Descanso bajo los
sauces. El Valle de
Calamuchita brinda ríos y arroyos, cascadas y senderos ideales para
caminatas que invitan a explorar el paisaje serrano, transitando
pueblos que atesoran antiguas tradiciones nacidas de los pueblos
nativos y los inmigrantes europeos. Un plan especial para cambiar de
vida, aunque sea por unos días.
por Dora Salas
Las Sierras
Chicas al este y las Grandes o de los Comechingones al oeste enmarcan
el Valle de Calamuchita, con sus grandes lagos artificiales, sus ríos
y arroyos y sus bosques nativos e implantados. Un rincón ideal para
el descanso durante todo el año y también para los amantes de los
deportes acuáticos, el senderismo, las cabalgatas y el ciclismo.
Numerosos ríos,
entre ellos Los Reartes y Santa Rosa, y dos grandes lagos, el Embalse
Ministro Pistarini (más conocido como de Río Tercero), y el del
dique Los Molinos iluminan el paisaje entre rocas y bosques
frondosos, o refrescan mientras se asciende por caminitos serranos,
sin mayores dificultades para el turista urbano, hasta cascadas y
ollas que prometen una imperdible zambullida.
El definido
perfil turístico del Valle ofrece en solo 70 kilómetros distintos
escenarios y productos para el visitante: pueblos de tradición
gauchesca como Amboy y Los Reartes, enclaves de cultura centroeuropea
como La Cumbrecita y Villa General Belgrano, y eventos como la Fiesta
de la Cerveza (Oktoberfest) y la Semana Santa Criolla. “En el Valle
somos muy fiesteros”, comentan sonriendo los pobladores.
No faltan los
museos, con esqueletos de gliptodontes, muestras de la cultura de los
comechingones, testimonios de misiones jesuíticas, casonas
coloniales y hasta un Museo del Carruaje y del Transporte.
La cerveza
artesanal está arraigada en la zona, que también produce muy buenos
vinos de altura, jóvenes y estacionados, además de delicados
espumantes. Por suspuesto, la gastronomía no se queda atrás y su
amplia gama incluye desde las clásicas empanadas criollas y el
asado, en especial de corderito, hasta platos gourmet elaborados con
productos preferentemente locales, como un delicioso puré de ortigas
y unas mollejitas empanadas, es decir, pasadas por pan y fritas.
Un condensado de
geología, arqueología, historia y nuevos emprendimientos, entre los
que se destacan los de infraestructura hotelera con elegantes cabañas
y posadas, algunas de ellas con bañera de hidromasaje frente a
grandes ventanales que miran hacia la pendiente arbolada de la
colina.
Desde Amboy. Una
mesa junto al río, rústicos bancos de madera, la acogedora sombra
de los sauces, reconfortantes matecitos y un delicioso pan casero
recién horneado son la bienvenida del desayuno campero en Amboy, una
de las poblaciones más antiguas de la provincia de Córdoba, con sus
tradiciones, sus casas de adobe, su costanera y su tranquilidad.
“Esto
ofrecemos. Quien viene a Amboy busca relajarse. Una reposera bajo los
árboles y no lo sacamos más de allí”, comentan en el pueblo, de
unos 200 habitantes y en pleno Valle de Calamuchita, 120 kilómetros
al sur de la capital provincial. Fue la cuna de Dalmacio Vélez
Sarsfield (1800-1875), autor del Código Civil vigente en el país
hasta 2015.
Algarrobos,
fresnos y nogales flanquean los cinco kilómetros de costanera junto
al río Amboy, de aguas cristalinas aptas para la pesca y el baño en
este pueblo rural, que se abre con gentileza al turismo y cuya
historia refleja tanto la cultura de sus habitantes ancentrales, los
comechingones, como la colonial de los españoles.
Sin fecha de
fundación precisa pero estimada hace unos 400 años, Amboy atesora
un capital histórico que se vivencia en las callecitas de veredas
angostas, las casas altas y de paredes gruesas, las puertas grandes y
las ventanas pequeñas, la antigua iglesia y el museo. Y, sobre
todo, en las historias de vida, como la de la dueña del Almacén de
Ramos Generales, Haydée Jaime, de 81 años, que sigue atendiendo a
los parroquianos con una sonrisa que invita a sentarse y pedir un
trago como es habitual desde hace un siglo en el lugar.
Una esquina en
ochava, altas paredes blancas y un farol sobre la puerta son la clave
para acceder al almacén “que tiene cien años”, cuenta su dueña
que alternativamente alisa su delantal floreado o se apoya en el
mostrador, como lo viene haciendo desde hace más de medio siglo.
“Son 52 años
que estoy acá”, dice con su hablar escueto y pausado mientras sus
manos arrugadas señalan la heladera más antigua, la balanza de
platillos y pesas de bronce “que funciona… pero ahora usamos la
otra, más nueva”. Haydée agrega que las preferencias en los
tragos han cambiado en parte. “Menos ginebra y más cerveza”,
dice. Pero se trata de un detalle en un pueblo que cuida su pasado
con respeto y sin ostentaciones.
La capilla de San
José, mandada a construir por Samuel Sánchez, se terminó en 1900 y
se cuenta que por cada ladrillo colocado el ritual imponía rezar un
padrenuestro. Este templo se elevó sobre las ruinas de un oratorio
de los jesuitas de 1620, del que dan testimonio restos cuyos detalles
se siguen investigando todavía.
“Amboy era un
lugar de trueque y de posta, y hay hallazgos de caracoles y de piedra
malaquita que dan prueba de esos intercambios, porque no son de acá”,
explican en el pueblo.
La siguiente
visita es Villa Rumipal o “estrella de piedra” en lengua
aborigen, que se encuentra en el corazón del Valle de Calamuchita y
cuyo perfil lo definen principalmente sus costas de lago y de río.
Pesca, natación y una amplia gama de deportes náuticos, trekking,
cabalgatas, mountain bike, aeromodelismo y avistaje de aves son
algunas de las actividades del lugar, que goza de la cuenca hídrica
más importante de la provincia de Córdoba.
Martina y Andrea,
dos jóvenes informantes de la localidad, explican que la Villa fue
fundada por un alemán, Gustavo Riemann, quien la imaginó como un
paraíso turístico entre las sierras y los espejos de agua. El
Festival Provincial del Lago, con más de 40 ediciones, el Cruce del
Lago a nado y el Campeonato Argentino de Aguas Abiertas que reúne a
unos 1500 nadadores de diferentes partes del país son eventos
consolidados en la Villa, además del Encuentro Internacional de
Jet’s Radiocontrolados y fiestas populares como la Semana Santa
Criolla, con música y danzas folklóricas y demostraciones de doma y
otras destrezas criolla.
Frente a la
actual Villa Rumipal, bajo las aguas del embalse de Río Tercero, se
formaba el río Calamuchita, que era fundamental para la vida y la
economía antes de la llegada de los españoles, como se advierte al
visitar el Museo Regional de Antropología Estrella de Piedra.
No lejos se ubica
la Ciudad de Embalse, 110 kilómetros al sur de la capital de la
provincia. Tiene fecha de fundación en 1911, cuando se colocó la
piedra fundamental del dique en la Quebrada del Río Tercero. Era un
proyecto de la empresa inglesa que construia el Ferrocarril Central
Argentino para hacer un dique de contención que impidiera la
destrucción de las vías por las crecientes del río.
Esa obra se
abandonó pero entre 1927 y 1936 un nuevo plan a cargo de los
ingenieros Juan Carlos Alba Posse y Santiago Fitz Simon concretó la
estructura. Se trata de un dique principal de 50 metros de altura,
360 metros de largo y 5600 hectáreas de superficie. Una usina
hidroeléctrica con una potencia de 15.000 HP y un vertedero de 300
metros de largo completan la obra.
Una de las
centrales nucleares más importantes de América del Sur está
ubicada en la costa sur de Embalse de Río Tercero y suministra en
promedio energía para las necesidades de tres a cuatro millones de
personas.
Las costas del
dique, con sus bahías y penínsulas, sus puentes característicos
como el De las Vacas y sus bosques de espinillos y chañares,
eucaliptos y pinos, la Unidad Turística Embalse (Ministro
Pistarini), se pueden apreciar durante un agradable paseo en lancha
en compañía del instructor Gerard le Moy.
En el centro
geográfico del Valle se encuentra la ciudad de Santa Rosa de
Calamuchita, con su espléndida costanera, sus puentes sobre el río
que le da nombre y numerosas actividades para el turista.
De especial
interés son la Falla Geológica, un sitio de interpretación sobre
el surgimiento de los cordones montañosos de Córdoba, y la caminata
de tres kilómetros en total (ida y vuelta) hasta la Reserva Natural
La Cascada, trekking de mediana dificultad entre rocas, el
serpenteante arroyo Loyola y el bosque autóctono. Y si algo faltara
a tanto encanto, allí estan las aves: el rey del bosque, el
sietecolores y la reina mora, entre muchas otras.
Villa Yacanto,
rodeada por las Sierras Grandes, y sus diferentes parajes, como El
Durazno y su naturaleza cautivante; Villa Berna y el buen vino de
altura local; La Cumbrecita y Villa General Belgrano, las dos típicas
localidades centroeuropeas del Valle; la tradición gauchesca en Los
Reartes; y Villa Ciudad Parque, a solo 70 kilómetros de la Ciudad de
Córdoba, con su paseo Unión de los Ríos, su Murallón del Dique
Los Molinos y el Museo del Carruaje y la Historia del Transporte en
la Argentina, completan nuestra “inmersión”en la poesía y la
magia natural y cultural del Valle de Calamuchita.
Datos útiles
Cómo llegar: Aerolíneas Argentinas tiene vuelos ida y vuelta desde $2091 hasta Córdoba capital; desde allí la mejor opción para recorrer la región es alquilar un auto. Se consiguen vehículos económicos desde $ 800 por día.
Dónde alojarse: se consiguen habitaciones en hostel en Santa Rosa de Calamuchita desde $ 320 la noche hasta hoteles boutique en Villa General Belgrano por $ 1650 la noche. La oferta hotelera es amplia pero para los fines de semana conviene viajar con reservas hechas.
Más información: www.valledecalamuchita.gob.ar
Cómo llegar: Aerolíneas Argentinas tiene vuelos ida y vuelta desde $2091 hasta Córdoba capital; desde allí la mejor opción para recorrer la región es alquilar un auto. Se consiguen vehículos económicos desde $ 800 por día.
Dónde alojarse: se consiguen habitaciones en hostel en Santa Rosa de Calamuchita desde $ 320 la noche hasta hoteles boutique en Villa General Belgrano por $ 1650 la noche. La oferta hotelera es amplia pero para los fines de semana conviene viajar con reservas hechas.
Más información: www.valledecalamuchita.gob.ar
Fuente:
Dora Salas, Enero a la sombra de las sierras, 22/01/17, Página/12.
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