Roma / Berlín,
24 ene 2017 (IPS) - Los hechos son claros. Se necesitan de una a tres
toneladas de agua para producir un kilogramo de cereal y hasta 15
toneladas para producir un kilogramo de carne. Se calcula que para
producir la comida diaria de una persona hacen falta entre 2.000 y
5.000 litros del recurso.
La creciente
escasez de agua es uno de los principales desafíos para el
desarrollo sostenible, y seguramente se agravará a medida que la
población mundial siga creciendo y el cambio climático se
intensifique.
La competencia
por el agua se acrecentará a medida que la población del planeta
supere los 9.000 millones de personas alrededor de 2050.
De hecho,
millones de familias agricultoras de los países pobres padecen falta
de acceso al agua dulce, y los conflictos por los recursos hídricos
ya superan a aquellos por la tierra en algunas regiones, afirmó José
Graziano da Silva, director general de la Organización de las
Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el
Foro Mundial para la Alimentación y la Agricultura que tuvo lugar
del 19 al 21 de este mes en Berlín.
Además, el
cambio climático ya está alterando los regímenes hidrológicos en
todas partes, agregó, citando estimaciones referidas a que unos mil
millones de personas en regiones secas -con una alta concentración
de pobreza extrema y hambre- podrían soportar una creciente
escasez de agua en un futuro próximo.
“La agricultura
es a la vez una causa y una víctima importante de la escasez de
agua. La agricultura representa alrededor de 70 por ciento de los
retiros de agua dulce en el mundo de hoy, y también contribuye a la
contaminación hídrica debido a los pesticidas y los productos
químicos”, señaló Da Silva.
Para superar la
situación, la comunidad internacional acordó que uno de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se dedicara exclusivamente
al agua, e integró una mejor gestión de este recurso natural clave
en todo el entramado de los ODS, indicó el director de la FAO.
Da Silva instó a
los participantes en Berlín a promover formas de usar menos agua y
de manera más eficiente, y tomar medidas para asegurar el acceso,
especialmente para las familias agrícolas pobres.
“Hacerlo no
impedirá que ocurra una sequía, pero puede ayudar a prevenir que
las sequías resulten en hambre y trastornos socioeconómicos”,
aseguró.
Un tercio de los
alimentos perdidos o desperdiciados
Da Silva indicó
igualmente que reducir los residuos alimentarios tiene un papel
importante dentro de un uso más juicioso del agua. Explicó que cada
año un tercio de los alimentos que producimos se pierde o
desperdicia, lo que se traduce en un volumen de agua para usos
agrícolas malgastado equivalente a tres veces el lago de Ginebra.
En la última
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático la FAO
presentó un marco global para hacer frente a la escasez de agua en
la agricultura para apoyar esos esfuerzos, añadió Da Silva.
El marco busca
facilitar el desarrollo e implementación de políticas y programas
para el uso sostenible del agua en la agricultura y fomentar la
cooperación entre las diferentes partes interesadas, incluyendo la
sociedad civil, el sector privado, las instituciones financieras y
las organizaciones de desarrollo.
El Foro Mundial
para la Alimentación y la Agricultura, organizado por el Ministerio Federal Alemán Para la Alimentación y la Agricultura, se celebra
todos los años y reúne a responsables de alto nivel, expertos
técnicos, investigadores y agricultores para discutir cuestiones
urgentes que afectan a la agricultura.
El tema del Foro
de este año fue “Agricultura y agua: claves para alimentar al
mundo”.
De hecho, es tan
importante para alimentar al mundo que la FAO proyecta que la
producción de agua para regadío aumentará más de 50 por ciento en
2050, pero la cantidad de agua retirada por la agricultura solo puede
aumentar 10 por ciento, si se mejoran las prácticas de riego y los
rendimientos.
El mundo contiene
unos 1.400 millones de kilómetros cúbicos de agua. Pero solo 0,003
por ciento de esta cantidad, unos 45.000 kilómetros cúbicos, son
“recursos de agua dulce” que se pueden usar para beber, higiene,
agricultura e industria.
El uso de aguas
residuales en la agricultura
Es hora de dejar
de tratar las aguas residuales como basura y en su lugar gestionarlas
como un recurso que puede ser utilizado para los cultivos y ayudar a
abordar la escasez de agua en la agricultura, exhortó la FAO.
Las aguas
residuales pueden ser usadas de manera segura para apoyar la
producción de cultivos directamente a través del riego o
indirectamente mediante la recarga de acuíferos, pero para ello se
requiere una gestión diligente de los riesgos sanitarios mediante un
tratamiento o un uso adecuado.
La forma en que
los países abordan el problema y las últimas tendencias en el uso
de las aguas residuales en la agricultura fue un tema central en el
Foro Mundial para la Alimentación y la Agricultura, en Berlín.
“Aunque no se
dispone de datos más detallados sobre la práctica, podemos decir
que, a nivel mundial, solo una pequeña proporción de las aguas
residuales tratadas se utiliza para la agricultura”, expresó
Marlos De Souza, un funcionario de la División Tierra y Agua de la
FAO.
Pero un número
cada vez mayor de países -Egipto, España, Estados Unidos, Jordania
y México, por ejemplo- exploran las alternativas ante la creciente
escasez de agua.
“Hasta ahora,
la reutilización de las aguas residuales para el riego tuvo más
éxito cerca de las ciudades, donde está disponible y en general,
libre de costo o a bajo costo, y donde existe un mercado de productos
agrícolas, incluidos cultivos no alimenticios”, explicó De Souza.
“Pero la
práctica también se puede utilizar en las zonas rurales, y desde
hace mucho tiempo ha sido empleada por muchos pequeños
agricultores”, añadió.
El crecimiento
demográfico y la expansión económica aumentan la presión sobre
los recursos de agua dulce. La tasa global de retiros de aguas
subterráneas aumenta constantemente un uno por ciento anual desde la
década de 1980. Y el cambio climático agrava esas presiones.
La agricultura
representa 70 por ciento del retiro de agua dulce a nivel mundial, y
se calcula que la demanda de alimentos crecerá al menos 50 por
ciento para el año 2050. La demanda de agua de las ciudades y las
industrias también está en aumento.
Sin embargo, las
aguas residuales no tratadas contienen microbios y patógenos,
contaminantes químicos, residuos de antibióticos y otras amenazas
para la salud de los agricultores, trabajadores de la cadena
alimentaria y consumidores, y también plantea problemas ambientales.
En todo el mundo
se aplican tecnologías y estrategias para tratar, gestionar y usar
las aguas residuales en la agricultura, muchas de ellas específicas
de la base de recursos naturales locales, los sistemas agrícolas en
los que se utilizan y los cultivos que se están produciendo, dijo De
Souza.
Traducido por
Álvaro Queiruga
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