sábado, 21 de enero de 2017

Cuando la inundación convive con la sequía

Poblaciones del nordeste al sudeste de Córdoba sufren inundaciones. En el norte y en el noroeste padecen sequías.

por Héctor Brondo

Las inundaciones que se registran en el arco que abarca la franja territorial que va del nordeste al sudeste de la provincia de Córdoba y afecta a una cuarta parte de la “Pampa Gringa” confrontan con el déficit hídrico que sufren los departamentos que limitan con Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja.

Son la cara y ceca de los problemas en Córdoba por el exceso o la carencia de lluvias, que provocan frustración en quienes los soportan y, muchas veces, ponen en evidencia la falta de planificación de políticas pública y de inversiones en infraestructura.

Uno de los tantos ejemplos del contraste marcado: la suba de las aguas subterráneas por las precipitaciones abundantes de los últimos días mantiene en vilo a los seis mil vecinos de Pozo del Molle y aún se escucha el eco de las quejas del intendente Carlos Salvático por la proliferación de canales clandestinos para desagotar los campos circundantes.

En el extremo opuesto del mapa, 280 familias sedientas de San José de las Salinas salen seguido a la ruta 60 para protestar por la falta de agua en sus viviendas.

Por suerte, el canal perimetral que construimos el año pasado está funcionando muy bien y pese a los 100 milímetros de lluvia que cayeron en julio último y a comienzos de este año, el radio urbano no volvió a inundarse como en abril (de 2016)”, celebró Joaquín Ibarra, secretario de Gobierno de Pozo del Molle, del departamento Río Segundo, 206 kilómetros al este de la capital provincial.

Sí nos preocupa que las napas se hayan elevado 49 centímetros en estos días porque despiertan los fantasmas del anegamiento”, reconoció el funcionario.

Donde no la están pasando muy bien es en El Arañado y en otros pueblos vecinos de los departamentos Río Segundo y San Justo”, lamentó Ibarra.

Obispo Trejo, Porteña y Freyre, en el nordeste provincial y Leones, Canals y Laboulaye, en la franja sudeste y sur son algunos de los pueblos que sufren la acumulación de agua en superficie.

Las entidades que representan a los productores del sector primario cifran en medio millón la cantidad de hectáreas anegadas.

A Dios rogando
En San José de las Salinas, en cambio, desde hace 45 días el agua casi no corre por la red de distribución domiciliaria, lo que obliga a la intendenta María Luna a mantener un esquema de emergencia para repartir unos 500 litros por casa con un camión de la Dipas.

El problema radica en el taponamiento con raíces del tramo de 16 kilómetros del caño que lleva el agua al pueblo desde Quilino.

La Provincia nos ha prometido los 16 mil metros de tubos de PVC de alta resistencia y de 160 milímetros para reemplazar el caño obstruido, que data de 1959”, aseguró a La Voz Fernando Jachuf, exintendente de San José de las Salinas y esposo de la actual mandataria de esa localidad del departamento Tulumba, 180 kilómetros al noroeste de Córdoba.

En la misma situación se encuentran la vecina Lucio V. Mansilla (de un millar de habitantes) y San Pedro de Toyos.

En Agua Hedionda, 10 kilómetros al norte de San José de las Salinas, las 15 familias del paraje solucionaron el inconveniente hace cinco años. “Con un subsidio de la Nación se realizó una perforación de 230 metros de profundidad cerca de la escuela Leopoldo Lugones. El surgente nuevo provee agua de calidad y en buena cantidad a la gente; pero no alcanza para más”, señaló Jachuf.

En la zona rural de San Pedro Norte, en tanto, los productores elevan plegarias por lluvia.

En los últimos dos meses cayeron apenas unos 10 milímetros y la sequía castiga con dureza a la actividad agropecuaria.

Las familias del área urbana se las arreglan haciendo un uso racional del cupo que les suministra el pozo que construyó la Provincia a través del Plan Agua para Todos.

Un poco más allá, en Cerro Colorado, el centenar de hogares del terruño amado de Atahualpa Yupanqui sigue con aflicción la disminución del caudal del río de los Tártagos, de donde la comuna toma el agua para abastecerlos.

No tenemos cortes del servicio, por suerte, pero estamos al límite”, dijo Bárbara Molina, de la casa museo que guarda la memoria de uno de los máximos exponentes del folklore argentino.

Problema histórico
En el departamento Río Seco hay problemas desde siempre con la calidad y con la disponibilidad del recurso. “Los ciclos secos por falta de lluvias son recurrentes en la región, pero además la presencia de arsénico contamina las napas subterráneas”, comentó Pablo Duarte, de FM Líder 102.1.

El conductor de la radio de Villa de María del Río Seco recibe de manera constante pedidos de sus escuchas vinculados con los problemas por la escasez de agua.

La gente de San Francisco del Chañar, por ejemplo, se queja porque le hicieron un pozo y una planta potabilizadora a 2,5 kilómetros del pueblo y muchos tienen que caminar un trecho largo con bidones para ir a buscar el agua”, señaló el periodista y locutor.

Duarte también canaliza reclamos por la falta del insumo de oyentes de Villa Candelaria, la Rinconada, Sebastián El Cano y Las Arrias, entre otras poblaciones norteñas.

Zonas complicadas

Norte seco. En Cerro Colorado, el centenar de hogares del terruño amado de Atahualpa Yupanqui sigue con aflicción la disminución del caudal del río de los Tártagos, de donde la comuna toma el agua para abastecerlos.

Fuente:
Héctor Brondo, Cuando la inundación convive con la sequía, 21/01/17, La Voz del Interior. Consultado 21/01/17.

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