por Elvira Jiménez
En el norte de
Brasil, donde el río Amazonas se encuentra con el mar, existe un
tesoro natural recién descubierto. Un arrecife de coral en una
región en la que no se pensaba que fuese posible.
Los arrecifes de
coral necesitan una cantidad de luz, oxígeno y unas condiciones de
temperatura y salinidad del agua. El agua enlodada de la boca del
Amazonas, que bloquea la luz solar y que es mezcla de agua dulce y
salada no parece el lugar idóneo para estas formaciones marinas por
lo que encontrar un arrecife de coral aquí era algo improbable.
Pero la vida se
abre paso en lugares inhóspitos y se adapta a las condiciones que le
ofrece la naturaleza. Y así encontramos este arrecife, un caso único
en la naturaleza, y por lo tanto muy especial. Y además tiene un
tamaño considerable, aproximadamente 9.500 kilómetros cuadrados de
formaciones que incluyen esponjas gigantes (de más de 2 metros de
largo) y algas calcáreas, conocidas como rodolitos.
La existencia de
este arrecife salió a la luz en abril de 2016, cuando un grupo de
científicos publicaron un artículo en la revista científica
Science Advances. Se cree que el arrecife del Amazonas puede ser un
nuevo bioma marino y que se extendería desde Brasil hasta la Guayana
Francesa. Y como cualquier nuevo descubrimiento, sólo se acaba de
empezar a estudiar y a conocer las especies (incluso nuevas) que se
encuentran en él.
Sin embargo, este
tesoro único ya se encuentra amenazado. La cuenca del Amazonas es la
nueva frontera de la exploración petrolífera en aguas brasileñas.
Total y BP quieren perforar en la zona para buscar reservas de
petróleo. Una de las zonas de perforación de Total está a tan solo
ocho kilómetros del arrecife y el proceso para la licencia y la
evaluación del impacto ambiental ya está en marcha. Debemos
defender el arrecife y la boca del Amazonas de la avaricia de la
empresas que ponen sus beneficios económicos por delante del medio
ambiente.
De llevarse a
cabo las perforaciones suponen un riesgo constante de vertido que
amenazaría no solo el arrecife sino todo el ecosistema de la
desembocadura del Amazonas. Esta región es el hábitat de especies
como el manatí del Caribe, la tortuga terecay, o la nutria gigante,
que ya se encuentran en estado vulnerable o en peligro de extinción
según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza).
Como ya hemos
hecho en otras zonas del planeta en las que la industria petrolera
quiere extender sus tentáculos bajo el mar, queremos plantarles cara
a gobiernos y empresas junto a los millones de voces que piden que el
petróleo se quede en el lecho marino. Lo hemos gritado en el Ártico
y ahora lo haremos en otro lugar emblemático, la boca del Amazonas.
Y vamos a empezar
con una misión especial, algo que aún no se ha hecho. Los estudios
científicos hasta ahora sobre este arrecife se han realizado
mediante muestras tomadas desde la superficie. Pero nadie lo ha visto
bajo el agua. Para esta exploración el barco de Greenpeace Esperanza
ha navegado hasta la desembocadura del Amazonas y con ayuda de un
submarino podremos ver y tomar las primeras imágenes submarinas de
este nuevo tesoro marino.
¡Únete a esta
aventura y protege el arrecife del Amazonas!
Continuará…
Entrada de blog
por: Elvira Jiménez
Responsable de
océanos de @greenpeace_esp trabajando por #pescaSOStenible #atun.
Bióloga e instructora de buceo en mis ratos libres. Perfil en
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Fuente:
Elvira Jiménez, El tesoro escondido del Amazonas, 24/01/17, Greenpeace España. Consultado 24/01/17.
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