálogo con la oposición. Aunque
nadie lo admitirá, hay avances con algunos sectores del radicalismo,
en especial, con los mestristas.
No todas son
rosas en la estrategia del Gobierno para sacar la ley antes de que la
campaña electoral recaliente el clima político.
La resistencia de
sectores ambientalistas, con el apoyo de artistas reconocidos, pone
en riesgo cualquier acuerdo político. Nadie quiere pagar costos en
un año electoral.
“Es un problema
de la Provincia. Para qué vamos a ser socios de las puteadas”,
graficó un encumbrado radical que no pertenece al mestrismo.
Lo que sucede es
que la ley vigente está desactualizada y el Gobierno nacional exige
una nueva norma para subsidiar las regiones de bosques que se deben
preservar. Aunque el monto es irrisorio: 36 pesos anuales por
hectárea.
La estrategia del
oficialismo es contar con el respaldo de la UCR y del PRO. Saben que
no todos los radicales votarán la ley. El PJ se conforma con tener
10 votos opositores, que se sumarían a los 40 de Unión por Córdoba.
Para lograr ese
objetivo, Schiaretti le pidió a Mauricio Macri que intervenga. El
Presidente ya actuó. Le pidió al ministro de Medio Ambiente, Sergio
Bergman, que en febrero venga a Córdoba y se involucre en el debate
por la nueva ley de bosques.
Dirigentes
macristas cordobeses le advirtieron a Bergman que el plan del PJ es
que la ley salga sin modificaciones sustanciales al proyecto que
intentó aprobar en diciembre.
Los macristas y
los radicales más críticos están convencidos de que Schiaretti
acordó con las entidades agropecuarias y que ahora exigirá que el
proyecto salga sin cambios.
Desde el
oficialismo lo niegan. Aseguran que están dispuestos
a discutir
todo.
Intereses
económicos
Que el árbol no
tape el bosque. Se trata de una discusión en la que están en juego
muchos intereses económicos y políticos.
La actual ley -que se aprobó en 2009-, según coinciden todas las bancadas, es
“imprecisa” y abarca un territorio demasiado grande que no se
puede destinar
a la explotación agrícola.
En la otra
vereda, las organizaciones ambientalistas defienden la norma y se
niegan a que se modifique el mapa de las zonas rojas (sectores de
bosques donde no se puede intervenir).
En el mapa
actual, hay dos millones de hectáreas que no se pueden tocar. Según
los legisladores peronistas, los ruralistas pretenden que esa área
se restrinja a 500 mil hectáreas.
El proyecto del
PJ -que pocos conocen- tiene un mapa que llevaría las zonas
rojas a 1,4 millones de hectáreas.
Para los
peronistas, la discusión no es sólo cuantitativa, en cuanto al
número de hectáreas, sino cualitativa. Argumentan que en la ley
vigente están incluidas en las zonas rojas espejos de agua y zonas
de salinas improductivas; y por otro lado, quedan afuera sectores de
bosques que hay que preservar.
Por las
posiciones encontradas, se trata de una discusión que puede crecer
sin límites: los ambientalistas no aceptarán que se modifique el
mapa y los productores agropecuarios presionan para acotar las zonas
rojas.
Se mezclan
intereses económicos y políticos. Carlos Gutiérrez es el
legislador oficialista que lleva adelante las conversaciones con los
opositores. “No permitiremos la especulación inmobiliaria rural ni
el extremismo de los ambientalistas”. La pregunta, aún sin
respuesta, es cómo lo harán.
Por ahora, lo que
más preocupa al Gobierno es que las organizaciones ambientalistas
concurren a reclamar a los actos en los cuales participa el
gobernador.
Temen que la
discusión por la nueva ley de bosques se convierta en una causa
provincial, como en su momento lo fue la radicación de la
multinacional Monsanto en Malvinas Argentinas.
De allí el apuro
del PJ por aprobar la ley y que se termine cuanto antes esta
discusión.
Fuente:
Julián Cañas, Que el árbol no tape el bosque, 28/01/17, La Voz del Interior. Consultado 28/01/17.
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