La polémica
firma biotecnológica, en alianza con Toyota, lanzó Locos por el
campo, un programa dedicado a lavarle la cara al agromodelo.
por Roberto
Andrés
Parece mentira,
pero para Monsanto no es suficiente tener en su poder la cuarta parte
de la producción mundial de agrotóxicos y la tercera parte de la
comercialización de semillas. Ahora tiene un programa en la TV
Pública Argentina, la cual se encuentra actualmente bajo la
dirección de Hernán Lombardi al frente del Sistema de Medios y de
Horacio Levin como el director del canal. Todo un hecho que simboliza
el avance sobre la soberanía nacional por parte de esta
multinacional imperialista y contaminante.
Lo hizo en
alianza con Toyota, otra firma que degusta del agronegocio. Según la
Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación
Agrícola, auspiciante, el programa debió haberse lanzado el año
pasado a través de A24, pero evidentemente con el cambio de gobierno
fue a través de la TV Pública por donde finalmente lanzaron el
proyecto.
Locos por el
campo es un programa conducido por Fernando Entín y emitido los
domingos a las 14 en formato de “docu-reality”, que según ellos
mismos reconocen “busca ser un medio para acercar el campo a la
ciudad de una manera amigable y entretenida, y pretende ser un
certero reflejo de lo que es la actividad agropecuaria en la
Argentina”.
Una verdad ni
amigable ni entretenida
Pero lejos de las
risas con los chanchos, las vacas y las peripecias de un cheto de
Palermo por las comarcas del agropower, la realidad es bien hostil y
perversa.
¿Qué es lo que
no veremos en este programa? En este programa no veremos los casos de
los obreros fumigados por el agronegocio. Casos como los del
exfumigador Fabián Tomassi, hoy con polineuropatía tóxica severa y
atrofia muscular generalizada.
Tampoco veremos
el caso de Ana Zabaloy, la maestra y exdirectora de la escuela N° 11
José Manuel Estrada de San Antonio de Areco, escuela fumigada
testigo, como las miles que hay en el país. Ana fue fumigada en
plena actividad docente por lo que sufrió de un adormecimiento
facial por dos semanas.
Tampoco estará
en Locos por el campo el caso del banderillero Jorge Salvador
Guillaume, asistente de aplicación aérea de agrotóxicos, quien en
2007 contrajo carcinoma labial inferior, un tipo de cáncer de boca,
y que luego falleciera.
Tampoco estará
el caso del pequeño de cuatro años Nicolás Arévalo, fallecido en
2011 luego de haberse intoxicado con endosulfán mientras jugaba a
las puertas de su casa. Nicolás aspiró el agroquímico pero también
al pisar un charco con el tóxico el veneno entró a través de su
piel. El agroquímico venía de la fumigación de tomates de la finca
de Nicolás Prieto, hoy imputado por homicidio culposo en un
histórico juicio que se desarrolla en estos mismos momentos en la
ciudad de Goya, Corrientes.
“En 2012 se
utilizaron 370 millones de litros de agroquímicos sobre 21 millones
de hectáreas, el 60 % de la superficie cultivada del país. Esto
significó que, en una década, los casos de cáncer en niños y las
malformaciones en recién nacidos aumentarán un 400 %”, denunció
en su momento el fotógrafo Pablo Piovano quien recorrió todas las
zonas rurales registrando el drama del lado más oscuro del
agronegocio y que se reflejara en su exposición El costo humano de
los agrotóxicos.
El herbicida
Roundup, comercializado por Monsanto, una de las más vendidas
formulaciones comerciales de glifosato, provocan la muerte celular en
pocas horas, provocando malformaciones durante el embarazo, abortos,
además de distintos tipos de tumores y enfermedades respiratorias.
No casualmente coinciden las zonas de mayores fumigaciones, con las
de mayor concentración de muertos por cáncer.
Tan solo en Santa
Fe la población expuesta a estos químicos llega al 50 %, y en toda
Argentina suman aproximadamente 13 millones, casi un tercio del país.
En Argentina el
50 % del suelo cultivable, 15 millones de hectáreas, le pertenece
solo a un puñado de 2 mil grandes propietarios, arrendando también
muchas otras, llegándose a utilizar este “paquete tecnológico”
sobre más de 20 millones de hectáreas.
Hay una ofensiva
de imperialistas como Monsanto, recientemente adquirida por la
alemana Bayer, en su intención de avanzar sobre la soberanía
nacional a costa de la salud popular y el medioambiente.
Recientemente la Comisión Nacional Asesora de Biotecnología
Agropecuaria, cueva de mercenarios al servicio de Monsanto, Bayer y
Syngenta, celebró 25 años de agromodelo contaminante
profundizándolo con el lanzamiento de dos nuevos OVGM de la
imperialista Dow Agroscience. Por otro lado, el macrismo busca
sancionar una ley de semillas pactada con Monsanto a medida del
agronegocio, tratando de finalizar el largo proceso de avance en el
control imperialista de la cadena productiva de alimentos y así
garantizarle una mayor porción de la renta agraria. La finalización
de este proceso tiene como condición tanto la criminalización de la
agricultura familiar como la criminalización de los opositores
políticos a un modelo agroextractivista que condena no solo a los
trabajadores rurales y pequeños campesinos a cada vez peores
condiciones económicas y sociales, sino que también a la población
de las zonas agrícolas a la proliferación del cáncer y otras
enfermedades respiratorias asociadas a su paquete tecnológico.
Es en este marco
que el macrismo le abrió las puertas a esta multinacional asesina
para tener un programa en la TV Pública. ¡Claro que sí, señores!
¡Locos por el campo!
Fuente:
Roberto Andrés @RoberAndres1982, Macrismo otorga a Monsanto un programa en la TV Pública: “Locos por la soja”, 03/12/16, La Izquierda Diario. Consultado 03/12/16.
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