Cada tipo de
suelo infiltra de manera distinta el agua. Cuando la inundación convive con la sequía.
por Lucas Viano
Aunque la razón
más repetida es el cambio climático y las lluvias extremas, los
especialistas apuntan a fallas en el manejo agropecuario de la
región.
El cambio
climático es una realidad mundial, pero es difícil adjudicarle los
actuales problemas de inundaciones y sequías que vive el país,
aseguran los expertos.
La última
comunicación nacional sobre cambio climático encargada por la
Secretaría de Ambiente de la Nación prevé que en el corto plazo no
habrá un cambio en el promedio anual de precipitaciones, pero sí
eventos extremos de sequías y lluvias.
El informe
también indica que entre 1960 y 2010 la precipitación aumentó en
casi todo el país aunque con variaciones interanuales. Es decir que
las lluvias se comportaron como un serrucho, con subidas y bajadas a
lo largo de los años.
La pregunta
entonces es la siguiente: ¿por qué nos inundamos? Un estudio
dirigido por Esteban Jobbágy, investigador del Conicet en la
Universidad Nacional de San Luis (UNSL), estimó que unas 12 millones
de hectáreas de campos productivos están en riesgo de anegarse en
el país. Esto es el equivalente a casi tres cuartos de la superficie
de la provincia de Córdoba.
Como en cualquier
sistema contable, para calcular el saldo de un sistema no sólo deben
computarse los ingresos, en este caso las lluvias, sino también los
egresos. En el caso del agua, el egreso se da por evaporación
directa y por la transpiración que realiza la vegetación que hay en
el terreno.
“Cuando se
produce un cambio en el uso de suelo, se modifica la cantidad de agua
que egresa del sistema por evapotranspiración. Un cultivo de soja
tiene mucho menos evapotranspiración que una pastura o un bosque”,
explica Marcelo Nosetto, del mismo grupo de Jobbágy en la UNSL.
Según sus datos,
un bosque nativo evapotranspira 1.100 milímetros de agua al año;
mientras que en una pastura es de 800 mm, y 670 mm para un campo
donde sólo se cultiva soja. “Si hay menos evapotranspiración, el
excedente hídrico va a la napa freática, que poco a poco va
ascendiendo”, explica Nosetto.
Nicolás Bertram,
del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) en Marcos
Juárez coincide. “En la zona pampeana no está lloviendo más. Lo
que cambió desde 1970 a la actualidad es el uso que se les da a
estos suelos. En los ’70 había más producciones ganaderas con
pastizales y monte. Hoy hay más cultivos agrícolas de verano y en
especial de soja”, explica.
Bertram determinó
que la napa freática en la pampa húmeda ahora está a menos de un
metro de profundidad, mientras que en la década de 1970 estaba a 10
metros. “La principal causa del ascenso de napa y los excedentes
hídricos son los cultivos que utilizamos”, asegura.
El experto
también calculó la infiltración que tiene cada tipo de vegetación.
La infiltración (o efecto esponja) es la capacidad que tiene el
suelo de captar agua en función de la vegetación existente. El agua
que no infiltra escurre por la superficie o se queda estancada, según
el declive del terreno.
El monte nativo
puede infiltrar 300 milímetros de agua en la primera hora de un
evento hídrico. Una pastura o pastizal, de 70 a 100 mm y un lote con
monocultivo de soja, 10 mm.
Soluciones
Ambos expertos
entienden que la solución es realizar un mejor manejo de los
cultivos. “Las obras de infraestructura tienen un resultado mínimo
en regiones con poco declive, como la pampa húmeda. El agua no se
puede evacuar porque no escurre”, asegura Nosetto.
Bertram agrega:
“La napa sólo se puede regular con un cambio en el manejo de los
cultivos”. La opción es combinar soja, que sólo cubre el suelo
durante los meses de verano, con un cultivo de invierno o con
pasturas en diferentes partes del campo para aumentar la
evapotranspiración.
“A fuerza de
sufrir inundaciones reiteradas, los productores están viendo que
deben cambiar los sistemas de cultivos”, comenta Nosetto.
También se puede
cambiar con políticas de Estado. Nosetto ejemplifica con lo que
sucede en San Luis, donde los productores deben presentar todos los
años un plan de manejo de su campo. “El objetivo es que lo
analicen expertos para hacer un uso más eficiente de los suelos y
evitar la formación de corrientes de agua que provocan cortes en los
caminos y rutas”, comenta.
El experto cree
que la reciente eliminación de las retenciones al trigo puede
impulsar la siembra de este cultivo invernal, el cual favorece la
evapotranspiración.
Infiltración,
según la vegetación
Cada tipo de
suelo infiltra de manera distinta el agua.
300 milímetros
de agua es lo que el monte nativo puede infiltrar en la primera hora
de un evento hídrico.
70 a 100
milímetros es lo que infiltra una pastura o pastizal. Y unos 10
milímetros, en un lote con monocultivo de soja.
Fuente:
Lucas Viano, Expertos explican por qué se anegan los campos, 21/01/17, La Voz del Interior. Consultado 21/01/17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario